Intentamos serlo todo

Claudia

Quizás sólo éramos eso. Dos almas rotas que buscaban compasión y acabaron encontrándose la una a la otra, rompiéndose aún más. Pero Antonio era mi primer... ¿amor? Hasta el día de hoy le sigo viendo como el villano de la película, pero no se muy bien porque. Quizás fue porque me rompió el corazón en todas las maneras posibles, o porque me creo ilusiones falsas, pero el día en el que me pregunten que es el amor para mi, contar nuestra historia, no podré cambiar el final, pero sonreiré con el principio.

Yo nunca quise hacerle daño. Y se lo hice, pero no ya to como el me hizo a mi. Era una tarde de otoño. No se como sucedió, pero me lo encontré. Me encontré al chico del que dependía mi felicidad. Me encontré al chico que podía arruinar mi vida en cuestión de segundos.

Era un día normal, o eso parecía. Fui a comprar unas pizzas al Telepizza de al lado de mi casa, como todos los Viernes. Yo ya sabia lo que pedir: 2 pizzas barbacoa, una para mi hermano, otra para mi, y 2 de atún, una para mi madre, y otra para mi padre. No me molestaba ir a recoger las pizzas, pero el miedo que tenia en el cuerpo al tener que ir a recogerlas cuando se hacía de noche no me lo quitaba nadie, salvo el.

Una vez entrar, me di cuenta de algo. Había un nuevo empleado. Me daba igual, la única razón por la que iba a recoger las pizzas era para ver a mi mejor amigo Álvaro.
-¡Claudia!
-¡Álvaro! 
Gritamos a la vez mientras que corrimos hacia casa uno, todo el mundo mirándonos con cara de asco.
-¿Qué tal? ¡Cuanto tiempo!
-Álvaro, te vi ayer
-Ya, pero eso es mucho tiempo sin la dueña de mi corazón
Yo le gustaba a Álvaro. Siempre me lo decía. Cuando me gritaba, me decía que esa no era manera de hablarle al futuro padre de mis hijos etc, yo me reía por no llorar.
-No empieces Álvaro
-Vaaaale
-¿Y ese?
-El nuevo empleado, se llama Antonio
-Es mono