Welcome to Mirror city

La historia de Dorian...

- Yo, nunca te mencioné mi nombre.

No reconocía a quién tenía frente a mí. Estaba demasiado confusa, demasiado agotada... Mi visión se nublaba poco a poco y así iba desapareciendo su imagen de mi campo visual.

¿Por qué esa sonrisa parecía incluso, familiar?

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Desperté en una pequeña habitación. Tenía una ventana pequeña y nada más. La cama sobre la que estaba recostada ocupaba gran parte del cuarto.

Pronto me di cuenta...

- ¡Pero si me he desmayado! Detesto mi habilidad para cagarlo todo...

Recuperé la postura y pronto, fui en búsqueda de Dorian, o al menos de quién decía llamarse así.

Al salir por la puerta le vi , allí mismo, sentado en una silla ; revisando, leyendo...Emocionado, devastado...pero manteniendo esa expresión tan neutra de siempre...

Le observé a lo lejos, y me preguntaba de que país del norte procedía...Pues ahora que su cara se había humanizado veía muchas de sus facciones.

Facciones que no me sonaba haber visto por la costa mediterránea.

- Oh, estás despierta - Me miró con sus ojos cristalinos. ¿Cómo podrían ser unos ojos tan grises y brillantes de este mundo ? O quizás no lo eran.

- Sí, antes me mareé pero ya estoy mejor, supongo..

-¿ Qué estás leyendo ? - quise acercarme hasta que -...

- Nada..- rápidamente escondió algunas de las cosas que sostenía a su alrededor.

-¿Ocultas algo? Más vale que no juegues al escondite, estamos juntos en esto.

- Verás Willow, hay asuntos que deben quedarse en secreto, como lo es mi vida, es mi asunto.

- Se que puede ser doloroso el recordar , pero prometimos ayudarnos y para que eso sea posible, tienes que confiar en mí. Para comenzar..empieza por contarme de qué me conoces.

Le miré con preocupación, me estaba provocando , debía estar alerta de a quién estaba prometiendo mi protección.

Permaneció en silencio, ahora sí, con una insípida mirada de poker, que hasta cierto punto, me asustó y solo supe reaccionar de una manera.

- Necesito dormir más - Caminé lentamente hasta el cuarto mientras él me miraba ,cuando me encerré y respiré , me di cuenta de que
necesitaba uír; estaba enfadada y sentía que no me necesitaba, su expresión lo decía todo, debía irme.

- Willow - suspiró desde el exterior del cuarto- No es que quiera ocultarte información pero es mejor que te mantengas fuera de esto...

Se acercó, sus pasos fueron pinchazos en mi sien - abrí la ventana y está desprendió un sonido chirriante.

- Willow, Willow - intentó abrir la puerta-¡ No te vayas! ¡ No es seguro estar fuera, te perderás !

Mi salto no calculado había resultado ir a parar a la caída del terreno. A si que ahí me encontraba, cayendo colina abajo.

Ramas arañandome todo el cuerpo, la propia tierra echandome de sus límites.

Por fin, la caída cesó. Había decidido alejarme del mentiroso, o mejor dicho, del que omitía la verdad, y esa verdad me involucraba , así que no podía seguir con él.

Y obviamente, me arrepentí de mi decisión de inmediato cuando miré al frente.

Estaba en un lugar desconocido, como en otra planta , cada vez más cerca del valle hacia al infierno.

No literalmente , claro, debo estar delirando. Todavía estaba en el bosque, pero oscurecía y en este lugar los atardeceres no eran nada agradables.

-Mierda, no - no puedo moverme.

Me duele la pierna, es posible que se haya roto, y un arañazo en mi ojo hace que vea medio mundo de color rojo.

Intenté con todas mis fuerzas arrastrarme camino arriba, pero estaba demasiado empinado y yo demasiado débil.

¿Moriré así ? Me pregunté. Voy a morirme y ni siquiera me puedo despedir de mi familia.

El cielo oscurecía y observé la luna, o lo que parecía ser la luna, pues no es igual a la que solía ver todas las noches desde el ventanal de mi casa.

- En estos momentos eres lo único que me queda, el recuerdo de la luna, suena irónico. - Comencé a toser sangre y a despedirme de mi corta vida.

En ese momento, en ese mismo momento , sentí como algo o alguien me cargaba y me llevaba a algún lugar. Quise defenderme, mis ojos se retorcían mirando hacia la luna, que era del color del vino y del tamaño del mismísimo sol , y simplemente, me apagué.