minho podría definirse como muchas cosas, excepto sociable. tenía maravillosas cualidades; un sentido del humor ligero y contagioso, un corazón enorme que se preocupa por los demás y oídos atentos para quien lo necesite. era, sin duda, un ángel con carisma y contaba una bella sonrisa que no mostraba muy a menudo, pero muy pocas personas conocían esta faceta de él, ya que, además de reservado y muy poco conversador, minho era tímido a morir y muy inseguro.
¿cómo podría alguien con tantas cualidades, ser introvertido? culpa suya no era, hay que tenerlo presente. minho sí que había intentado hacer amigos, participar en algún club de la escuela, asistir a fiestas y hacer amigos con sus compañeros de equipo, pero siempre, antes de abrir la boca; antes de comenzar una conversación o halagar la camiseta de alguien... lo callaban. siempre minho se quedaba con las palabras en la boca, porque, antes de opinar, alguien más hablaba y el chico introvertido y tímido poco a poco se fue haciendo una gran bolsa de inseguridades que cargaba al hombro día tras día.
así llegó al último año de la preparatoria, dispuesto como cada año a no levantarse de su silla, a menos que fuese absolutamente necesario. durante los años anteriores, minho subió mucho de peso y esto le valió de burlas y comentarios llenos de veneno, que únicamente lo hicieron hacerse más y más pequeño en su sitio, día tras día. así iba sumando lee minho inseguridades a su lista que parecía quedarse sin papel de lo larga que era.
como siempre, el salón se llenó de estudiantes que no le dirigieron la palabra. el silencio se vió opacado cuando voces se sumaban a animadas conversaciones sobre las vacaciones y cuánto se habían divertido y extrañado. un pequeño grupo siempre se formaba al fondo y, ocasionalmente, dos de sus miembros le sonreían con cautela a lo lejos, cuando sus miradas chocaban por accidente. esa era la única comunicación que tenía con el mundo aparte de su familia.
minho comenzó a poner fecha en su libreta, cabizbajo y con una mano recargada en su mejilla izquierda, mientras garabateaba sin ganas, contando así un dia menos hasta terminar el curso. apenas alzó la vista, notó que sus compañeros se dirigían curiosos a la puerta, con murmullos y sonrisas dirigidas a un nuevo estudiante que minho jamás había visto.
一 ¿ésta es el aula "c"? 一 preguntó el muchacho rubio, mirando alternadamente una hoja entre sus dedos y a los estudiantes dentro del salón.
su acento era notable a pesar de tener un manejo del idioma bastante fluido, sus ojos eran brillantes. tenía su cabello repleto de rulos y peinado descuidadamente por su frente; el uniforme pulcramente vestido. era algo alto, delgado y con una mochila que se veía carente de demasiados libros a la espalda. minho recuerda que una chica le dijo "sí" y el muchacho agradeció cortés, antes de tomar asiento en la banca frente a él. recuerda que le sonrió cuando colgó su mochila y le dijo sonriente "hola, compañero", a lo que minho sólo atinó a hacerse bolita en su banca cuando la vergüenza le subió por sus mejillas, sin responder nada.
así fue como conoció a chan.
supo su nombre esa tarde cuando lo siguió hasta la puerta, soltando preguntas que minho no respondió ni una sola vez, con los hombros alzados en busca de protegerse del efusivo muchacho extranjero. chan se le puso enfrente y le extendió una mano, diciéndole su nombre y pidiéndole "por favor, que me siento un idiota" la tomara.
minho balbuceó su nombre y chan sonrió victorioso, para seguir con la pregunta "¿tomas el autobús?" que no tuvo respuesta. pero el rubio chico rió, encogiéndose de hombros. "vale, creo que es muy rápido. avanzaremos después".
chan hablaba mucho, la mayoría del tiempo solo, porque, aunque minho lo acompañaba a comer a la cafetería y escuchaba atentamente lo que el chico tenía que decir, casi nunca respondía más allá de los "hm", "sí", "ya veo", "no". a base de pequeñas respuestas, chan supo que era hijo único, que le gustaban las películas de miedo, que tomaba el autobús hacia el sur y que no le gustaba hacer ejercicio. pasaron semanas para recolectar tan poca pero valiosa información y chan no se rindió ni un solo día, obteniendo su recompensa al día dieciséis.
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𝗲𝗳𝘂𝘀𝗶𝘃𝗼, 𝖻𝖺𝗇𝗀𝗂𝗇𝗁𝗈.
Fanfictionminho era tranquilo, callado y de intereses simples. siempre con la mirada al suelo y la guardia alta, el chico vivía por sobrevivir día tras día, hasta que un parlanchín y efusivo extranjero llegó para no sólo hablar hasta por los codos y arrastrar...