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Mientras Lisa volvía a su casa, estaba pensando en cómo decirle a sus amigas lo que iba a hacer, y como se estaba organizando, estaba muy contenta, aparte había leído que las heladerías le daban helado gratis a sus empleados, ¡Rosé estaría encantada si se enteraba de esto! con lo poco que conocía a esa chica sabia lo mucho que le encantaba comer, le sorprendía que aun estaba en forma.

Lo primero que hizo Lisa al llegar a su departamento fue hacer las tareas para el día siguiente, no podía obtener malas calificaciones, y menos por pereza.

Luego de terminar todos sus deberes Lisa agarro el celular y se recostó , su gato se sentó al lado de ella buscado comida, pero la comida de su gato se había acabado, Lisa se sintió demasiado mal, para colmo, lo único que había en su casa era atun, un tomate y una manzana, Lisa tenia planeado comer como cena el atun y el tomate sobre una tostada, pero claramente ella le cedió el atun a su gato, ella se sentía tan mal, ¿Como pudo olvidarlo? Lisa se sintió muy frustrada, no había sentido en negarlo, ella era enfermizamente autoexigente. Después de sus primeros años de primaria ella sentía que tenía que ser excelente para no decepcionar a nadie, y ahora que se había ido de su país natal, más presión caía sobre ella.

Ella comenzó a llorar, ni siquiera tenía planeado cenar, ya se le había ido el apetito. Lisa tenía esa costumbre, saltearse comidas. Algo super dañino, pero no lo hacía con una intención, pero se le iba el apetito cada vez que se frustraba, y eso pasaba frecuentemente.

Lo único de lo que fue capaz fue de tomar a su gato y dormir abrazada a el. La culpa la comía por dentro.

Si alguien que no la conociese escuchara esta situación pensaría que es una patética "Es una exagerada" "Que dramática" Pero nunca nadie se pondría en los zapatos de Lisa por elección propia, ni ella misma, preferiría ser como Jennie, o Jisoo, bonitas, ricas, consentidas, total, si no sabían nada a nadie le importaba, eran ricas, podían tranquilamente vivir por el resto de su vida con el dinero que tienen gracias a sus herencias, ojalá pudiera ser así, pensaría Lisa.

Con un nudo en la garganta, Lisa por fin pudo dormir

Nos Encontramos/ JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora