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『[LA BRUJA] 』
»──── « ❀ » ────«BRUNO ERA UN HOMBRE MUY SUPERSTICIOSO.
Hacía muchas cosas para evitar la mala suerte, tiraba sal, tocaba madera, cruzaba los dedos, iba a la iglesia, etcétera, etcétera, etcétera.Pero desde que había ido al bosque, su suerte parecía ir de mal en peor.
Se tropezaba constantemente con las escaleras de su casa, los rayos de su hermana parecían ir directo a el, los animales se habían vuelto agresivos a su alrededor.No importaba que hiciera, algún accidente le ocurría.
Y su mente empezó a maquinar en que momento había hecho algo erróneo.
¿Tal vez cruzó debajo de una escalera sin darse cuenta? ¿Abrió sin querer un paraguas dentro de la casa? ¿Un gato negro había cruzado frente a él?
¡¿Qué había hecho Bruno mal?!— Tal vez te cruzaste con una bruja y te echaron una maldición— Bromeó su hermana Julieta mientras le servía un vaso de chicha luego de que éste llegara a la cocina cojeando a causa de la mordida de un perro al que intentaba acariciar.
—¿Una bruja...?— Tanteó Bruno. Arrugó su ceño al considerar la opción.
El golpe seco que dió a la mesa hizo sobresaltar a su hermana al punto en que casi derrama al suelo el guiso que preparaba.
— ¡Bruno!— Reprendió la pelinegra, pero su hermano tomó su rostro y depositó un sonoro beso en su mejilla.
— ¡Eres brillante, Julieta! ¡Realmente brillante!
Bruno estaba cegado por la idea de sacarse la supuesta maldición de encima, razón por la que no consideró dos veces el ir corriendo directo al bosque nuevamente.
Ahora, parecía estar perdido.
No recordaba el camino que había tomado la última vez. Y ahora sudaba nervioso.
¿Cómo se le había ocurrido semejante estupidez? ¿Correr a un bosque desolado en dónde solo hay animales salvajes y, muy probablemente, una bruja?Había perdido por completo la razón. Y si no fuera porque recordó que la había visto en el río, en ese momento hubiese empezado a arrancarse los cabellos por su muerte segura.
Caminó alerta pero seguro; ahora tomando el camino que creyó correcto para no tener que subir a un árbol, no tuvo problemas con la maleza.
Pero no había nadie.
— ¡Volviste!
Y otra vez, Bruno estaba en el suelo.
La impresión había sido tal que pensó que su corazón iba a salirse de su pecho.Observó como una mujer, que no parecía superar su edad, bajaba ágilmente de la rama de árbol de dónde había salido de repente.
— Bueno... Hola. ¿Tú hablas no?
El hombre de poncho verde se le quedó viendo embelesado.
Jamás en su vida había visto a una mujer así.Su cabello negro ondulado estaba atado en una coleta baja, casi llegaba al muslo de lo largo que era.
Gozaba de buena figura, una piel morena hermosa y unos ojos de los que Bruno se enamoró por su color avellana.En su rostro estaban regadas un millón de pecas que hacían resaltar sus negras pestañas.
Sonreía con superioridad y gracia.Bruno no evitó sorprenderse al ver sus ropas: una camisa blanca de cuello largo, arremangada hasta los hombros.
Y Bruno nunca había visto a una mujer usando pantalones.
Y mucho menos había visto a una a la que le quedaran tan bien.Andaba descalza, así que sus dedos danzaban por el césped que crecía debajo de ellos.
Le ofreció la mano, y Bruno recordó de golpe la razón del porque estaba aquí.
— ¡Tú eres una bruja!— Acusó levantándose y limpiando sus ropas.
La contraria demostró su confusión arrugando las cejas— ¿Disculpa?
— ¡Si! ¡Desde que vine y te encontré, mi mala suerte ha ido de mal en peor!
La morena lo miro alzando una ceja.
—¿Tienes, además de eso, otra prueba de que yo sea una bruja?— Cuestionó con un claro tono sarcástico en su voz.Bruno por un momento se quedó callado.— ¡Vives en el bosque, alejada de todos! ¡Y yo sé que seguro cambias de forma, porque aparte de nosotros no hay nadie en el bosque, y el otro día un gigante entró aquí y-y-y desapareció!
La muchacha giró su rostro, y cubrió su boca con su puño para que no soltara la carcajada que empezaba a burbujear en su garganta.
Raras eran las ocasiones en que alguien venía al bosque, pero esta era la primera vez que la acusaban de bruja.
Pudo ver en los oscuros ojos del joven frente a ella que no era mala persona, pero se sentía ofendida igualmente por su palabras, entonces, decidió molestarlo un poco.—¡Oh, vaya! ¡Tienes toda la razón!— Dramatizó— Soy la malvada bruja del bosque, y tú irrumpiste en mis aposentos. Por eso, te eché una maldición, por metiche.
Cuando lo vió tragar con fuerza, se dió cuenta de que su jueguito estaba funcionando.
—¿Que quieres de mí para que me quites la maldición?— Preguntó; Y ella no creyó encontrar a persona más idiota en el mundo, quiso tirarse al piso a reír, pero eso solo arruinaría su acto. Le resultaba adorable el muchacho, y pensó que sería divertido seguir tomándole el pelo.
— Para quitarte la maldición, inmunda rata, tienes que traerme tres cosas:— Alzó tres dedos de su mano derecha, fingiendo una voz de ultratumba— Una hebra de cabello de alguien que ames, la uña de alguien que te ha hecho daño, y el objeto que más aprecies.
»Solo así, podrás caminar tranquilo.Bruno asintió con fervor y dió la vuelta dispuesto a irse.
— Ah, por cierto ¿Cómo te llamas?— Le preguntó sin fingir una voz antes de que éste se marchara, le picaba en la curiosidad el sujeto, por lo que sí iba a volver, quería saber su nombre.
El de cabello oscuro se tensó, pero por pura cortesía, contestó:— Mi nombre es Bruno, Bruno Madrigal.
— Es un bonito nombre.— Murmuró sincera.
—¿Cuál es el tuyo?
Soltó una leve risa por la nariz, y negó con la cabeza, golpeando repetidas veces el suelo con su pie desnudo.
— Me parece que tendrás que descubrirlo cuando vengas a quitarte esa maldición de encima, Bruno Madrigal.
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🄳🄴🅂🅃🄸🄽🅈 | 🄱🅁🅄🄽🄾 🄼🄰🄳🅁🄸🄶🄰🄻
FanfictionHuir del pasado es algo que no podemos hacer, porque inevitablemente las memorias siempre nos van a perseguir. Intentar evitar el futuro es un grave error humano, porque pierdes lo más valioso creyendo que es lo mejor para ti. Así que, lo que podemo...