No quiero que sea causa perdida

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Protagonista: Hasgard.

Shippeo: Hasgard x Oc.

Nota: Quiero recalcar una cosa, lo "Canon" en este ship son "Lindo" Que esta en el primer libro, y medianamente esta ya que quería escribir su declaración.  El resto es un "Que tal si?" Que se me ocurre en el momento.

No tenia porque hacerlo, Aldebarán como Santo de oro tenía que estar para Athena en medio de una guerra entre dioses, no tenia porque, no tenía la obligación de hacerlo pero aun con eso, luego de ese momento, el santo de oro cumplió su promesa de ...

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No tenia porque hacerlo, Aldebarán como Santo de oro tenía que estar para Athena en medio de una guerra entre dioses, no tenia porque, no tenía la obligación de hacerlo pero aun con eso, luego de ese momento, el santo de oro cumplió su promesa de no dejarla sola, y siempre la visitada. Residiéndole al verla con una sonrisa en un gesto tierno a los ojos de ella.

Lentamente, la mano de la pelirroja paso por una de sus piernas, donde había sido herida aquella vez al ser lanzada, sintiéndose apenada por dejarse agarrar desprevenida cuando busco proteger el bosque donde vivía, pero sonrojándose al recordar la calidez cuando el santo la cuidada al momento de estar entre sus brazos, creyendo que era una criticara del bosque, aun estada en su forma zorro, riendo al recordar su expresión al verla como era de verdad pero reponiéndose para cuidarla, quedándose con ella unas horas más. Hecho que se ha mantenido con cada visita, estada segura que ya era importante para el toro, no estada cerca de conocerlo de pies a cabeza pero había esa sensación de querer hacerlo, dándose cuenta, o por lo menos, una grata de idea de sus propios sentimientos, y queriendo saber sobre que sentirá Hasgard.

Como Pitia su principal poder era ver el flujo del tiempo atreves de la naturaleza, pero... No, no era capaz, no era capaz de usar eso a su favor para saber sobre su destino con su curioso amigo. Aunque, de por si el destino los reunió de una forma, muy pero muy peculiar.

La joven mujer solo sonrió, recostándose en el tronco de ese árbol.

...

Para el santo de Tauro no eran tan complejo salir del santuario unas horas para visitar a la mujer pelirroja, Sage se lo permitía cada tanto ya que no era el único santo que llegada a salir del santuarios por unas horas lejos de sus misiones, Cid lo hacía para pulir su Excálibur, Manigoldo para divertido, donde a veces le acompañada, etc. Sage solo les dejada con la objeción que tuviera cuidado pero que recordara que una guerra lo necesitada como guerrero de Elite, algo a lo que el toro no tenía el más mínimo inconveniente, siempre tuvo en claro ese destino.

Perdiendo las alegría en su rostro el de cabellos blanco se detuvo un momento perdido en sus pensamientos, recordando su "Situación" en el Santuario había corrido rápido el rumor que sus salidas eran por una chica, lo cual ha salido murmullos desde los más castos hasta los más impuros, (¿Enserio les importada como la tenia?)

Suspiro, mirando a sus alrededores empezando a cuestionarse varias cosas, casi todas iban en su relación con la pitia mientras devolvía a su camino. Siempre se ofreció a verla o cuidarla, porque estada preocupado, ella tenía un aspecto frágil, como si muñeca de porcelana fuera, y cuando la vio por primera vez, quiso cerciorarse que estada bien, pero se llevo una grata sorpresa entre más tiempo la veía, ella tenía 2 aspectos, uno tímido que iba desapareciendo entre más tiempo juntos los pasaban, junto a otro más lanzado o pícaro, que le dejada impresionado en un primer momento, no de mala forma claro. Le gustada el tiempo con ella después de todo.

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La armadura de tauro estada guardada en su pandora box cargada en la espalda del santo guardián del segundo templo, usando la pelirroja este hecho para darle una pequeña sorpresa al santo, parándose sobre la caja y acariciando el rostro del santo con su hocico, haciéndolo reír de forma suave.

- Te estada buscando. - Le dijo, dejando la caja en el suelo, y sosteniendo a la pitia en sus brazos, acariciando su lomo con cuidado, sintiéndola apegarse antes de alejarse para verlo ya en su verdadera forma.

- Lo sé, quise sorprenderte. ¿Lo logre? - Expreso, pasando su mano por su pelo en un gesto inocente.

- Ummm... Yo diría que sí. Creo que aun no me he acostumbrado a ese cambio tuyo. - Hizo saber, pasando su mano por su nuca. Haciéndole una seña para sentarse y hablar un poco más cómodo. - ¿Cómo has estado?

- Creo que eso lo debería preguntar yo. Has estado peleando después de todo.

- Calma, este cuerpo es casi es resistente como hierro, lo "Gigante" no lo tengo por nada. - Bromeo, haciendo reír a la pelirroja. - Aparte que... - Iba a decir algo pero a último momento se detuvo, moviendo la cabeza de un lado a otro y recordando cierta duba. - Por cierto, he querido preguntarte, dijiste que un dorado mato a tus compañeras. Pero nunca hemos vuelto a tocar el tema.

- ¿Quiere saber de eso? - Asintió. - Bueno, nosotras custodiamos el oráculo de belfos, pero este nos vio una profecía donde un hombre poseído por oscuridad, portante de una armadura de oro nos mataría, ninguna tuvo problemas en que... Bueno, aceptar ese destino, pero aun con eso nuestra líber, otras 3 pitias y yo, se nos pidió... Como decirlo, escapar para resguardar los conocimientos que nosotras guardamos. Aun con todo lo que paso, sé el rostro de quien fue ese asesino, no importa los deseos de las otras, yo solo puedo odiarlo por sus actos, por eso hubo un punto en el que llegue a pensar que los caballeros de Athena nos habían traicionado... Hasta que, lo conocí a usted.

- Es una historia muy trágica. Lo siento. - Musito, divagando en su mente sobre eso, tenia varias teorías sobre lo que paso ese día. 

- Nada le tengo que perdonar. Descuide. Le agradezco por siempre acompañarme, a pesar de las circunstancias.

- Pienso lo mismo. - Le sonrió, la mano del toro se movió de forma lenta para quedar sobre la de ella, acariciándola con cuidado. - Por cierto... He querido hablar de ese tema. Como santo, no sé qué tanto tiempo más pueda estar.

-Yo también, siempre se me ha hecho curioso que a pesar de no tener ninguna obligación conmigo siempre se preocupa por mí, y de hecho...

- Tú eres importante para mí, no quisiera que conocernos sea causa perdida. - Sonrojado le admitió, volteándose tímidamente para verla a los ojos. - Yo... - Se cayó, o mejor dicho ella lo cayo, pasando su manos por su pelo mirándolo algo sonrojada, no se fue hasta sintió cuando los labios de la chica se sellaron en los suyos que sus ojos se abrieron de par en par. - Eso fue rápido... - Solo alcanzo a comentar eso, sonriendo ante la irónica, ósea si, se conocían desde hace tiempo, pero apenas llevada como 10 minutos con ella ese día. - Voy a tomar eso como te amo y he de decir que también te amo. - Sujetándola entre sus brazos la acerco y acomodo contra su pecho en un abrazo, para besarla de forma más cómoda para ambos, ya que Hasgard tenía que inclinarse mejor debido a la diferencia de estatura y compleción, en su pecho y entre sus brazos podía esconderla de forma fácil después de todo. Siendo interesante como encajaban bien, el uno con el otro, en ese momento.      

- Alde.. 

- Hasgard, ese el mi verdadero nombre, me lo cambie por ciertas decisiones, no empezare mal esta relación, puedes decirme por mi nombre sin problemas.  - Le hizo saber, ella asintió, parándose y buscando guiarlo. 

- Lo pensare, mientras, ven, quiero mostrarte un lindo lugar para los 2 solos. - El toro sonrió, parándose y siguiéndola por ese bosque. 

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Por si preguntar, Towa tiene casi la misma estatura de Yuzuriha. Siendo honesto quería tocar el tema de Aspros cuando ella conozca a los dorados, pero me parece tonto que no lo hayan hecho antes.

Y si, Hasgard ya tiene una clara idea de quien es.  

Tauro Gold Saint Zone (Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora