Prólogo

8 1 4
                                    


Corro a través de un pasillo oscuro escucho pasos me están persiguiendo el aliento me falta, me duele la cabeza y mis músculos protestan a cada paso pero eso no me detiene sigo adelante a pesar de todo cruzo por un pasillo alumbrado escasamente y encuentro un armario de suministros, tomo una palanca que parece de metal y sigo mi camino. Ahora los pasos son más fuertes y se multiplican, el pánico me consume doy vuelta a la derecha y encuentro un callejón sin salida; intento volver y tomar otro camino pero mis perseguidores me alcanzan cuadro mis hombros y agarro la palanca con tanta fuerza que mis nudillos están blancos, los pasos se acercan más y veo las siluetas de sus sombras asomandoce  momentos antes de que cinco hombres grandes y fuertes se encaren a mí.

—Baja eso muñeca y no te lastimaremos -Me dice el más alto mientras se suena los nudillos  -¿O prefieres que lo hagamos por las malas?

—¡No se acerquen! - grito fuera de mí- ¡Prefiero morir que volver con ustedes!

Se ríen mientras se acercan todos a la vez, alzó la palanca y le asestó un golpe a uno de ellos se hombro este grita y otro me arranca mi arma de las manos, estoy indefensa, el más alto me da una bofetada lanzándome el suelo y mientras otro me patea, hago una bola de mi intentando protegerme pero los golpes vienen de todos lados y ya no puedo más.

—¿Quieres morir?  - se burló uno de ellos mientras me golpea sin piedad-  pues ruega que pase pronto nena, porque se te viene un infierno encima.

Las lágrimas corren por mis mejillas y sollozos quiebran mi respiración, los golpes continúan y me siento morir, los bordes en mi vista se hacen borrosos y siendo el oscuridad arrastrandome en un doloroso torbellino.
«Por fin» es lo único que puedo pensar mi último pensamiento antes de morir.

Sin MemoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora