Capitulo 3
MIA
Temperatura: 3.3°CDespués de eso, lo volví a ver. Siempre en el frío.
El se quedaba a la orilla del bosque que comenzaba en mi patio trasero.Sus ojos amarillos, siempre me estudiaban mientras llenaba el alimentador de pájaros, o sacaba la basura, pero nunca se acercó.
Durante el cambio de día a noche, un cambío que parecía durar por siempre en el invierno de Minessota, yo solía sostenerme del congelado columpio de llanta hasta que sentía su mirada, o
despues cuando ya me columpiaba, me bajaba de el y silenciosamente me acercaba a él, con mi mano por delante, la palma hacia arriba, mi mirada hacia abajo, sin ningúna amenaza. Yo estaba tratando de hablar su lenguaje, pero no importaba cuanto tiempo esperara, o cuantas veces tratara de tocarlo, él siempre desaparecía antes de que pudiera cruzar la distancia entre nosotros. Nunca le tuve miedo, el era lo suficientemente grande como para tirarme del columpio, lo suficientemente fuerte para tirarme y arrastrarme hacia el bosque, pero la ferocidad de su cuerpo no estaba en sus ojos.Recuerdo bien su mirada que contenía cada matiz del color amarillo y yo simplemente no le podía temer.
Yo sabía que el no me lastimaría, y queria que el supiera que yo tampoco lo haría. Espere y espere y el tambien esperó, pero la espera no parecía tener una razón. Sentía como si yo fuera la única que se acercaba, aunque él siempre estuvo allí. Yo lo miraba, él me miraba, aunque nunca demasiado cerca, pero tampoco demasiado lejos.
Y así esto se volvió un patrón inquebrantable por los siguientes seis años. La acechante presencia de los lobos en invierno y las aún más acechante ausencia de ellos durante el verano.
Nunca le puse realmente atención al tiempo.Yo pensaba que eran lobos . . . solo lobos.
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TEMBLOR
RandomDurante años, Mia Becker ha observado a los lobos en el bosque detrás de su casa. Un lobo de ojos amarillos y pelaje rojizo, su lobo, es una presencia escalofriante sin la que parece que no puede vivir. Mientras tanto...