La biblioteca no es un buen lugar

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Capítulo 9

Comienzo a hojear el libro y al principio no encuentro nada interesante, más lo que ya sabía sobre el pacto de paz con los otros reinos, además de la historia de como empezó a construir Natalia y su esposo el territorio.

No encontré nombres, ni del ex Rey, ni del reino.

Seguí hojeando con curiosidad porque yo no me iba a ir de aquí hasta que obtuviera, aunque sea una sola pista. De nuevo, casi al final del libro, encontré otra fotografía, era de Natalia, Ava y otra mujer, pero a esta ultima no se le veía el rostro, solo su vestimenta y sus manos con los dedos llenos de anillos, uno en especial con una gema en medio en color rojo y verde, me resultaba familiar pero no sé de dónde lo conocía.

La siguiente hoja como las que le seguía ya no eran letras impresas, eran palabras escritas a mano.

El amor es peligroso, una mujer herida y despechada lo es aún todavía más.

Cinco reyes, cinco territorios, dos reinas y magia. Quien diría que todo eso resultaría ser una catástrofe que nadie pudiera manejar.

No entendía nada, ¿Que se supone que significa eso? Lo leí una y otra y otra y otra vez hasta que logré aprendérmelo de memoria, no tenía sentido, aunque es obvio a quien se esta refiriendo, pero ¿Catástrofe? Si todos los habitantes de todos los territorios eran felices o al menos estaban en paz.

Fuego, tierra y magia.

En el corazón no mandas, te enamoras sin siquiera quererlo, te enamoras sin darte cuenta, te enamoras en un abrir y cerrar de ojos. No te culpo por sufrir, pero si te culpo por matar.

Seguía leyendo sin despegar la vista, mis ojos se achinaban cada vez más queriendo entender.

Hermana y Fuego.

Estaba feliz por ti, feliz por él, feliz por ella, sabia que todo resultaría mal y nunca te detuve. ¿Fue egoísta de mi parte? A veces lo creo, mis ojos lloran con fuerza pensando en todo el dolor, mi garganta se seca y mi cabeza duele.

La tierra es celosa, desde niña quería el fuego solo para ella.

¿Mejor amiga o desquiciada? Siempre lo quisiste, lo admirabas de lejos, pensabas en él, soñabas con sus caricias y sus besos, pero nunca te atreviste a decirle lo que sentiste. ¿Es tú culpa o la de él?

La magia se esfumó, sin permiso ni visión.

No imagine que se atreviera, no pensé que te mataría, pero ya no estas, ni tú, ni ella.

Cada vez que leía entendía menos, aunque estaba claro que la persona que escribió esto se refería al menos a tres personas. La hermana que extraña, la mejor amiga que odia y el fuego que mata.

La muerte me ama, a ti y a su manera.

Moriré, no tengo miedo, no estoy feliz, dejare a mi hijo y a su zafiro.

En las próximas hojas, que al menos son 10 más, las palabras son incomprensibles, están llenas de lágrimas y garabatos, así que dejo esas dentro del libro y las otras las doblo metiéndolas por dentro de mi ropa, en el mismo lugar donde guardo mí arma.

De repente escucho como las puertas se abren en un cerrar de ojos, demasiado rápido, alguien con mucha fuerza seguramente.

-¿Qué haces aquí, lucecita?

Bajo rápidamente mi vestido, impidiendo que vea mis muslos, volteo a verlo y me encuentro con los preciosos ojos azules que estoy intentando sacar de mi cabeza.

Oscura TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora