- ꒰ Respiros sin dueño 。

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Abrí mis ojos, para encontrarme con un cubículo sumido en eterna oscuridad, provocando mi desconcierto en lo más profundo y en la superficie de mis pensamientos.

«¿Qué? ¿Dónde estoy?»

Pensé, causando pánico en el centro de mi pecho y alerta en todos mis sentidos, cuando tratando de apaciguar aquellos sentimientos de angustia y el desorden de mi mente, fugaces ideas se plasmaron cómo una cinta reproductora en mi memoria.

«Puede que te hayan secuestrado, ¿tienes libre movimiento?»

Razoné, comprobándolo antes de que los nervios me pudieran del todo, debido a que fácilmente me alteraba en situaciones así, aunque eso no quitaba que luego pudiera recuperar las riendas de la calma y actuar con un mínimo de claridad.

Efectivamente, podía moverme con éxito, pero se no podía ver demasiado. A penas podía distinguir los contornos de mí misma entre toda la oscuridad.

Suspiré, para seguidamente resoplar atacada. Me moví un poco hacia delante, arrepintiéndome al instante.

—¡No me jodas! —grité, cayendo en picado.

El estruendo de mi cuerpo estampado contra el duro y frío suelo resonó por toda la sala, provocando un evidente dolor en las zonas del impacto. Pero al menos la puerta se abrió.

Mis ojos estuvieron apunto de abandonar mis cuencas en cuanto vi que lo que me tenía encerrada y asustada era una simple taquilla. Me di la vuelta y pude apreciar a detalle una clase de instituto. Pero lo raro era que, no era el mío. Pero tampoco estaba segura de como era el mío. Parecía que mis recuerdos habían sido afectados por el golpe contra el suelo, o quizás por lo mismo que me trajo a la taquilla; traté de hacer memoria, aunque en realidad, no recuperé ninguna.

Mire con cautela a mi alrededor, pero parecía un aula bastante normal. Pupitres, un armario, y unas taquillas. Los altavoces de megafonía ya no eran tan normales; habían varios tipos de megáfonos unidos a una sola estructura que lo hacía parecer chatarra unida. Caían también enredaderas desde el techo y las ventanas, dándome una sensación de abandono. Pero la parte que más me perturbaba era no poder recordar qué hacía ahí.

De pronto, sonó un estruendo.

Revisé si algún objeto podría haberse caído por vencer a la gravedad en la esquina de algún pupitre, pero por el suelo no había nada. Inmediatamente me recorrió un escalofrío perturbador, empujándome a irme del aula.

Me arme de coraje y abrí la puerta de un solo movimiento, mirando con la cabeza a ambos lados de un largo pasillo. Todo seguía igual de silencioso que antes, dándole un aire tétrico.

Con algo de inquietud, me adentré en el pasillo, cuando repentinamente dos cosas distintas a la vez provocaron que la respiración se me agitara como si previamente hubiera recorrido el Himalaya en tan solo diez minutos; se trataban de dos adolescentes arremetiendo contra la pobre puerta del aula siguiente respecto en la que desperté, que seguidamente quedaron boquiabiertos al ver una maquinaria enorme hablarles con voz retadora, a lo que yo solo podía quedarme observando y darle gracias a la vida por interponer a esas dos personas entre la máquina y yo.

Parecía un tipo de excavadora gigante con dos brazos y partes mecánicas con color, que a parte de todo ello, podía hablar. Al parecer, sí que había bicho como antes había pensado, aunque no fuese manifestado en forma de ente maligno.

—¡Sí, joder! ¡Os encontré! —Una voz grave, ronca y masculina retumbó en nuestros oídos como una melodía maldita.

Los otros dos adolescentes, ni siquiera se dieron cuenta de mi presencia justo a sus espaldas, aunque mi respiración fuera tan agitada que podría escucharse desde dos manzanas a lo lejos, estando demasiado enfocados en el enorme "monstruo", como lo catalogó uno de ellos con fisuras notables en su tono de voz, que fácilmente nos triplicaba la altura.

—¡Gyahahahahahaha! —Se mofó de nuestro evidente temor hacia él con una risa un tanto peculiar, cuando la chica de entre las dos personas que salieron disparadas del aula, tomó la iniciativa y exclamó: —¡Esto es peligroso! ¡Salgamos de aquí! —Ganando el evidente visto bueno del chico, hasta que la enorme máquina volvió a interrumpir, provocando aún más nerviosismo en mi sistema.

—¡Quietoo paradooo! —Chilló de nuevo con su irritante voz robótica, tratando de que los dos jóvenes delante de mí no escapasen de allí, aunque no sería yo la idiota que se quedase ahí esperando tampoco, por lo tanto, con un grito llevado totalmente por el miedo y la euforia del momento que salió de mi interior, rogué porque no se me dejase tirada ahí atrás junto a la terrorífica máquina parlante.

—¡Esperadme!

Corriendo, sin pensar en nada más que huir, nos guiábamos las tres personas por los descuidados pasillos, y atravesando las distintas salas, las cuales contenían hojas, enredaderas y otros tipos de plantas que habían echado raíces por todo el recinto, dando un enfoque desgastado. Aunque junto a los leves rayos de luz que conseguían traspasar el vidrio de las ventanas se veía como una película de fantasía, si no fuera claro, por aquella repentina máquina que lo convertía en una de terror.

En una de las esquinas de la movida y agitada persecución, al cambiar de piso, la chica rubia que iba algo más delante de mí, pero algo más atrasada repecho al chico, paró en seco, dándose cuenta de que justo al doblar en la esquina su rostro se había encontrado junto a otra de las máquinas, ¿había más de una? la respuesta era que sí, al parecer.
—¡Por aquí, Kaede! —Exclamó con ansias y nerviosismo el chico, tratando de salvar a la contraria de una buena a decir verdad.

Después de correr por nuestra vida un largo rato, conseguimos llegar hasta una puerta que tenía pinta de ser algún tipo de salida, parecía que esa maratón había valido la pena, y que los bastantes minutos que nos llevaría recuperar el aliento lo harían también. Exitosamente, logré escapar de aquellas maquinarias extrañas que verdaderamente parecían "monstruos" en el contexto en el que nos encontrábamos, junto aquellos adolescentes que me habían facilitado el camino durante todo el transcurso de este, agradeciéndoles internamente de que se hubieran cruzado en mi camino.

"Kaede" pensé sobre la última frase del chico, quién reveló para mí el nombre de la persona a punto de ser "devorada" por esas cosas, mientras que llegábamos a nuestra imaginaria meta y con fuerza aplacábamos la puerta de "salida" o como nosotros creíamos, pues adentro de ella solo se encontraba responsando más confusión aún, y no el final que probablemente nos esperábamos.

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¡Muchas gracias por leer! Espero que hayas disfrutado del primer capítulo, y sobre todo que la narración haya sido placentera para ti, debido a que muy pocas veces he relatado historias en primera persona si no es ninguna, así que espero que aunque sea la primera vez esté yendo bien.

—1965 palabras.

—Hasta aquí la nota de autora, Dany se despide ゝ◡╹)ノ

«Pétalos sangrientos». -v3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora