Epílogo.

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Había transcurrido un año y medio ya... Las cosas habían mejorado, eso quería creer. Aún cada cosa le recordaba a Minho. Intentó cambiarse de departamento, pero simplemente no pudo. Al principio pasaba horas completas en su habitación, a medio deshacer, con la cama deshecha y las maletas en el piso. No había tocado nada de él. Nada hasta hace seis meses cuando por fin logró donar la ropa, lavar las sábanas, hacer la cama, aspirar, limpiar la habitación y dejarla como si nadie ahora durmiera ahí... algo real.

Tenía las llaves de su auto en las manos, por un segundo los recuerdos lo habían azotado y tenía los ojos llorosos y la mirada perdida. Suspiró y miró el reloj de su celular, tenía que bajarse o llegaría tarde a clases, así que se dispuso a bajarse, cerrando la puerta y apretando el seguro del auto.

Todo había cambiado.

Todo había cambiado tanto sin él.

Había dejado la carrera por ser sacerdote, había renunciado a ello y no se había acercado a una iglesia hace un buen, buen tiempo. No había acabado las cosas en malos términos, pero simplemente no podía pisar una ahora... No era rencor lo que creía sentir... sin embargo, le era doloroso. Perdió mucho por aferrarse.

Pudo ir a terapia gracias a la insistencia de Hyunjin y Chan hyung, estaba mejorando, eso quería creer.

Minho tenía un seguro de vida, un seguro a nombre de Jisung, ¿por qué? No lo sabía, era en cierto punto escalofriante y al principio el no quiso aceptarlo, la culpa lo carcomía y lo había tenido hundido por un largo tiempo. Al final, Felix lo convenció. Él había decidido donarlo todo a caridad, lo que era justo, pero el platinado lo había obligado a repensarlo mil veces y tomar la opción de ocupar una parte para estudiar producción, algo que siempre le gustó y a lo que no optó por obvias razones. El trato era que él se esforzaría en ser exitoso y así ganar mucho más dinero y poder donar constantemente.

Así que se estaba esforzando y le iba bien. La universidad era extraña, era exigente y a veces dura con él, pero había hecho nuevos amigos y eso lo alegraba de alguna manera, porque se sentía como un chico de veintidós años... un chico de veintidós años normal.

Caminando por el solitario pasillo que lo llevaba hasta el segundo piso donde era su clase, recordaba cosas, escuchaba "Neverending Story" una canción que Minho había compuesto junto a Changbin y que habían producido con Chan. Escuchaba la voz de Minho y sentía escalofríos por toda la piel, pero no podía parar de escucharla, esperaba algún día poder ayudar a producir una pieza tan buena como esa. No creía encontrar a alguien con la voz de Minho jamás, porque sus falsetos eran mágicos, sin embargo, esperaba algún día crear una disquera, nombrarla "Stray Kids" y encontrar a jóvenes que se sintieran tan perdidos como él.

A veces, creía ver a Minho en distintos lugares que visitaba, un día hasta persiguió una sombra hasta un lugar desconocido, donde Hyunjin fue a rescatarlo; otra vez llegó hasta el cementerio y pasó allí la noche; las últimas veces se había contenido, solo las dejaba ir y ahora las veía muy pocas veces. Aunque en la actualidad solían colarse en sus sueños.

Hoy las clases le habían costado más, se había desconcentrado mucho y sus amigos se habían preocupado, por lo que Chan lo esperaba a la salida de clases con un Felix asombrado por el campus de la universidad. Mientras se acercaba pudo notar a alguien más, alguien detrás de Bang Chan que había estado oculto en un principio, este se volteó a mirarlo y le recorrió un escalofrío.

Se puso de pie frente a los tres y ladeó la cabeza para hacer contacto visual con el tercero de ellos.

–Jeongin...

El ahora peli azul desvió un poco la mirada y se acercó hasta acurrucarlo en sus brazos. Jisung tembló y se aferró a la camiseta del menor con fuerza.

Sé que sientes esto~ [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora