Historia de una ruptura

NUNCA ME HE ENAMORADO

Pobre ingenua que no ha vivido lo suficiente. Que cree que todo en este mundo es un cuento de hadas. 

Esa soy yo.

Para entender como fui capaz de salir de mi cascaron y abrir mis alas al mundo, es necesario que conozcan mi historia desde el inicio (no desde mi nacimiento por supuesto). Y como la mayoría de los relatos importantes y significativos, el mío empieza con mi primera historia de amor.

- Erase una vez una niña miedosa e ingenua, llamada Anna, de 20 años que nunca se había enamorado. Quería experimentar, sentir lo que había leído en libros, olvidarse de todo a su alrededor, crecer, ser libre. 

Conoció por casualidad a un hombre que le hizo sentir cosquillas en el estómago... y en otros lugares que no sabía, se podía. Y se asustó.

Su inexperiencia se hizo visible de inmediato; la torpeza al rededor de ese hombre, al que llamaremos "Marco", el sudor frío cada vez que estaba cerca de él... Ella le propuso experimentar, se comportaba como toda una mujer (más bien lo que ella creía que era una mujer), pero cuando sus labios se juntaron con los de él en un primer beso que la dejó sin aire, se dio cuenta de que no podía hacerlo. No podía comportarse así porque no sabía como actuar.

Marco la tranquilizó, la abrazó y le dijo que todo estaría bien. Irían despacio.

Los días iban pasando, y Anna y Marco ya se habían acercado mucho, demasiado.

Tan pronto amanecía, se daban los buenos días, seguían con sus vidas pero siempre al pendiente del otro, preguntándose como estaban, que pensaban, si se verían pronto... tenían ansias infinitas.

Cada que alguno de los dos tenía tiempo libre, se veían en la casa de él, en el que los besos eran el plato del día y sus cuerpos desnudos el postre. Marco enseñó a Anna a descubrir y entender su cuerpo, a sentir, a disfrutar... y a cambio, Anna le demostró que era perfecto así tal cual era, que aunque su cuerpo no fuese el mas escultural, a ella conseguía volverla loca con un solo roce, con una mirada.

Siguieron compartiendo sus cuerpos, sus vidas. Pero todo en secreto, Anna no quería revelarle a nadie lo que sucedía entre ellos, pues tenían amigos en común y esa relación tenía fecha de caducidad, no valía la pena someter a sus amigos a tomar bandos si ambos sabían que ellos juntos eran algo efímero, sin futuro, de mutuo acuerdo que no haría daño a nadie.

Pero el secreto solo duró unos 4 meses. A ella le jugaron una mala pasada sus propias condiciones autoimpuestas; y de repente, Anna quería más.

Marco no sabía que hacer, cada vez que el insinuaba algo que implicara el compromiso, ella huía. Y ahora así como si nada ¿Ella quería algo mas? no lo entendía, pero lo aceptaba.

Pero pronto salieron a relucir las inseguridades de ambas partes, y un momento estaban bien y al siguiente peleando, se herían sin quererlo, y muchas veces sin siquiera saberlo.

Anna era muy sensible, pero se conocía bien, sabia que su temperamento la haría responderle a Marco con algo cruel, aun cuando el no le decía nada malo, pues sus peleas siempre eran  porque el le decía como se sentía y ella lo tomaba personal y como ofensa. Por ello, cada vez que discutían, Anna se quedaba callada, acumulando en su ser todos esos malos pensamientos, esas malas sensaciones, que la fueron pudriendo poco a poco por dentro.

A su vez, Marco huía de las discusiones, estaba harto de herirla sin querer, de lastimarla por ser honesto con ella, pero el no podía mentirle, ella merecía a alguien que se mostrara tal y como era, pero el intentaba con todas sus fuerzas ser ese alguien que ella añoraba, que ella deseaba.

Los momentos felices pasaron a ser escasos, y los malos ratos abundantes; hasta que tuvieron una tonta pelea que detono la bomba en la que se había convertido su relacion. Y paso lo que ambos sabían que pasaría, lo que tanto evitaron por amor y egoísmo, pero que sin saberlo era lo que querían.

Rompieron. Todo se acabó.