El origen de la guardiana y su lobo.

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Un año atrás.

Iana despertó. Estaba colgada y encadenada de las manos con cadenas al techo. Parecía que estaba en una caverna, como una celda o mazmorra. No tenía sus armas y ni su abrigo térmico, solo una camiseta térmica gris de manga larga y su pantalón térmico gris. Iana escuchó pasos desde afuera de la celda.

Se abrió la puerta y frente a ella apareció un hombre acompañado de dos mujeres como escoltas. Los tres con marcas rojas como ojeras bajo sus ojos marrones, al igual que Iana, que tenía esas mismas marcas verdes. El hombre era de tez o piel negra. Por debajo de un peto de acero negro vestían con ropa térmica de cuerpo completo hecha de pelaje rojo, con una capucha ceñida en toda su cabeza.

El hombre sacó de su espalda un hacha y se acercó atemorizante hacia Iana.

—Cuando te dirijas a mí hablarás con la nueva lengua, nada de la lengua antigua. Mi nombre es Canot —dijo seriamente.

—Iana. Olvidar tus tradiciones no arregla nada —respondió Iana.

—Cuida tu lengua... No estás en la mejor posición para esa clase de ofensas.

—Dame un arma y veremos quién sale más ofendido.

—Te trajimos porque quiero que le hagas una inimización a ese Logi de Manlado que tanto adoran. Tú, tu tribu y esa bestia se interponen en mis planes de expansión.

—Si nos dejaras en paz no tendrías estos problemas. El bosque lleva desde el comienzo, y tú solo piensas en barrer y destruir solo para hacer esas nuevas construcciones e «innovar» —dijo haciendo las comillas.

—O ustedes se aferran al pasado en vez de pensar en las nuevas posibilidades que el futuro puede traernos. Las bestias solo saben destruir, matar, cazar y creerse seres que merecen ser adorados. Ustedes tienen un don para terminar con esto. Los naranjas solo saben romper rocas con sus ondas, nosotros con nuestra fuerza levantamos muros, los azules, grandes en la medicina y ustedes, privan su don de volver a las bestias en simples seres, pero adoran a ese Logi de Manlado. Ya es momento de que los humanos avancen en el futuro y que las bestias se queden en el olvido. El momento de innovar está cerca.

—No todas las bestias son seres destructivos, normalmente solo atacan los alfas y sus compañeros, ¿pero sabes? hay algunos que solo quieren vivir en paz y otros solo quieren ayudar y vivir junto a nosotros. Además, noto en tu tono de voz algo de envidia y celos que las bestias y nosotros tenemos más fuerza que ustedes... Y eso pide que puedan innovar...

Canot mostró un semblante algo molesto y el ceño fruncido.

—No le den ni agua ni comida. Eso te ayudará a pensar mejor el trato... Tienes hora, guardiana, o tu aldea pagará los costos de tu rebeldía —respondió seriamente.

Canot junto a su escolta salieron de su celda y se escuchó como le ponían seguro a la puerta. Iana buscó la forma de salir de todo esto, pero no había nada para romper las cadenas, solo pudo esperar a que la liberasen. Iana sintió pesados los ojos y cerró los ojos para descansar sin poder hacer otra cosa.

—Logi...



Horas antes.

Iana estaba en su aldea, sentada desde una torre de vigilancia detrás del borde de la redonda muralla que protegía la aldea. Vestía muy abrigada con ropa térmica de cuerpo completo hecha de pelaje negro, con una capucha ceñida en toda su cabeza. Veía las frondosas copas de cientos de árboles sacudirse con la brisa del aire que rodeaban y protegían su aldea; y cómo a lo lejos una gran cascada dividía su aldea con el resto del lugar junto a varias estatuas de arcilla de Logi y sus antepasados alrededor de la cascada, y otras estatuas en el camino fuera de la aldea.

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