Pov J
Hoy me vi con Kai y cada segundo del encuentro fue un desastre. Los consejos de mi mamá funcionaron y después de unos pocos días de indiferencia me estaba rogando que nos encontráramos. Antes de decirle que sí, le hice un par de preguntas estratégicas para asegurarme de que estaba arrepentido:
Primera pregunta: "¿Por qué crees que estoy molesta?"
Respuesta: "Porque te toco ir sola al cine"
Incorrecto: "Estoy furiosa porque me dejaste plantada y después terminaste conmigo, por tercera vez este año, con un mensaje de texto"Segunda pregunta: "¿Entiendes por qué esas dos cosas fueron ofensivas?"
Respuesta: "Pues la verdad no, linda. No me parece ofensivo porque no estás teniendo en cuenta que ese día yo seguía borracho y no era consciente de las cosas que estaba diciendo. Tú sabes que yo no soy así y que te amo y nunca más voy a hacer nada que te haga sufrir"
¿Incorrecto o correcto?: No lo tenía claro. No me parecía que lo del trago fuera una excusa válida, pero sí me gustó escuchar que todavía me ama, y que estaba dispuesto a cambiar. Además, yo también la he embarrado con tragos encima. ¿O acaso alguien no?Teniendo esto último en cuenta le dije que sí, que podíamos ir a tomar algo. Me recogió por la tarde y me dijo que iba a llevarme a un sitio muy cool de cocteles que le habían recomendado. Le dije que prefería otra cosa que definitivamente no tuviera nada que ver con alcohol. Su respuesta fue la primera alerta: que no fuera mamona y aburrida, que lo dejara llevarme a un sitio especial y que yo pidiera otra cosa.
Entonces, nos fuimos a un barrio al que no habíamos ido antes y, después de parquear el carro, nos pusimos a caminar. Le pregunté si sabía donde era el sitio, porque estaba haciendo cara que hacía cuando estaba confundido. "¿Cuando en la vida me has visto perdido?".
Otra respuesta clásica de Kai y de muchos otros hombres que no pueden admitir cuando se pierden. El barrio me pareció muy bonito aunque no tenía restaurantes, ni bares abiertos y era casi todo residencial. Obviamente estábamos perdidos y Kai seguía negándose a pedir ayuda. Después de caminar durante veinte minutos, pasamos al lado de una casita que parecía hecha de dulces y galletas (como la casa de Hansel y Gretel) y alcancé a ver por una de las ventanas que había personas sentadas tomando café.
Entonces paré (ya desesperada de estar perdida y con los pies adoloridos por los tacones) y le dije a Kai que no iba a caminar más. Que o entrabámos a hablaba en ese lugar, o llamaría a James para que me recogiera. Kai solamente me había visto hablándole así a mamá y a papá, y por un instante pensé que me iba a responder con un grito.
Murmuró algo entre dientes, pero no cambió nada mi determinación, y entre. Por dentro la casa se parecía a la de los enanitos de Blancanieves y las paredes estaban cubiertas de libros. Kai entró con su notoria mala cara y alcancé a pensar, por un par de segundos, que era mejor pedir los cafés para llevar. Entonces me acerqué al mostrador y vi a una chica con el pelo rubio atendiendo detrás.
El caso es que la chica resultó siendo la misma que conocí el otro día en el teatro, y me dio mucha pena con ella porque Kai le habló mal. Fue tan, tan grosero que ni siquiera quise agradecerle el collar que me regaló y no le volví a hablar hasta que me trajo a mi casa.
Ahora que lo pienso, nunca había estado tan molesta con Kai. Ni siquiera cuando se pone grosero conmigo. Es como si lo hubiera visto de otra forma, una que no me gustó, y desde que me dejó en mi casa me ha estado llamando, pero no he tenido ganas de contestarle.
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Sí, si es contigo (Jenlisa)
Novela JuvenilJ es una chica de alta posición social, amante del cine de antaño y de las cosas vintage, y enredada en una relación algo compleja con un chico bastante desagradable llamado Kai. L es una joven de clase media, quien trabaja en un café y es lectora v...