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『[RITUAL] 』
»──── « ❀ » ────«BRUNO VOLVIÓ MÁS RÁPIDO DE LO QUE ESPERABA AL BOSQUE.
Se sentía terriblemente mal después de haberle arrancado un cabello a su madre, entonces se castigó a sí mismo cuando fue a cortarle la uña al perro que lo había mordido la semana pasada.
El problema radicaba en su objeto preciado.
Lo única cosa material que Bruno poseía y le creía que era lo suficientemente importante, era una foto en blanco y negro que reposaba en la mesita de noche de su habitación.
En dicha foto estaba toda la familia enfrente a Casita, con su madre y hermanas sonriendo genuinamente.No se perdonaría nunca si algo malo le pasara a esa foto, entonces decidió por una cosa que apenas y se podía comparar: su primera visión.
Era una visión extraña, porque mostraba como estaba el, rodeado de personas que no conocía en un retrato alegre, todos en lo que parecía un incómodo abrazo forzado por lo que creyó era Casita.
Bruno lo guardó en la bolsa en la que había colocado los otros pedidos, la colgó en su hombro y se encaminó a la salida.
—¿A dónde vas?— Preguntó una voz a sus espaldas, reconociendo rápidamente a su madre.
— Al pueblo, má. Quería saber si alguien necesitaba mi ayuda en algo, no sé— respondió nervioso, jugando con sus dedos.
—¿Y esa mochila?
— No es nada, mamá. ¿Ya me puedo ir?— le dijo apresurado esperando que la mujer lo dejara salir de una vez por todas.
Alma lo miró de arriba a abajo, buscando alguna señal de que estaba ocultando algo debajo de su personalidad descuidada, no tuvo más opción que dejarlo ir al no poder descifrarlo.
Ser Bruno a veces tenía sus ventajas. Por ejemplo, ese día podía pasar a las once de la mañana, en dónde más ajetreado estaba el pueblo, y aún así, nadie lo notaría.
La gente pasaba de él sin mirarlo dos veces, quizás creían que les daría un mal augurio o les pondría un terrible futuro solo por diversión.Cómo siempre, el menor de los Madrigal se guío por el sonido del río para poder llegar al punto de encuentro con la joven.
No tardó mucho, y esta vez, se sintió regocijado de no caer al suelo al verla.
Estaba en una de las ramas de un gran árbol, su cuerpo recostado en el tronco mientras sostenía un pequeño cuatro en sus manos.Bruno nuevamente la escuchaba cantar.
— Dos oruguitas, enamoradas... Pasan sus noches y madrugadas, llenas de hambre siguen andando y- ¡Bruno!
El pelinegro no entendía como es que ella tenía tanta agilidad a la hora de estar en las alturas, la comparaba con un mico en lo más profundo de su mente.
Cayó al suelo en un ruido seco y se acercó al muchacho.
—¡Heey! Tengo que decirlo, me sorprende que vengas a pesar de todo. Trajiste lo que te pedí, ¿No?
Asintió. No iba a negar que le resultaba extraño que alguien lo tuteara cuando apenas se conocían.
Pero no dijo nada.—¡Perfecto! Ven conmigo, vamos, vamos.
La de orbes avellanas guío al Madrigal hasta las orillas del río y lo hizo sentar empujándolo por los hombros.
— Me pareció divertidísima la idea de un ritual contra la mala suerte, hasta fui a buscar arena. Mira, mira. Es genial.— le contaba animadamente mientras tenía una cubeta repleta de arena en su posesión.
Bruno no pudo evitar preguntar, porque de algún modo, se sentía cómodo con ella, como si tuviera al lado de la persona con la que creció toda su vida; aunque también quería terminar con esto y no volver a poner un pie en ese lugar.
— Esa canción ¿Dónde la escuchaste?—¿Uhm? ¡Oh, de un tipo llamado Sebastián! Estaba dando un paseo cuando lo escuché, no tengo ni idea de dónde está ahora— Contó terminando de cerrar el círculo.— Es para alejar las malas vibras. Ok, ok... Ahora, hay que quemar estás hojitas en este orden. La uña y el cabello y lo que sea que sea esto al centro. ¡Tarán! ¡Un ritual contra la mala suerte, completado! No voy a preguntar porqué trajiste la uña de un perro.
Bruno la miro vacilante, esperando un próximo movimiento.
— Bueno, sabes, en la cultura mágica los rituales funcionan más si hay una conexión entre las dos partes, así que tendrás que contestar algunas preguntas— le dijo casualmente echando su cuerpo levemente hacia atrás.— ¿Qué edad tienes?
— Veintitres.— Respondió casi en automático.
—¡Oh, yo tengo veintiuno! ¿Estás casado?
—No, no hay muchas personas interesadas en mí.— rascó su nuca nervioso
— Entiendo, entiendo. Dame tus manos.
Al sentir el tacto, Bruno creyó sentir una corriente eléctrica recorrer su cuerpo, y pensó que era debido a que algo malo iba a pasar.
— Bueno, no recuerdo muy bien que fue lo que dijo Nico, era algo así como...— Entonces, la mujer empezó a murmurar algo que Bruno no entendió, pero, casi como un tic nervioso, una visión pasó por sus ojos.
Era el, junto a su hermana Pepa gritándole algo, ahora, abrazando el cuerpo de la chica, luego un hombre gigante estaba apunto de golpearlo.
Entonces la visión terminó.Oh, Jesucristo, iba a ser golpeado por un mastodonte por culpa de la bruja.
— Wow. Ok, no esperaba que eso pasara ¿Qué mierda pasó? ¿Que es eso que tienes ahí? Muestra.
Rápidamente, Bruno escondió la tabla de jade en su espalda.
Levantándose de golpe, barriendo un poco el círculo de arena, Bruno tomó la mochila, sus visiones y hablo apresuradamente a la mujer.
— G-gracias por todo, pe-pero debo irme ahora,no quiero pro-problemas. ¡A-adios!— Tartamudeo a tropezones.
— Ah, si claro.— Respondió la contraria con lo que creyó era decepción, pero no le prestó atención.
"Supongo que ya no va a venir más" pensó desanimada la joven de coleta.
— Por cierto, luego de todo esto te prometí decirte mi nombre, me llamo ______, ________ Hernández.
Bruno asintió, aún queriendo irse.
—Gracias por venir, lamento haberte hecho creer que soy una bruja, es que aquí casi no vienen personas y me gustó tu-
—¿Qué tú qué?
Y Bruno Madrigal se sintió completamente estúpido.
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🄳🄴🅂🅃🄸🄽🅈 | 🄱🅁🅄🄽🄾 🄼🄰🄳🅁🄸🄶🄰🄻
FanfictieHuir del pasado es algo que no podemos hacer, porque inevitablemente las memorias siempre nos van a perseguir. Intentar evitar el futuro es un grave error humano, porque pierdes lo más valioso creyendo que es lo mejor para ti. Así que, lo que podemo...