CAPÍTULO 38

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Culpable.

El detective había dado con el rastro de una mujer, pero aún no lograba identificarla, la policía se había unido a la búsqueda junto con el, yo seguía bajo sospecha al igual que Carlos, no descartaban la posibilidad que todo fuese un plan creado por mi. Mientras todo seguía, yo me hundía más en miseria.

13 días han pasado desde el asesinato, Marccelo y Miguel me habían tomado confianza, creo que ellos dos cambiaban un poco mis días. Carlos me pedía hablar, quería visitarme, yo no respondía ninguno de sus mensajes, por otro lado, Marnie también quería hablar, tampoco respondía sus mensajes.

Sebastiano vino a visitarme, se disculpó de la mejor manera, se sentía arrepentido de todo. Pude entender que se dejó manipular por Nina, ella lograba manipular a cualquiera, pensé que conmigo no podría, pero manipulando a Sebastiano logró manipularme, también tengo mucha culpa por aceptar coger con Nina.

En ocasiones, parado frente a la ventana de este lujoso departamento, viendo lo grotesca que es esta ciudad, extrañaba mi antigua vida, esa donde no tenía preocupaciones, donde salía a fornicar con la mujer que lo necesitara, donde Carlos era parte de mi vida, y yo tenía un trabajo simple y una vida sencilla, disfrutaba de un café y de la compañía de mis amigos, aveces nos quejamos de la monotonía pero cuando salimos de ella y exploramos cosas nuevas, extrañamos la monotonía, sabía que volver e iniciar de nuevo con lo de antes ya no sería lo mismo, ya no estaría Carlos, ni Marnie, Robert se casará con Katrin, y yo no tendré mi trabajo. El tiempo pasa, el segundo que se fue, se fue, no será el mismo que sigue, cada segundo es historia, podremos vociferar que lo hicimos de nuevo, pero así no es, nada se hará de igual manera.

Mi nostalgia crecía, la tragedia de todo lo sucedido dañó mi estabilidad, ya no era el chico seguro ni alegre que solía ser, ahora era una persona paranoica y triste.

Los días pasaban, Mónica seguía con sus reuniones, en ocasiones me quedaba solo, la policía me visitaba con frecuencia, me interrogaban, las ganas de averiguar quien asesinó a Nina no me dejaban tranquilo, solo quería saber, y poder calmar mi mente.

Una día, mientras almorzaba Mónica llamaba insesantemente a mi teléfono celular, no paró de hacerlo, yo solo no quería tomar la llamada, seguro era una de esas llamadas para decirme que me quiere ver o que pronto estará en casa. Mónica no paró de insistir, hasta que llamó al teléfono de Marccelo, casi de inmediato Marccelo se levantó a encender el televisor. Ahí estaba en el canal de noticia, una foto de Cintia, al parecer ella había sido la autora intelectual y física del asesinato de Nina, de inmediato vomité la comida que había entrado en mi estómago, Cintia había asesinado a Nina. Recordé las palabras que me había dicho aquel día que desperté en su hogar, jamás pensé que ella sería capaz de poner en práctica semejante acto. Un cabello y un rastro de piel que tenía Nina en las uñas la delataron, coincidían con el rasguño que había en la Cara de Cintia, comprendí que realmente ella estaba loca.

Una llamada de Marnie entró luego de terminar la noticia. Decidí contestar.

—es la mujer del restaurante— dijo Marnie.

—si— fue mi respuesta.

—también te la cogiste— suspiró.

—si— conteste sin estímulo.

—¿porque hizo eso?— preguntó Marnie.

—realmente no lo se— volví a responder sin estímulo.

—eres peligroso— colgó.

Pensé que luego de saber quien asesinó a Nina me calmaria, pero saber que fue Cintia fue un choque potente a mi nueva baja autoestima, si no me hubiese cogido a Cintia, ella no se hubiese obsesionado conmigo, y Nina aún estaría viva, mis actos crearon muchas consecuencias malas.

La policía vino a interrogarme, querían saber mi vínculo con Cintia, me comentaron que se entregó de manera voluntaria, justo cuando la fueron a buscar, que se declaró culpable, pero aún estaban esperando el día del juicio, yo les comenté a los policías toda la situación exacta entre Cintia, Nina y yo, les causó gracias todo, a mi me causaba indignación, no me podía creer que el sexo llevara a tanto, solo me esforzaba por ser bueno en la cama, no quería esta clase de acción en mi vida, los policías me dieron la mano, dijeron que ya me dejarían en paz, que Cintia pagaría los platos rotos de todo, en el fondo me daba tristeza que esta hermosa mujer hiciera algo tan espantoso, solo por defenderme a mi, claro que me sentía culpable por eso, realmente decidí asistir al psicólogo después que todo pasara, muchas emociones juntas en poco tiempo, un trauma se había creado.

Mónica vió salir a los policías mientras ella llegaba al PH, llegó dándome un beso en mis labios, yo lo recibí sin poner objeción.

—ya saliste de los problemas— dijo Mónica emocionada.

Mi expresión no era más que una fría mirada al rostro emocionado de Mónica, sin duda ella era luz en este momento, jamás me juzgo ni me dió la espalda, pero que ella hiciera eso me daba igual, quería que cualquiera menos ella estuviera ahí.

—quiero mi antigua vida— le dije mientras le daba la espalda.

Mónica se quedó parada viéndome, yo camine al sofá y me lancé boca arriba, miré el techo fijamente, y comencé a llorar de la nada, me sentía tan basura, tan hueco, tan negro y miserable. Mónica corrió y se lanzó sobre mi, me abrazó y consoló, yo seguía llorando demasiado, mis lágrimas mojaban todo el suelo, también mojaban a Mónica, esas lágrimas fueron drenando toda esa presión que sentía en mi pecho, esa mala vibra que había en mi, lloraba para desahogarme, debido a no tener alguien con quien hacerlo, pero realmente llorar estaba funcionando, y la compañía de Mónica estaba ayudando.

De esa manera terminó todo el asunto de Nina, aunque mi mala reputación aún existía, aún estaba desempleado, y prácticamente estaba solo, pero luego del llanto sentía un poco de paz en mi interior.

JHON FLETCHER -ÓRGASMO- (COMPLETO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora