Cap 1.

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-Hola buenos días- La panadería estaba vacía, excepto por dos mujeres mayores que estaban hablando tras el mostrador cuando un chico rizado y bastante alto entró - Me llamo Harry y soy nuevo aquí en este pueblo. Estaba buscando trabajo y en lo único que tengo experiencia es de panadero. ¿Les hace falta algún puesto?

Eran dos mujeres. Una que parecía más mayor, con el pelo blanco y recogido en un moño y y otra un poco más joven, Harry supuso que tenía unos 55 años, de cabello castaño a la altura del hombro y unos ojos verdes bastante grandes. Harry sonrió de medio lado, la mujer más joven le recordó a su madre, con la misma sonrisa cariñosa.

-¡Hola! Bienvenido a la ciudad Harry! Yo soy Rose y ella es Mary.- Presentó con una expresión cariñosa la mujer de pelo blanco. - Has hecho bien en venir aquí, es la única panadería del pueblo y cada vez es más grande, no nos vendría mal un poco de ayuda joven, yo ya estoy bastante mayor-

-¿Qué dice? Si está usted genial- Alagó Harry. Sabe por experiencia que a las personas mayores les gusta que le digan que se ven jóvenes. Y puede que así también consiga el trabajo.

La mujer se sonrojó y rió bajo. Entonces la otra mujer que se parecía a su madre, ¿Mary se llamaba? Salió de detrás del mostrador y se acercó a Harry.

-Estoy de acuerdo con Rose, necesitaremos a alguien más. Ven conmigo voy a hacerte una entrevista y hablaremos los horarios y el sueldo. - el rizado no pudo evitar sonreír ampliamente. ¡Ya por fin había conseguido trabajo y eso que llegó ayer!

Los dos pasaron a una habitación que había detrás del mostrador. Bueno, realmente no era una habitación, era oscura y bastante grande solo había una ventana y estaba sucia por la harina que había en el aire. Estaba lleno de cosas que sobraban de la panadería. Al fondo había una mesa con dos sillas y un montón de papeles apilados encima.

-Perdón por el desorden, todo el pan y pasteles que sobran los llevamos al comedor social del pueblo y hoy todavía no nos ha dado tiempo.- explicó Mary. Arrastró una silla para que Harry se pudiese sentar y ella se sentó en frente.

Cuando Harry salió de la panadería ya era de noche y se dirigió a su apartamento. No estaba lejos, solo a un par de manzanas aunque era de noche y todavía no se manejaba bien por el pueblo, por lo que tenía miedo de llegar a perderse.

Iba feliz, habían llegado a un acuerdo bastante más favorable de lo que Harry se pensaba que iba a poder conseguir en su primer día allí.

Si no recordaba mal, tenía que doblar la siguiente esquina y su piso se encontraría al final de la calle. En esa esquina había un edificio de tres plantas y en la planta dos estaban todas las luces encendidas. Todas las luces, de todas las habitaciones.

Esto sorprendió un poco al ojiverde, aunque siguió caminando hasta su casa y efectivamente, allí estaba. Se sintió orgulloso de sí mismo, tenía una orientación bastante mala y estaba casi seguro de que se perdería. Dio las gracias internamente a quien viviese en esa casa, definitivamente había sido su faro para llegar sano y salvo.

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