Ah, el doblaje. ¿Qué sería de nosotros sin él? Quiero aclarar que este apartado no está dirigido a insultar a ningún actor de doblaje, la mayoría de los cuales realizan un excelente trabajo, y en ocasiones deben esforzarse mucho por darle vida a personajes en situaciones complejas. En todo caso, la culpa la tendrían las empresas que compran los derechos de series y películas en otros idiomas para licenciarlas en nuestra lengua, las cuales rara vez se molestan en hacer un casting para encontrar las voces que mejor se adecúen a cada personaje.
No obstante, esto no pasa solamente con el doblaje como tal, sino también con la traducción de los títulos al español. Fue lo que sucedió con Home Alone que, en lugar de traducirla literalmente como Solo en casa, le pusieron la pobre excusa de título que es Mi pobre angelito para su difusión en Latinoamérica. Si uno lo piensa con detenimiento, podría deducir que tal vez ese nombre se deba a que Kevin McCalister se ve muy angelical y está a merced de dos malvados ladrones; pero eso me parece demasiado rebuscado. Además, viendo las cosas por las que el “angelito” hace pasar a los ladrones, yo diría que las víctimas son ellos.
Otro tanto ocurrió con la película de Jackie Chan que se traduciría literalmente del cantonés (un dialecto chino) como Puño borracho, pero que decidieron renombrar en Norteamérica como Drunken Master; de ahí tomaron la traducción al español, que sería El maestro borracho para Latinoamérica, pero que en España decidieron reinterpretar como El mono borracho en el ojo del tigre. Al final, lo único que me quedó bien clarito fue que en esta película aparece un borracho. Hablando de títulos cuyas malas traducciones y adaptaciones al español parecen haber sido hechas para confundir a la audiencia, tenemos el caso de la comedia neozelandesa considerada una de las películas más gore que existen Braindead, nombrada en España como Tu madre se ha comido a mi perro; la de los 101 dálmatas, que fue llamada en Latinoamérica La noche de las narices frías; y la más absurda de todas, Outside Providence, retitulada No puedo perderte por algo tan tonto como el sexo.
Pero indiscutiblemente quien más ha sufrido las consecuencias del mal doblaje, ha sido el anime. Esto es mucho más evidente en las versiones de dicho producto audiovisual realizadas en España, donde parece que nunca tienen suficiente presupuesto como para contratar a un actor de doblaje por personaje, por lo que ponen a una sola persona a hacer veinte voces diferentes. Lo peor es que resulta demasiado obvio lo que sucede en esos casos. Por si fuera poco, los guiones deben haber sido traducidos usando el traductor de Google, porque algunos están llenos de incoherencias de los pies a la cabeza. En Latinoamérica, por lo general el doblaje es decente; pero no faltan los errores del tamaño de una casa en ciertas traducciones.
Un ejemplo de esto es Saint Seiya, renombrada como Los caballeros del zodíaco. El nombre no está mal, aunque el original pegaba más con el centro de atención de la historia; pero el título en español es más atractivo. Sin embargo, el doblaje está repleto de redundancias, pleonasmos y accidentes léxicos que incluso se han convertido en fuente inagotable de memes, a pesar de que es un doblaje que transmite bien las emociones de los personajes y posee una buena intención. Desde Seiya diciéndole a Mu “No tenemos tiempo para explicar explicaciones tontas”, hasta el misterioso caballero de Junini en la Casa de Géminis, los errores de doblaje son innumerables y se encuentran esparcidos por todo el anime.
En contraposición, tenemos el trabajo de doblaje en Yu-Gi-Oh! que, si ignoramos por completo la ridícula censura, hizo una gran labor representando los estados emocionales de los personajes a través de sus voces dobladas; cada voz encaja a la perfección con el personaje al que había sido asignada.
En contraste, está el doblaje de Akira, que fue el motivo de que escribiera este apartado de queja en primer lugar. Para empezar, las voces no se adaptan a ninguno de los personajes que las poseen. Es inconcebible que chicos de 16 años tengan voces de cuarentones que ni siquiera mi abuelo tiene. Al parecer, el concepto de una voz de mando para los dobladores es una voz agripada, que fue lo que le pusieron al coronel. La emoción que impregna ciertos momentos de la película no se siente por ninguna parte en las actuaciones de doblaje. En la pantalla, se ve que está sucediendo algo interesante y las voces suenan como si estuvieran pellizcando a los actores. Fuerzan las cosas a tal punto, que las voces de los niños con caras de viejitos suenan tan impostadas, como si fueran en tono de burla. Es algo muy decepcionante. Lo más triste del asunto es que no se trata de una película cualquiera de tres al cuarto que hicieron el otro día; estamos hablando de uno de los grandes clásicos de la animación japonesa que es considerado el mejor filme animado de ese país, con gran influencia en Japón e incluso fuera de él al ser precursora de varias técnicas novedosas dentro del mundo de la animación, como grabar las voces de los seiyuus antes de comenzar la realización de la cinta. Qué falta de respeto. Yo solo cedí a verla doblada, porque cuando descargaba películas de Internet, los subtítulos se veían mal en el televisor y me resultaría difícil estar dos horas con los ojos fijos en el celular; pero hasta eso es preferible, antes que encontrarme con semejante desastre. Por eso, subtítulos forever.
¿Qué prefieren ustedes: subtítulos o doblaje? ¿Piensan que el doblaje es algo positivo o negativo? ¿Qué opinan acerca de este tema en líneas generales? ¡Háganmelo saber!
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Las series que marcaron mi infancia
AcakPorque de repente me han asaltado los recuerdos, me he propuesto atormentarlos un poco con mis nostalgias. Aunque tampoco crean que voy a aburrirlos mucho, pues estos apartados se proponen ser breves y concisos. A pesar del título, no solo pienso ha...