Capítulo 01

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Perth miró por el escaparate de aquella pequeña cafetería en la que estaba sentado tomando un zumo. Se encontraba inmerso en sus pensamientos, como casi siempre; no dejaba de pensar en aquel chico que se había convertido en su mejor amigo y en su primer amor. El mismo que representaba su mayor calvario, porque además de que solo lo veía como a su hermano, era heterosexual, cosa que avalaban sus múltiples relaciones con chicas. Por otra parte, la promiscuidad de su amigo era también un obstáculo a una posible relación entre ellos.

Suspiró y le dio el último sorbo a su vaso para salir de aquel lugar y reunirse con su amigo. Lo había llamado para dar una vuelta y hablar, seguramente, de las nuevas conquistas que había tenido. Nunca supo cómo decirle que no quería saber de esas relaciones porque estaba enamorado de él y que le hacía sentir incómodo contándole todo aquello.

Esperó durante unos minutos a que llegara su amigo, sabiendo que llegaría tarde como en la mayoría de las ocasiones. Al verlo llegar, se le iluminó la cara y le dedicó una dulce sonrisa.

—Buenas, Perth. Perdón por llegar tarde —sonrió en señal de disculpa.

—Hola, Mean. ¿Cómo te va? —comenzó a caminar, siendo seguido por el azabache.

—Bien, he tenido mucho trabajo por la universidad —suspiró—. Tengo que disculparme por eso contigo, no he podido quedar mucho en este tiempo.

—No te preocupes, lo más importante son los estudios —sonrió—. Yo estoy muy feliz porque terminó este año, aunque ahora empieza la etapa de buscar trabajo —hizo una mueca.

—¡Tienes tanta suerte de terminar ya! —le dio un golpe en el brazo a modo de broma.

—¿Y con las chicas qué tal?

—Bien —sonrió de forma pícara—. Varias compañeras han caído ya —le guiñó un ojo.

—Ahora entiendo lo de “mucho trabajo” —le devolvió el guiñó.

—¡Oye! —lo golpeó flojo—. ¿Y tú?

“Amándote desesperadamente” pensó Perth. —Normal, alguna que otra —mintió.

—Te iba a decir que hoy hemos quedado los chicos y yo, ¿quieres venir? Sé que no eres de ir a discotecas, pero hace mucho que no quedamos. Me encantaría que vinieras.

—Lo siento, Mean, pero estoy algo cansado y tengo que levantarme temprano para arreglar un papeleo en la universidad.

—Está bien —resopló el azabache—. Al menos aprovecharé este tiempo contigo —le dijo sonriendo de forma amplia.

 Al menos aprovecharé este tiempo contigo —le dijo sonriendo de forma amplia

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Perth se perdió de nuevo en sus pensamientos mientras descansaba en su cama. Miró hacia el techo como si fuese a obtener alguna respuesta y suspiró al ser consciente de que no podía hacer nada.

Le dolió el pensar que Mean saldría de nuevo aquella noche y que conocería a numerosas y bonitas chicas que intentarían tener algo con él. Elegiría a la más alta, delgada, de pelo negro y piel morena, y con unos labios que provocaban besarlos nada más verlos.

Mi nueva mejor amigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora