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—Me enlistaré

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—Me enlistaré.

Hange escupió el agua que tenía en su boca al escuchar las palabras de su amiga, fue tanta su impresión que tuvo que esperar un par de minutos para dejar de toser y así poder continuar la conversación.

—Lo dijiste con tanta seriedad que por un momento creí que lo decías en serio. —Se limpió la boca para remover los residuos de agua y saliva que le quedaban, pero al no recibir respuesta alguna, volteó a ver a la contraria—. ¿Pieck?

—Entraré al cuerpo de adiestramiento.

—Tú no eres Pieck. —Se puso de pie y señaló a la contraria con el vaso vacío que sostenía en sus manos—. ¿Quién eres y qué hiciste con mi amiga?

—Habla más bajo, tonta. —Jaló la muñeca de la mano de Hange que la señalaba con el vaso, obligándola a tomar asiento nuevamente en el escalón de la entrada de su casa—. ¿Por qué no me crees?

—Eres la persona con menos fe en Eldia que conozco, no te creo capaz de unirte a las fuerzas armadas sabiendo que odias a todos.

—Agradezco tu sinceridad —respondió para tomar el vaso con agua que tenía a su lado e ingerir un poco de su contenido.

—¿Por qué te quieres unir?

—Supongo que Eldia no es tan malo como parece.

—Estás hablando conmigo, no con un instructor en tu examen de admisión —comentó haciendo reír a la pelinegra—. ¿Cuál es el verdadero motivo?

—Mis padres, quiero mantenerlos a salvo. Esta estúpida guerra no ha hecho más que traer desgracias a Paradis y no quisiera que en un futuro mis padres sean enviados como cerdos para el matadero. —Fijó la vista en el vaso que sostenía en sus manos—. En cualquier momento nos pueden dejar a merced de los titanes creados por Marley o convertirnos en esas bestias, no quiero eso para mi familia.

—Así que lo harás por la protección de los soldados y sus afiliados, ahora sí suena a un motivo digno de ti. —Dejó su vaso vacío a un lado de ella y levantó la mirada hacia el cielo despejado—. Serás un gran miembro en la policía militar.

—¿Me estás apoyando? —preguntó sin poder ocultar la sorpresa en su voz y en el brillo de sus ojos.

—¿Por qué no habría de hacerlo? Estarás persiguiendo un bien mayor y no me refiero a defender a nuestra patria porque estoy segura de que no vas a hacerlo de forma voluntaria. —La miró a los ojos manteniendo el rostro hacia arriba—. Es un bien mayor personal y eso es más que suficiente para que yo te apoye.

Pieck esbozó una enorme sonrisa y, al igual que Hange, levantó la mirada para observar también el cielo azul y las pequeñas nubes que se podían apreciar, fue entonces cuando una idea se le cruzó en la mente y después de analizarla por un par de minutos, decidió que no sería tan descabellado hacerla realidad.

En otra vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora