O1

1.6K 207 9
                                    

Las risas de los hombres y mujeres en aquel bar eran ruidosas, las cervezas chocando entre sí, la música sonando de fondo. Todo un ambiente hecho para aquellos marineros.

Hablando sobre posibles tesoros en las profundidades del mar, algunos robos hechos, leyendas y mitos sobre lo que es o sería una vida como un verdadero pirata.

Jake sonrió, llevando un mechón de su largo cabello atrás de su oreja. Se levantó con una botella de ron en su mano derecha, sus botas resonando cuando se subió en la mesa central del bar. 

―Caballeros ―habló fuertemente, ganando la atención de todos los presentes. Sus bonitos dientes quedando a la vista cuando siguió―, hoy estamos celebrando otro gran robo. ¡Hagámoslo con gusto, joder! ―gritó, el lugar llenándose de bullicios de emoción y carcajadas. Arreglándose su sombrero, llevó la botella a su boca, tomando todo lo que quedaba de forma rápida, haciendo una mueca de suficiencia cuando terminó.

 Moviéndose para bajarse, la puerta del bar hizo un estruendoso ruido cuando chocó contra la pared, avisando que alguien estaba ingresando. Shim alzó su mirada y rodó sus ojos cuando vio de quién se trataba.

―Buenas noches ―sonrió coqueto el peliplata, todo quedando en silencio ante tal sorpresa―¿Andan celebrando sin nosotros?

―Park Sunghoon, que desagrado verte aquí. ―sonrió burlón, ganando una pequeña risita de Park. 

―Para mí, es todo lo contrario, mi amado Jake ―miró a sus espaldas un momento, mirando de soslayos a sus compañeros―. Mis hombres y yo queremos quedarnos un rato, ¿Podemos? 

El rubiecito alcanzó la mano de su mejor amiga, Liz, bajando con ayuda de la mesa. Caminó directo al de cabello plateado, a penas estuvo con sus pies en el suelo, encarándolo y alzando su barbilla para verse más serio. 

―¿Tramas algo, Park?

Sunghoon alzó una ceja y acarició superficialmente la barbilla del más bajito. 

―Nada que no quieras, lindura. ―sonrió de lado, Shim bufando y retirándose a su lugar.

―Bien... ―se cruzó de piernas, en su gran sofá en la esquina del bar― pueden quedarse, de todas formas... no me hace mal tener algo de qué burlarme.

 Y así comenzó una noche un poco diferente a lo que Jake estaba acostumbrado.

Sin esperarse que esa misma noche, en donde la luna brillaba en todo su esplendor... ocurriría algo sumamente especial.



𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗔́𝗡 𝗣𝗔𝗥𝗞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora