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Aún estando contra la pared Alicia estaba en el limbo solo besaba desesperadamente aquellos labios, sin acabarlo quitó la gorra del hombre y la lanzó al suelo, rodeó su cuello mientras este con sus brazos rodeó sus muslos para hacerla saltar y que enrollara sus piernas en su cadera, durante el salto la mujer temió caer, así que estiró una mano apoyándose en la parte superior de la chimenea y terminando con la vida útil de un florero, Sergio la volteó y comenzó a caminar hasta la cama que estaba a unos cuantos pasos mientras Alicia movía su cabeza de izquierda a derecha suavemente mientras seguía besándolo, la tendió, se miraron, nadie en esa habitación articuló una sola palabra, la pelirroja tomó la corbata perfectamente acomodada del hombre y la enrolló en su mano para así jalarlo y pegarlo a ella, el hombre en su mente lo único que tenía era tratar de llevarle el ritmo a Sierra, comenzó buscando los botones su pantalón mientras ella ya se había desecho de la cortaba y ahora iba desabotonando los botones de su camisa.

-Joder...puta camiseta interior-Sergio al estar encima de Alicia se sentó sobre sus propias rodillas y la mujer se sentó quedando frente a él, Alicia tomó la camiseta y en su desespero por quitarla la rasgó un poco pero logró sacarla con éxito, Sergio había logrado sacarle la blusa, ahora solo tenía aquel bralette de encaje negro.

Se volvieron a acostar pero esta vez era la mujer quién estaba arriba, Sergio subió una mano desde el muslo de Alicia, por la espalda hasta llegar a los broches de la prenda que contenía aquellos senos, liberándolos y acariciandolos, después desaparición las medias, pantalones, la braga y el bóxer, Alicia ahora bajo en hombre subía su pelvis instintivamente buscando el contacto con el hombre, era extraño, ninguna de los dos hablaba pero sabían perfectamente qué hacer para complacer al otro, no hubo otro beso solo gemidos por lo bajo, sus labios se rozaban y fue Sergio quién tomó la mandíbula de Alicia y introdujo su lengua en su boca buscando la de la mujer, al encontrarla se había desatado una batalla de poder, aún no había entrado pues en ocasiones llegó a rozar la entrada de Alicia, cosa que hacía que liberará suspiros y quejidos.

-Entra ya...por favor.

-Alicia Sierra rogando?

-No te confundas Marquina, yo no ruego-dijo agitada.

-Vale entonces no hay porqué hacerlo rápido-alejó por completo su miembro de la mujer, Alicia abrió sus ojos para ver cómo aquel hombre se lanzaba a sus senos y mientras mareaba uno con su mano, jugaba con su lengua con el otro, la pelirroja curvó su espalda en señal de placer, colocó sus manos en la espalda del hombre y con sus uñas perfectamente moldeadas y afiladas comenzó a aruñar la espalda de este dejando hilos rojos. Después pasó a tomar el cuello de Sergio para que este subiera y le comiera la boca, este se despegó y no fue directo a su boca sino a su cuello donde dejaba besos por todo lado seguidos de una mordida que seguro dejaba marca.

-Hazlo-sin darle más vueltas al asunto Sergio comenzó a penetrar a Alicia, para sorpresa de la mujer sintió un leve dolor acompañado de un pequeño grito ahogado, debía acostumbrarse al tamaño por lo cuál comenzó a hacer ciertos movimientos para adaptarse, volvió a atacar su boca, mientras el hombre subía y bajaba a un ritmo constante, encontró las manos de Alicia y entrelazó sus dedos con los de ella, poco a poco fue subiendo los brazos de Alicia hasta llevarlos al lado de la cara de la mujer, seguía entrando y saliendo, la mujer estaba tan exitada que pequeños temblores la invadían, soltaron sus manos, la mujer colocó sus dedos en la cabeza de Sergio para agarrar supuestamente cabello y el hombre acercó su boca al oído de ella para que escuchara sus gemidos, seguía recibiéndo las estocadas que hacían que sus senos hicieran movimientos circulares, Sergio se sentó y levantó a Alicia colocando una mano en su espalda e impulsándola hacia arriba, la mujer no lo besó como él esperaba, en cambio una sonrisa maliciosa estaba en los labios de la pelirroja, comenzó a besar el cuello del hombre mientras guiaba las manos de Sergio a su cintura, comenzó a dejar un camino de besos hasta su pecho, el hombre cerró los ojos hasta que los besos pararon, no quería abrir los ojos, no quería que aquello fuera solo un sueño y Alicia no estuviera así, pero al no percibir más contacto se armó de valor y abrió los ojos encontrándose a Alicia en la cama un poco lejos con la corbata en manos.

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