Capítulo 18: Líder

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Julio 2033 – ???/Oficinas Centrales – Ruby

- Qué...

- ¿Dónde estoy?... ¿Qué diablos ha pasado?

Apenas comenzaba a abrir ligeramente los ojos, la poca luz del lugar alumbraba la pesadilla viviente en la que ahora me encontraba. Sentía como la presión de los alrededores me sofocaba, la parte de la espalda aún peor por el arma y la mochila que llevaba cargando, que ahora punzaban contra mi columna. Intentaba moverme, pero una gran fuerza estaba reteniendo mi cuerpo, inmovilizándome por completo. Era algo parecido a un capullo, tenía cierta rigidez y no era nada húmeda, parecía incluso algún tipo de tela cristalina endurecida con algún barniz o algo por el estilo.

La habitación se veía también cubierta de la misma sustancia, apenas alcanzaban a iluminar las lámparas instaladas en el techo. Comencé a asustarme, la situación no pintaba nada bien, tenía que moverme antes de que llegara el dueño del recinto. Del otro extremo de la habitación pareciera que hubiera más capullos, aunque algunos, lamentablemente teñidos ya de un carmesí dando señal de que ya han sido consumidos, tengo que apurarme.

Empecé con urgencia a moverme desesperadamente, con toda la intención de poder salir del confinamiento, pero no había ningún éxito alguno. Pero pude percatarme que comenzaba a tener ligeramente más espacio dentro del ataúd de seda, podía usar esto a mi favor. Moviéndome de lado a lado, poco a poco me sentía menos enclaustrada. En un dado momento pude moverme con más facilidad, aunque, seguía suspendida sobre el suelo, pero era un avance.

Con el espacio suficiente, doblé lo más que podía mi cuerpo para así alcanzar el arma blanca que todavía portaba en la pantorrilla. Estiraba mi mano cada vez más, que incluso algunos calambres comenzaron a invadir mi abdomen y parte del brazo, no era momento para detenerse. Con múltiples intentos, finalmente pude alcanzar el cuchillo y desfundarlo, lo coloque cerca de mi pecho y con basta fuerza me habría camino hacia el exterior de la prisión de seda.

Tenía que tener cuidado, fácilmente me encontraba a unos dos metros sobre el suelo, por lo que primero abrí cuidadosamente la parte superior del capullo, para así usar lo que sobra como un asiento y así amortiguar mi caída. Una vez cortada la parte de arriba, me incliné un poco impulsando, finalmente sacando la parte inferior de mi cuerpo, pero colocándome cuidadosamente en el borde del corte.

Sentía como este, lentamente, se iba quebrando y posiblemente si no tomaba el riesgo antes, este iba a caer conmigo y terminaría en una condición aún peor. Los miedos no deben superarme, ya no más. Y con la fuerza y coraje tomado, di el salto hacia la libertad. La caída no fue tan dura como lo imaginé, pero fue lo suficiente para que mis piernas ardieran y recorriera un dolor a través de ellas.

Inspeccioné ahora de manera más calmada la habitación, parecía una sala común o una recepción de algún hotel. Desconozco mi ubicación exacta, y tampoco recuerdo mucho del trayecto. Recuerdo haberme dirigido en dirección a la zona de habitaciones, pero en el paseo, viene a mi memoria haber escuchado un ligero sonido bastante peculiar, como algo que se arrastraba sigilosamente, algo casi inaudible, sin embargo, no podía definir que era, podría haber sido un animal cualquiera, cosa que no fue el caso.

En un momento mientras observaba mis alrededores, sentí un ligero ardor en la muñeca, como si me hubiera cortado con alguna rama, aunque ninguna estaba cerca realmente de mí, posterior a eso, me percaté de como mi cuerpo comenzaba a sentirse cansado, agotado, como si el solo hecho de estar de pie fuera lo más difícil del mundo. De ahí solo hay fragmentos de sensaciones y movimientos en mi memoria, pero nada claro.

Esto me indicaba que algo o alguien debió traerme aquí, algo lo suficientemente grande para poder arrastrarme y colocarme dos pisos sobre el suelo en un capullo de insecto, cosa que podría regresar en cualquier momento. Me movía lentamente viendo la imagen terrorífica que era el ver algunos capullos embarrados en sangre, algunos incluso con partes del cuerpo cercenadas. Pero, había otros capullos intactos. La curiosidad de mi cuerpo accionó por si sola mi andar hacia ellos, en espera de encontrarme con algún otro ser consciente, algo que aún se encuentre vivo.

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