(Jordan)
- ¿Tú estás loco? ¡Podrías haber muerto tu hermana y tú también! -exclamó mi padre realmente enfadado mientras caminaba por mi casa frotándose su brillante calva.
-Papá...- mi madre se fue de aquel lugar, era evidente el hecho de que no podía seguir escuchando la conversación tan tensa que mi padre y yo teníamos.
- ¡No Jordan, déjalo ya! - sentenció él.
-Pero...- me interrumpió de nuevo.
- ¡He dicho que lo dejes, es que no entiendes! Ya hablaremos más tarde.
« ¡Dios! ¡Cómo me estresan los adultos! Siempre con las estúpidas tonterías de que todo se resuelve hablando y luego ni siquiera te escuchan. »
Caminé disgustado y dolorido por un costado hacia al coche mientras mi hermana me acompañaba y me decía al mismo tiempo:
-No ha sido culpa tuya- afirmó.
-Yo no estoy tan seguro- comenté.
-Pues puedes estarlo bobo.
Subimos al automóvil, donde mi alocada e histérica de mi madre. Después de unos largos minutos apareció por el umbral de la puerta una figura alta y ancha que venía hacia nosotros con paso desenfadado, ese cuerpo pertenecía a mi progenitor.
****
(En su casa, sigue narrando Jordan)
-Jordan has sido un completo inmaduro, irresponsable.
- ¡Papá permíteme explicarme un segundo! -le imploré.
- ¡Jordan se acabó! -imperó brusco.
«Vuelta la mula al trigo.» Me quejé de la tozudez de mi padre.
-No, no se ha acabado. No hasta que me dejes explicarme y aclarar lo ocurrido.
- ¿Jordan no puedes callarte? No ves que tu padre está cabreado, cierra la boca ya y deja de buscar guerra de una maldita la vez- intervino mi madre.
- ¡No! No me callaré hasta que pueda contarles todo de pe a pa- grité.
Mi padre bajó rápidamente los peldaños de la escaleras enardecido de cólera, no sé ni cómo ni cuando, pero se encontraba delante de mí y su mano volando contra mi mejilla con una fuerza desmedida. Entonces ocurrió...se hizo real el "Soplamocos", ese tortazo que todos los padres prometen que te lo proporcionarán para hacerte un hombre y que nunca llega.
De mi nariz empezó a brotar sangre, y mis ojos verdes se rayaron ante tal dolor, ante la fuerza bruta con la que ejecutó la disciplina. Llevé mi muñeca hasta la nariz taponando aquel líquido rojo que se desprendía de mí.
Ingrid corrió a su habitación al verme gemir ante el duro golpe de mi padre. Mamá quedó boquiabierta por la reacción de mi progenitor y a trote se dirigió al baño a tapar la hemorragia con un trozo de disco de algodón. En cuanto a mi padre, él nunca pensó darme tan fuerte y su rostro expresaba culpabilidad y arrepentimiento tanto como su mirada lo delataba. De mí, todo lo que puedo decir sobre mí en ese momento es que me estaba completamente paralizado. Nos habíamos enfadado varias veces, pero nunca se había atrevido al grado de levantarme la mano como hoy. Sinceramente comprendo que esté molesto por el accidente, porque podría habernos sucedido grave a mi hermana y a mí, sin embargo creo no merecía el tortazo ni mucho menos su actitud propia de carcamal; me ha decepcionado su acto, su conducta, sin duda hoy no ha sido un buen día para ningún miembro de la familia.
Parsimoniosamente subo escalón por escalón, llego al segundo piso de la casa y me dirijo a mi cuarto que está al fondo del pasillo, mas de camino a mi habitación oigo llantos, lloros sentidos provenientes de Ingrid, así que me decido a entrar.
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Provocativa
Teen Fiction—Estás de broma ¿no? —preguntó sobresaltada mi mejor amiga. —No, no lo estoy—respondí seca. —Es decir que tu Ingrid McCartney tienes ansias de venganza. —Sí— afirmé. —Y...¿cómo lo harás? —Me convertiré en una de ellos—expliqué con simpleza. —¿Estás...