Kalos Gremory tiene un sueño, y tiene que cumplir dos promesas.
Como aliado de su hermana, una serie de aventuras comenzaran a desarrollarse con la Academia Kuoh como centro.
Ahí estaba el grupo, formado por Kalos, Yubelluna, Irina, Xenovia, Yuuma y Karlamine, listos y armados. Estaban todos frente a un círculo mágico, aunque las chicas estaban intentando ajustarse en uniforme de combate que llevaban puesto.
Se trataba de un mono de combate, negro, blanco y rojo, que a simple vista parecía estar hecho de tela, pero se estaba fabricado con el material más duro del inframundo. En el lado izquierdo, justo sobre el pecho, se podía ver el emblema del Clan Gremory.
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-¿Estáis cómodas, chicas?-les preguntó a sus piezas.
-Es cómodo, pero se me hace raro... Es como si fuese desnuda-respondió Yubelluna-¿Así ibais a misiones los miembros del Clan Gremory?
-No... Solamente Sairaorg y yo, aunque Sairaorg llevaba el del Clan Bael-respondió Kalos, tronándose el cuello-¿Estáis preparada?
-Durandal, lista-asintió Xenovia.
-Fusedcalibur, lista-siguió Irina.
Kalos miró a su torre, alfil y dos peones y las cuatro asintieron. El joven Gremory dio un paso al frente y se adentró en el portal, seguido de sus piezas. Al segundo abandonaron la Mansión Gremory y aparecieron en un bosque, frente a dos personas encapuchadas, una más alta que la otra.
-¿Mikaela Hyakuya?-pregunto Kalos, creando un círculo mágico por si acaso.
Uno de los hombre dio un paso al frente y se bajo la capucha. Se trataba de un joven de unos dieciséis años, con el cabello rubio, medio largo y algo despeinado. Sus ojos eran rojos y se podían vislumbrar dos colmillos por debajo de la comisura de sus labios.
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-Sí, soy yo... ¿Sois Kalos Gremory y su nobleza?
-Sí que lo son-respondió el hombre que estaba a su lado-Jamás olvidaría la cara del hombre que me quemó el rostro pero que tan bien está tratando a mi hermanita.
Y se quitó la capucha, mostrando quien era. Se trataba de Raiser Phoenix, con una cicatriz de quemadura en el rostro, pero les estaba dedicando una sincera sonrisa.
-Raiser... ¿Eres el apoyo del que habló mi hermano?
-Sí... Me ofrecí voluntario. Fui un capullo y quería solucionar de alguna manera los daños que les causé a mi nobleza y a tu hermana.
-Dejaste rota a Mihae... Lo sabes, ¿no?
Raiser asintió con sincero pesar en el rostro.
-No necesitas mi perdón... podré mirarte a los ojos cuando Mihae pueda perdonarte y no tenga que controlar a Yubelluna las ganas de matarte-Yubelluna lo estaba mirando seria, agarrando con fuerza su bastón mágico-Pero eres el hermano de Ravel y ella es muy importante para mí... Está misión seré tu aliado, pero cuando termine, pasaré de tí... Centrémonos ahora en la misión. Adelante, Mikaela.
-Como bien sabréis, Krull Tepes sama y Valerie Tepes sama fueron secuestradas, pero sospecho que King Tepes sama y lord Marius Tepes sama han estado secuestrando vampiros de sangre noble que puedan poner en peligro sus aspiraciones.
-Pero... Valerie también tenía un poderosa Sacred Gear, ¿no?-comentó Kalos-Una Longinus si no me equivoco, como la de Gasper Vladi... ¿Cuál era?
-Sephiroth Graal-respondió Mikaela-La están usando para modificar vampiros y hacerlos más poderosos con algo llamado espadas de sangre... Potencia sus poderes hasta niveles insospechados.
Kalos escuchaba con atención. Eso era más peligroso de lo que pensaba. Se estaba comenzando a preocupar por la seguridad de sus piezas.
-Yo he traído lagrimas de fénix-dijo Raiser-Una por cabeza y tres por si acaso... ¿Qué habilidades tenemos? Lo mejor será que tengamos toda la información posible antes de idear un plan.
Kalos asintió de acuerdo.
-Bueno... yo tengo el poder de la destrucción, porta la espada sagrada y legendaria Excalibur, y mis dos familiares, Hati y Sköll son partes de la Sacred Gear Armament Werewolf.
-Vaya... Eso no me lo esperaba-dijo riendo entre dientes Raiser-Yo puedo regenerar mi cuerpo y lanzar fuego, básicamente soy un ave fénix.
-Yo genero explosiones-indicó Yubelluna-y la magia elemental del fuego es mi especialidad.
-Soy muy buena estratega, puedo regenerar mi cuerpo y lanzar fuego... Se algo de lucha cuerpo a cuerpo-dijo Ravel algo nerviosa.
-Yo, como medio ángel caído, puedo crear armas de luz y he aprendido a usar magia de agua-explicó Yuuma orgullosa-y si el Yakitori se acerca a mis amigas le atravesaré con una espada de luz.
Raiser tragó saliva.
-Soy espadachina y puedo cubrir mi espada de elementos, aunque aún manejo mejor el fuego-dijo Karlamine.
-Yo poseo la espada sagrada Durandal-dijo Xenovia.
-Y yo a las Excalibur fusionadas, o como yo la llamo, Fusedcalibur-terminó Irina.
-Yo soy vampiro-dijo Mikaela-Pero también soy espadachín, aunque hace poco perdí mi espada... Creo que podemos trabajar con eso no.
Kalos se rascó el mentón y miró a lo lejos, donde un gran castillo coronaba una cumbre y se podía ver como entraban distintas personas, volando.
-¿Tenemos forma de entrar?-preguntó Ravel.
-Sí... Hay un pasadizo que lleva a la casa de mi familia humana, cerca de palacio.
-¿Hay humanos ahí?-pregunto Raiser-¿Cómo es que no se sabía nada en el inframundo?
-El Rey lo mantiene todo en secreto-explicó Mikaela-Quiero sacarlos de ahí, pero tienen a demasiados guardias e inhibidores de portales.
-Entiendo... Tendremos que ir a saco entonces. Vayamos primero con tu familia, Mikaela.
El vampiro rubio asintió y los comenzó a dirigir a la salida del bosque, evitando distintas patrullas de vampiros. En una ocasión, se toparon con un grupo de tres patrulleros, armados con espadas sagradas de nivel bajo.
-No nos matarán, pero marca dejan seguro-murmuró Yubelluna-¿Qué hacemos?
Kalos esbozó y leve sonrisa y le hizo dos gestos a Xenovia y a Irina, que asintieron decididas.
En un destello, los tres desaparecieron, agarrando a los vampiros con fuerza y tapándoles la boca para que no hiciesen ruido. Al segundo, tres dagas de luz lanzadas por Yuuma salieron disparas, atravesándolos a los tres y haciendo que se convirtiesen en cenizas.
Finalmente, alcanzaron una alcantarilla y Mikaela les indicó que lo siguiesen al interior. El camino fue arduo, pero gracias a Raiser y Ravel, su fuego les iluminó el camino.
El primero en salir fue Mikaela, mirando a todos lados para asegurarse de que no había nadie y los guio a todos al interior de una casa casi en ruinas. Al entrar, se encontraron con una familia, compuesta de niños, el más mayor posiblemente de la edad de Mikaela, comiendo curry.
