📖SESENTA Y CUATRO📖

75 11 0
                                    

Más de 5 minutos fueron los que estuve en los brazos de Ami y la verdad no me podía quejar. De no ser porque comenzaba a anochecer y era hora de nuestra última tradición del día, me habría quedado ahí todo el día.

Levi, Eren y Armin se levantaron después de la puesta de sol, en busca de leña para armar una fogata; mientras que Ami y Mikasa preparaban un círculo de piedras sobre la arena y sacaban los bombones de donde sea que los ocultaban cada año. Michele cargaba a Hannes mientras hacía la difícil tarea de convencer a Kikyō de salir del agua. Mi labor fue evitar que Carla y Hange hicieran alguna tontería o tuvieran una gran idea; como aquel año en que se le ocurrio buscar rocas enormes que sirvieran como asiento, por supuesto que encontraron algunas, pero en la primera de ellas al moverla, resultó ser el nido de mucho insectos que enseguida brotaron y se les subieron al cuerpo, griteron por horas hasta que las arrojamos al mar y se deshicieron de los bichos.

20 minutos más parte...

-¿quién hará los honeres este año? - pregunto Armin con entusiasmo preparando los cerillos para encender la fogata.

Todos guardaron silencio. Y esque, por honores, si bien podía referirse a encender nuestra fuente de calor, también se incluía un discurso sobre la vida; así pues, nadie quería dar aquel discurso ningún año y Armin siempre terminaba haciéndolo, lo cual era bueno, pues de todos era quien tenía mejor habilidad para con las palabras.

-bueno, lo haré yo... - dijo mirando mal a Eren quien soltó una risilla burlona - como cada año, en este, nuestro festejo por un nuevo año, nos toca hacer recuento de los sueños cumplidos...

La tradición decía que en esta reunión anual, sería nuestro ritual de año nuevo, sería un día en el que pensar en el futuro y analizar el pasado era la orden del día. La risas, casi obligatorias, debían ser por todo lo que no pudieron reír en el pasado. La comida, por el hambre que pasaron. Los amigos, que ocupan el lugar de quienes ya no están y de la familia que todos perdieron.

-... aquí donde marcamos el inicio del fin hace tantos años, aquí se cumplio mi gran sueño y representó el de ustedes... - siguió diciendo el rubio.

Sabia la historia del descubrimiento del mar, sabía que lo que había impulsado tantos años a Armin a seguir era su idea de que aquellas aguas con sabor a sal y que difícilmente podían calcularse eran ciertas. Pero también sabía que, haber llegado a este punto, significó que habían quedado libres de los titanes, al fin su anhelada libertad estaba frente a sus ojos.

-por eso, de nuevo haremos recuento de lo que hemos logrado aún después de la batalla, daremos gracias por que al fin acabó todo y desearemos lo mejor para el futuro - concluyó Armin.

Así que si, ahora cada uno contaría, en un listado breve, todo lo que logró desde nuestra última fogata, hasta la actual. Lo haríamos incluso por Jean y Connie. La siguiente hora, hablamos de logros personales, académicos, profesiónales, una que otra anécdota, alguna enseñanza, lo normal; la lista más divertida siempre era la de Hange, la más emotiva la de Armin, la más corta la de Mikasa, la más interesante la de Michele, la más imposible la de Carla, la mejor pensada la de Kikyō, la más variada la de Eren, la más normal la de Ami y la que tenia mas sorpresas era la de Levi.

Terminado aquel ritual y mientras observabamos quemarse los bombones al fuego, pensábamos en metas, propósitos o en simples deseos que queríamos cumplir durante el siguiente año. En otras fogatas, mis deseos siempre hiban encaminados a poder conseguir algún juguete nueve, poder librarme de la escuela o que mis padres me dejase tirarme al aire libre sin hacer nada; pero este año era diferente, más que nada, aquel primer pensamiento precipitado y premeditado desde hace semanas se volvió lo que más deseaba en este momento, quería que aquelloa tormentosos recuerdos dejasen de fluir por la mente de mis padres, quería que pudieran disfrutar lo que teníamos sin tener que preocuparse por lo que habian perdido en el pasado.

-pst... Pst... - me llamo en susurro Carla.

Se había acercado sigilosamente mientras los adultos procuraban preparar más botanas para el resto de la velada.

-ojalá fueras más ruidosa - me queje al recibir un susto de muerte.

-y cuando lo soy me haces callar - se defendió ella mostrándome la lengua. - pero no venía a eso...

-¿entonces?... - le dije bajando la voz, aunque estaba casi completamente seguro de que mi padre nos estaba escuchando.

-el lunes comienzan las clases - dijo.

-oh, ¿de verdad? -pregunté con una sonrisa burlona.

-calla... - me dijo sentándose a mi lado. - es un año nuevo, estaremos en un grado superior al anterior...

-eres toda una genio - seguí burlandome.

-lo que significa que tendremos acceso a "esa" sección de la biblioteca - insinuó ignorando mi comentario anterior.

-espera... ¿Que no nos prohibieron ir? - le pregunté haciendo memoria.

-solo hasta que estuviéramos en séptimo - sonrió malévola - y adivina a que grado vamos a pasar.

-momento, pero quedamos ir hasta octavo para que Kikyō tuviera permiso de entrar - la detuve.

-yo tengo el permiso hace un año - respondió la mencionada. - ustedes pudieron tenerlo, pero intentaron entrar a escondidas a la vez que se saltaban clases.

-si bueno, no me arrepiento de nada - soltó Carla sin inmutarse. - de hecho, no me molestaría faltar a un par de clases, como matemáticas y química...

-estas por reprobarlas - le recordé.

-te quedaste dormido la mitad de la clases de civismo - me recordó también Carla.

-aún me sorprende que hayan llegado tan lejos - comentó Kikyō por lo bajo.

-ser hija de alguien famoso tiene sus ventajas - confesó Carla con orgullo.

-¿donde he oído eso antes? - pregunto de la nada Levi.

Efectivamente había escuchado toda nuestra conversación, pero no fue hasta este momento que decidió intervenir. ¿La razón? Poder fastidiar a Eren con algo.

-yo también escuché de alguien que dormía en clase - se adelantó Ami burlona. Asi es, también había escuchado.

-tus padres dan miedo - susurro Carla.

-¿y los tuyos no? - pregunté incrédulo.

Me mostró la lengua de nuevo. Mientras tanto, Levi y Ami se habían distraído en su propia conversación sobre de quién habia heradado yo, sus malos hábitos; no era un secreto que durmiera en clases, no en todas y aunque así fuera, mis calificaciones eran buenas, así que no podían quejarse.

-en una escala del 1 al 10, tus padres son un 10, los míos un 8 y los de Kikyō un - 10 - explicó Carla pensativa.

-¿cómo puedes reprobar matemáticas? - se preguntó a si misma Kikyō, impactada con su mayor.

Bueno no podía quejarme, quizá mis padres no eran un 10, pero si un 9. Y definitivamente, Armin y Michele eran un - 10, no había padres más tranquilos y amorosos que ellos.

Levi's diaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora