Selena García
La fiesta esta grandiosa, la decoración está deslumbrante, los globos de color negro y dorado me fascinaron, el sonido de la música es nítida, era el perfecto encuentro después de cuatros años que no se veían, Elena y Tae se lo merecían, ellos se lo merecen. Todo iba tan maravilloso, los dos viéndose como si fuese la primera vez, transmitiendo en sus ojos fuego y amor, pero esa magia se va cuando Elena recibe una llamada y sale de la sala, no miró, no dijo nada, solo corrió y de pronto una chica la sigue.
"Pienso que de nuevo ese desconocido quiere atacar, quiere meterse en su cabeza, y después que tenía su vida restaurada, comienza el desastre".
Decido correr, y voy detrás de esa chica, no la puedo detallar, solo ver su hermosa cabellera larga y abundante de color marrón castaño.
Nos detenemos las dos.
Y aquí me encuentro con mi cuerpo intacto, sin reaccionar, viendo... viendo... un arma blanca que tiene Elena en su mano, el cuerpo de aquel hombre en el suelo desangrándose.
– ¡Oh Dios!, Elena– dije asustada.
¿¡¡Qué. Está. Pasando!!?
– Ma…– logró pronunciar.
Ella está asustada y alterada, noto que su corazón está latiendo muy deprisa, y la mano con la que tiene el arma le está temblando, giro lentamente para ver a la chica que está a mi lado, ella está asombrada, sus manos se las llevó rápidamente a su boca, tapándose de un futuro grito de miedo, y en cierta parte yo también estoy así, pero dejo de verla para enfocarme en Elena.
¿qué pasaría en esos pocos minutos antes de llegar? Es la pregunta que se está haciendo mi mente... pero.... pero... de pronto se apagan las luces y la chica ya no está.
¡¡¡Ahora sí, el miedo me invade!!!
Rápidamente cierro la puerta de esta habitación, sin darle importancia a la chica.
– Tranquila, te ayudaré– dije.
Un ruido sobresaltó a Elena soltando el arma, era la puerta abriéndose.
Un policía.
¿De donde salió? !!Lo que faltaba, la policía!!
– Deje el arma señorita, y mantenga su mano levantada donde la pueda ver– su voz era angelical, el joven era simpático. Un físico implacable.
Detallo que no tiene a la perfección el manejo de un arma, eso significa que es novato. Elena quedó impactada, y si la ayudo escapar sería tonto de mi parte, se pondría peor la situación.
¿Qué hago?
Elena García
Un oficial entró, solté el arma en el momento en que me observó.
Soy inocente pero los hechos hablan más que las palabras y no me van a creer.
Veo que el juego del desconocido es malévolo y sucio.
El policía es joven, alto, no tan musculoso, piel clara, por sus rasgo de como camina, la postura, es novato o un farsante y lo voy a descubrir.
– Oficial…
Está nervioso, sus manos les tiemblan. Sonrío como si tuviera el control de la situación.
¿Elena en serio le estás sonriendo al oficial? ¿¡En serio!?
¿Si soy inocente debí de sonreír?
– Por favor señorita manténgase en silencio porque todo lo que diga será en su contra y es mejor que…– su tono de voz es clara.
Estaba nerviosa, pero algo dentro de mí no lo estaba, era un impulso.
– ¿Qué?… ¿qué si hablo, que va hacer oficial?– mi voz fué desafiante, y eso es lo que quiero lograr.
– ¡QUE MANTEGA SU BOCA EN SILENCIO! O ¿¡no entendió!?– alzó su voz.
Él se acercó, dando pasos pequeños, su postura es recta pero incorrecta para llevar un arma. Llevé mis manos a mis piernas, alzando poco a poco el vestido con el fin de tener su atención.
¡¡Tengo su atención!!
Observo a mi madre rápidamente, tiene un rostro lleno de confusión, no podía decirle nada sino este oficial me puede tomar de desprevenida.
– ¿Señorita que hace?– preguntó cautelosamente.
Me acerqué un poco, mis manos aún seguía alzando el vestido.
– ¿Señorita que hace?– lo repitió.
Estaba cerca de mí...
Su mirada estaba fija en mis ojos, llevó su mano a la parte trasera, buscando lentamente las esposas. Aproveché el momento de tomar mi pistola que se encontraba debajo de mi vestido y lo apunté en su frente.
En ese momento me sentí como si estuviera en una película de acción. Sus ojos quedaron asombrado pero sus labios se tornó en una sonrisa que no puedo explicar, era para tenerle miedo, pero sentía seguridad.
– Soy la oficial García, García Elena y si no me dice quién lo envió téngalo por seguro oficial…– me detuve viendo su apellido– oficial Suárez que estará despedido en un segundo, yo estoy a cargo de este caso y vine lo ante posible.
Mi arma lo está apuntando, gota de sudor resbalaba de su frente. Seguía viéndolo y observé su mano derecha un tatuaje, él se notó, y me lanzó las esposas aprovechando de escapar.
El arma se me cayó y lo tomé rápidamente.
– ¡Mamá no te vayas, ni siquiera te alejes de este cuerpo!– dije gritando porque iba corriendo.
Él tenía una gran distancia, seguía y seguía corriendo, los tacones no me dejaban.
Lo estoy perdiendo de vista.
¡¡Vamos Elena!!
Observé y analicé el parámetro por sí había un atajo, rápidamente me quité los tacones y fuí corriendo a una ventana, no era tan alta, si saltaba lo podía atrapar, solo tengo que esperar el momento.
Uno, contaba, lancé mis tacones y me subí a la ventana.
Dos, observé su sombra que venía muy deprisa.
Tres, solo falta un paso para llegar a él…
Cuatro, ¡Ya!
Me lancé y caí encima de él, la caída se hizo menos dolorosa, pero estamos rodando y rodando hasta parar en una superficie recta. Él se levantó y corrió apresuradamente, mientras me levantaba, él disparaba.
Sus balas me rozaban, por un momento pensé en que podía morir.
¿Cómo algo tan diminuto es peligroso y mortal?
Mientras pensaba, me fijé que empezó a correr para alejarse y escapar. Definitivamente corrí sin mirar atrás, dejando a un lado el temor de perder mi vida, ya eso no importaba, todo está oscuro y no observo ni el club, estamos entrando en un bosque.
Él corre muy rápido y los árboles hacen que nos perdamos. El ruido de la madre naturaleza y los sonido de las aves me hacen recordar al pasado, a la cabaña… realmente me dejó cicatrices.
Ya no tengo su rastro, pero un sonido me hace correr, me guiaba de sus pasos.
La luna está haciendo presencia y me escondo en un árbol cuando...
– ¡Te tengo!
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La Cabaña 2
Mystery / ThrillerElena García vuelve. El desconocido regresa. La batalla de sobrevivir sigue cobrando víctimas, y ahora todo empezará con un suicidio.