Año 2001 marca el calendario colgado en la pared despidiendo el siglo XX. En una ciudad gris al este del mundo era habitual ver las familias reunidas en una cena formal dando la bienvenida al nuevo milenio.
- Tengo que conversar con ustedes algo importante -expresó Miguel, el menor de su familia.
Todos estaban reunidos en la mesa cenando mariscos frescos y pan de hogaza, propicio para la celebración. Presentes estaban sus tres hermanos mayores, sus padres y su tío.
- ¿Qué es hijo? -respondió el papá dudoso.
Los demás miembros intervinieron y también cuestionaron:
- Nos tienes preocupados desde ayer.
Miguel tiritaba su palabra ante miradas perplejas y minúscula preocupación. Normalmente Miguel era el personaje jovial de payasadas, aunque esta vez mostraba estar firme en su decisión.
- He decidido tomarme la pastilla del pretérito -dijo Miguel libre de la carga innecesaria de sostener. - Hablé con el doctor Danés. Me pautó la cita para la madrugada de mañana.
Con el reojo hacia Don Eliseo, su padre de carácter fuerte afirmó: "solo deseo su apoyo familia".
- ¿Esto es un chiste verdad Miguel? Vamos, acábalo ya -manifestó Don Eliseo dando un golpe sobre la mesa que retumbó la vajilla. Nervioso y escéptico pretendía reírse ante la familia reafirmando que se trataba de un chiste acostumbrado.
- Papá...la amo. No sabes cuántas veces practiqué frente al espejo del baño buscando todas las maneras habidas y por haber para decirte esto. -dijo Miguel mirándolo seriamente.
- Hijo mío -decía riéndose -es porque no has podido superar a esa mujer. ¿Sabes cuántas jóvenes hermosas quedan en el mundo? ¿Vas abandonar a tu familia y tus metas por quien decidió renunciarte? Me avergüenzo de ti.
Don Eliseo finalmente se levantó del sofá central y mirando con decepción a su hijo salió a su vehículo.
- Hijo, ¿estás seguro de tomar esta decisión? Tienes mucho que hacer y vivir, no creo que esto valga esta discusión. -opinó su mamá entristecida.
El mayor de los hermanos se mofó expresando estas palabras:
- Vaya, pero qué forma de herir a la madre. Acaba el chiste, ya esto no da gracia.
También el hijo primogénito acompañaba a su padre en el exterior acercado de la casa.
- Mamá...tu apoyo me ayudará a no repensar esto. -dijo Miguel secándose las primeras lágrimas.
Doña Ana, en un intento de abrazar a su hijo desanimado, no logró permanecer hasta irse a su cuarto sollozando.
- Tengo algo que confesarte Miguel. ¿Puedes sentarte un momento? -dijo tío Douglas, el remanente en el comedor con su tono raspado. - No queda más que hacer, has tomado la decisión. Solo quiero decirte que existe no una, sino dos pastillas que el Dr. Danés ha creado, la pretérita y la venidera. ¿Estás seguro de consumir tal pastilla? - cuestionó Douglas.
Miguel miró hacia la ventana de la sala con nostalgia capturando por última vez la natura concreta que disolverá.
-Es que en mi pasado está lo que una vez me hizo sonreír, tío. Me entristece zafarme de este nido familiar, pero no hay nada más que anhelar que esto.
Douglas responde sonriente, palmándole el hombro diciendo: "todo te irá bien, sobrino". Terminando el escrito de su nostalgia y los vaivenes de la vida, contempló los árboles y el cielo níveo y alguna que otra ave aleteando, hasta marcharse al Centro de Sueños.

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Ecos de Florén
Short StoryEn estas diferentes narrativas cortas, encontrarán el lado oscuro a la ciudad de Florén. Una ciudad mística, ocultado en algún escondrijo del mundo, donde predomina el mal. Dentro de esta ciudad surgen relatos que dejarán al lector perplejo, asombra...