9: la llegada de Gabriel, la desesperación y el honor más allá de la muerte.

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En el panteón celeste la historia era otra, Marfil se reunía con Sura y Nazrael, el que todavía no llegaba a la reunión era Phacer, así que el arcángel mando a llamar a uno de sus súbditos y le dijo que le fuera a preguntar porque se estaba demorando, la jefa de los vampiros que en estos momentos tenía a su ejército luchando contra los chicos del campamento, estaba un poco preocupada, quería que su batalla termine si o si en victoria, ya al parecer estaban cansados todos en el cementerio de tener que lidiar con los humanos que hacían de las suyas, mientras tanto Nazrael comenzaba con el cometido de la reunión, la mayor preocupación del grupo de jerarcas, era saber qué pasaría con la derrota del ejercito vampírico, más allá de que a Sura le moleste que se hable hipotéticamente de perder estando su pelea en curso.
- Esto pasa de nosotros, si Sura y su ejército pierde, quiere decir que no estamos preparados para enfrentar a estos humanos, tomaran los antiguos el mando y nosotros estaremos en problemas Marfil, lo peor que nos puede pasar hoy es que bajen los jefes desde el cielo o el infierno y nos manejen el cementerio, es más, a nosotros nos mataran.

- Calma Nazrael, no digas que todos no están preparados para atacar a los humanos, ustedes los tomaron a la ligera, yo todavía tengo un plan, igual es raro que con tantas derrotas todavía no aparezca ninguno del cielo ni de la tierra, ¿a vos Sura te visito alguno de los caines?

- No Marfil, no tuve el agrado y espero no tenerlo, que estén bien lejos es lo mejor que nos puede pasar, igual allá afuera tengo un ejército luchando por todo o nada, el más fuerte del cementerio.

- Si vampiresa, eso ya lo escuché, que Phacer tenía el más numeroso, Radamm el ejército más inmortal, ustedes, el más poderoso, nosotros el más sanguinario y ¿cuál es el resultado?, discutir aquí, quien es el primero que termina como conejo pelado y a la hoya.

Todo era un clima de aspereza, el que no aparecía era Phacer, esto inquietaba a los jerarcas, Sura seguía discutiendo de que la reunión se tendría que hacer cuando ella este al cien por cien derrotada, le indignaba que todos hablen de esa manera sabiendo que su gente se jugaba la vida en el campo de batalla. La puerta se abrió de repente, mientras todos hablaban, un ángel entro por el costado de la sala, sin molestar a nadie, la atravesó pegado a la pared hasta llegar a Marfil que estaba sentado en un trono dorado hermoso dentro del mausoleo, este le susurro en el oído mientras se escuchaban las voces del demonio y la vampiresa discutir.
Inmediatamente todo quedo en silencio, Marfil se paró de golpe, un ruido seco hizo callar a todos el mundo, el extendió sus alas haciendo que suenen como la caída de una bolsa llena de algo pesado, su cara era de espanto y amargura al mismo tiempo, se estaba enterando que el rey de los muertos vivientes había sido asesinado, en su propio mausoleo, que no solo discutirían que los humanos estaban ganando batallas, sino que también estarían discutiendo que van al frente en la guerra, ahora si estaban más que jugados, la mitad de los que eran responsables para defender los restos de la muerte ahora eran cada vez menos, solo ellos tres, aunque el arcángel sabía que si era necesario por cuestiones del protocolo Volgaf estaría en el cementerio custodiando los restos de la muerte, así que tampoco eran necesariamente ellos solos, pero esta muerte si era debilitadora, para la mayoría de los soldados, fueran de la raza que fueran, delante de sus ojos cinco humanos habían asesinado a un jerarca de los más importantes y capturado a otro completamente inmortal, habían aniquilado por ahora unos mil quinientos soldados, contando a elites, la verdad en la cabeza del grupo de jerarcas era que cualquier soldado que supiera esto, no lucharía por el cementerio, directamente se iría a cualquier otra parte.
Indignado Marfil tomo su espada, salió prepotente hacia la puerta, la abrió con una fuerza que venía de su propia bronca, estaba molesto porque los humanos se habían tomado un derecho que no correspondía, ya habían pasado todos los límites y faltas de respeto para el que no era digno, había que frenarlos de cualquier manera, Sura y Nazrael se quedaron mirando, la vampiresa por su parte le decía que no debía meterse en su batalla, pero Marfil no quería saber nada con escucharla. Él ya tenía una decisión, iría el mismo a ponerle fin a todo este asunto de pendejos mocosos, pero solo hizo falta un paso fuera del panteón para que un rayo de luz cayera sobre el césped, un impacto que levanto un circulo de tierra y pasto alrededor de lo que había caído al suelo, con tanta luz que iluminaba toda la noche entera, Marfil solo pudo cerrar los ojos y tomar aire, agachar la cabeza y saber lo que se le venía.
Una esfera de fuego estaba delante de él, metido en la tierra por el impacto de la caída, con unas alas encima del cuerpo, las cual desplego, del fondo de la habitación vinieron corriendo los otros dos jerarcas, algunos soldados angelicales miraban lo que pasaba desde lejos ya que el resplandor hasta había asustado a los chicos del campamento que no sabían que estaba pasando. 
Del suelo salió un ángel, si Marfil media más o menos algo de dos metros, este media dos y medio, si el jerarca era un ser de luz hermoso, este lo era por tres, una luz tenue dorada no dejaba ver nada de su cuerpo, apenas podía notarse con lo que estaba vestido, su cara estaba totalmente borrada, no se veía porque un sol salía por su yelmo, las alas parecían de seda, radiantes, llena de fuego, un ser único, nunca visto, digno de un arcángel superior, un semidiós, algo impresionante para la tierra, tanto que los jerarcas hicieron automáticamente reverencia, Marfil trataba de tomar aire mientras que pensaba lo frito que estaba, lo hizo unos segundos y luego apoyo su rodilla al suelo haciendo reverencias.
- Dios lo tenga en su gloria mi señor Gabriel. – dijo marfil, con un amor impresionante hacia el que estaba parado delante de él.
Por el otro lado, los muchachos del campamento estaban realmente agotados, delante de ellos, todavía quedaban unos cuarenta soldados, las balas estarían complicadas si seguían disparando, así que la mayoría trataba de luchar con las espadas, Katha desde dentro del circulo era la única que sabía tirar con el arco, así que utilizaba todas las que habían recibido durante su estadía en el cementerio,   entre espadas y patadas, se cruzaron en el campo Gustav y Kevork, el armenio entre un duelo de espadas contra dos vampiros que deseaban cortarle la cabeza, le comentaba al Karavnikov que tenían que lograr conseguir agua bendita, Gustav, se reía mientras frenaba espadazos, que fácil lo decía el armenio, sabiendo que no había un padre a menos de diez kilómetros.
Katherina que estaba escuchado, le pidió a Irina el agua, con ella mojaba un poco las puntas de las flechas y disparaba, aunque no le daba de lleno para entrar en el cuerpo de sus enemigos, con solo lastimarlos un poco, los vampiros comenzaban a sentir un fuego interior que los hacia arder en llamas de adentro hacia afuera.
- Dios, tiene razón Kevork, con agua bendita ganaríamos esta guerra más fácil, ¿malditos padres, donde están cuando los necesitas?

- Si, entiendo, igual en mi casa, mi abuela siempre nos decía que, si eras una persona de fe y ponías tus manos en agua, le pedias al cielo y rezabas, el agua se hacía bendita, no hacía falta llevarla a la iglesia, ella lo hacía así, cuando no podía ir a conseguirla.

Katha se quedó mirando a su compañera después de eso unos segundos, del grupo Irina era la más religiosa, así que podía ser posible que logren intentar algo con eso, rápidamente Katherina comenzó a voltear su cuello de un lado al otro, buscaba algo que pueda ayudar, ellos tenían unos cinco bidones con cinco litros de agua en cada uno, para tomar en el viaje, dos de ellos estaban vacíos, era la oportunidad, lo ideal sería llenar esos dos, sin utilizar los de agua potable, porque si no estarían perdidos, la única que podía lograr la misión de llenarlos en algún lado era la poderosa ayuda que tenían dentro del grupo, Giudisse, que podía ir rápidamente sabiendo lo que hacía, así que comenzó a llamar a la fantasma, que de inmediato fue a su encuentro, después de contarle rápidamente la situación la fantasma se tomó unos segundos para poder pensar, hasta que recordó que en una sector de las paredes del Sur había una canilla, donde podrían sacar agua aunque sea en malas condiciones, así que tomo sus bidones y comenzó con la tarea.
- ¡Vamos chicos!, están casi exterminados. – gritaba Kevork que miraba a su alrededor que solo unos treinta quedaban de pie.

- ¡Eso tiene que ser mentira!... ¿eso es el ejército rojo lo que está marchando hacia acá? – dijo Gustav atónito, con un nudo en la garganta.

Estaba pálido el Karavnikov, no sabía si llorar o reír, asombrado si estaba, eso era seguro, no podía creer lo que estaba viendo, soldados de la antigua unión  soviética venían con sus uniformes y rifles a luchar contra ellos, rápidamente Gustav salió de su asombro y emoción, sabía que eso no era bueno, tenían armas de fuego lo que ellos estaban totalmente indefensos sin trincheras, así que debían tomar una decisión inmediata, después de algo de tiempo, el Karavnikov dedujo que los vampiros pudieron asaltar una base militar soviética olvidada en medio de Promyshlennyi, era algo fascinante para él, ya que estaban jugando con sus sentimientos y placeres de combatir con el ejército ruso, aunque sea teniéndolos enfrente.

En un grito de desesperación, el líder del grupo pidió a todos que rápidamente tomen armas, todo lo que puedan, mientras tanto también le dio una orden a Nur que él se quede tratando de alejar a los veinte o treinta soldados vampíricos que quedaban en el lugar, mientras tanto el campamento comenzó a juntar todo lo que pudo, desde el frente los soldados vampíricos de Castiga, estaban tomando posiciones, arrodillados en una pierna, comenzaron a cargar sus armas, el rifle tenía un cargador que se ponía desde abajo con cinco balas, que eran letales, esto lo sabía Gustav, por eso lo único que podían hacer era correr hacia las puertas y usar las paredes como escudos y defenderse por cada entrada, pero el, sabía que ya estaban cargadas las armas cuando escucho el ruido del seguro de las recamara de los rifles, estaban a punto de recibir una decena de balas una atrás de otra, así que inmediatamente le pidió a todos que se tiren al suelo de pecho, detrás de las carpas sin que los vean los vampiros. Todos obedecieron, aunque Gurka tardo un poco, en ese momento los disparos fueron aturdidores, las balas atravesaban la tela de la carpa y daban de lleno en toda la pared Este del cementerio, era un completo fusilamiento, estaban totalmente en peligro inminente esta vez. Calculando aproximadamente los disparos, Gustav pidió que cuando de la orden, todos corran hacia las puertas.
Nur por su lado, había tirado esferas de fuego hasta el hartazgo, haciendo retroceder a algunos soldados, mientras el corría hacia las puertas, algunos disparos ayudaron, ya que los vampiros no eran muy buenos con los rifles, varios disparos fueron a sus compañeros que estaban delante de ellos en el campo de batalla, haciendo que queden unos diez soldados del ejército negro de pie.

Cuando los disparos cesaron un poco, el Karavnikov dio la orden de correr, todos se pusieron de pie y se dirigieron a la entrada que estaba a varios metros de distancia, a algunos soldados todavía le quedaban disparos, algunos daban a centímetros de donde ellos pasaban, Gurka y el armenio ya estaban llegando a la puerta, Gustav mientras corría acertaba algunos disparos a los soldados que ya tenían las armas cargadas para disparar, las dos chicas del grupo venían detrás, Katherina un poco más adelante, Irina retrasada en la carrera, se tropezó y quedo en el piso pidiendo que alguien la ayude, de inmediato su compañera freno la carrera y retrocedió para darle una mano, una lluvia de disparos fue lanzada contra los cuerpos de las dos, una de ellas dio de lleno en el abdomen de Katherina, que cayó de pie sobre la pared, tomando fuerte la mano de Irina, la levanto y comenzaron a correr, Gustav que había visto la situación la ayudo a llegar hasta la puerta de entrada.
Las balas no frenaban, al igual que la sangre de Katha, que debido al esfuerzo de correr hasta la puerta estaba muy herida, todo era un completo desastre, no había forma de frenar esto, mientras tanto Nur hacia esferas de fuego que tiraba por encima de la pared, haciendo que caigan en forma de bombas contra los enemigos, Gustav y Kevork en una respuesta militar, disparaban, tratando de cubrirse con las paredes, a diferencia de una guerra normal, estos vampiros solo tenían la idea de ponerse de rodillas y disparar, a pesar de que eran buenos, no tenían una defensa, era kamikaze su estrategia, pero por ahora daba resultado, del otro lado estaba Gurka, transformado en licántropo, que poco podía hacer, ya que no podía sujetar las armas, así que lanzaba lo que tenía a mano fuera del cementerio, al aire para que caiga sobre la cabeza de los vampiros, Irina que en Moscú era enfermera poco podía hacer con el botiquín en las carpas y al parecer tampoco podría teniéndolo, ya que la herida era muy grave, no quedaba opción, el ejército estaba avanzando, no era suficiente con solo dos hombres disparando, así que Nur también tomo las armas, pero los soldados eran demasiados, y a su vez estaban cada vez más cerca.
Katha tomo fuerte la mano de su compañera y temblando, cerró los ojos lentamente, Irina no podía parar de llorar, ella se sentía culpable porque su amiga la había ido a ayudar, el resto no paraba de disparar, pero a su vez de fondo escuchaban los gritos de la integrante del grupo, que lloraba de dolor desconsoladamente, era una escena horrible, desgarradora, los integrantes del grupo no tenían ni siquiera la oportunidad de poder sufrir en paz, tenían que ver como todos morían y después de luchar por sus propias vidas, sufrir por las que se fueron.
Por la pared Sur, venia Giudisse, con dos bidones de agua llenos, aunque sucios por el tiempo que llevaba estancada, Gustav no entendía que era lo que paneaba, pero ella los cuidaba celosamente. Al llegar, vio toda la escena trágica, trato de abrazar a Irina que no podía más en llanto y no soltaba a su amiga de la infancia, a todo esto el Karavnikov se daba cuenta de que la situación era mala, estaban por quedarse sin balas y el resto estaba en el campamento, no habían podido traer hacia la puerta más que unas pocas municiones, preocupado le pregunto a las chicas que pretendían hacer con el agua, Irina no sabía, Giudisse mucho menos, en el estado de shock que tenía la humana del grupo no recordaba ninguna charla, en cambio la fantasma si, le conto a Gustav que después de hablar las chicas la mandaron a buscar un bidón con agua, entre lágrimas
Irina conto que hablaban de una abuela que bendecía el agua cuando no podía ir a la iglesia, Giudisse la miro y le dijo que para eso Katherina le había pedido el agua, para que ella se encargue de esa misión, pero ella no respondía, estaba dolida por lo que había pasado, Nur del otro lado comenzó a tirar esferas de fuego nuevamente, ya no tenía balas en su arma, Kevork ponía su ultimo cargador en su ametralladora, unos sesenta soldados habían caído, si mal no sacaba la cuenta a ojo Gustav, quedaban alrededor de unos doscientos soldados, esta vez era todo imposible de lograr, Irina se puso de pie, se secó las lágrimas  y comenzó a gritar, tomo los bidones y comenzó a pedirle a dios, que bendiga el agua, mientras que también le pedía explicaciones de porque le pasaban estas cosas, le pedía saber si estaban solos en el cementerio, le pedía que la ayude y termino con un padre nuestro y un ave maría.
Gustav no era muy creyente, no sabía si esto podía funcionar o no, era cuestión de probar, pero la pregunta era como. Mientras miraba a su alrededor, solo veía a Nur y a Gurka tirando cosas por encima de la pared y a al armenio que tiraba el ultimo disparo que le quedaba en la recamara.
De repente el licántropo tomo una gran roca y la lanzo, el Karavnikov la siguió con la mirada y observo que cayo justo encima de dos vampiros que venían juntos, hiriéndolos, pensó unos minutos y reacciono, viendo que los soldados estaban muy cerca de ellos, las balas serian peligrosas si traspasaran las paredes, por la distancia que tenían los disparos, así que tenían que actuar de inmediato, llamo a Gurka que estaba convertido en bestia, le pidió que arroje uno de los bidones lo más arriba posible de los soldados,  este accedió inmediatamente, tomo el bidón con ambas manos y lo lanzo lo más arriba posible de los soldados, los cuales solo observaron cómo viajaba el bidón con agua hasta pasar por encima de sus cabezas, Gustav tomo aire, tomo firme su arma, puso su ojo en la mira, cuando tuvo el rango de tiro, disparo justo al centro, el impacto fue certero, el bidón reventó dejando caer una lluvia de agua bendita sobre los vampiros que seguían avanzando, sin dudarlo un segundo Gurka lanzo el segundo y el resultado fue el mismo, los vampiros comenzaron a tirar sus armas, lentamente se tomaron la cara y a arrodillarse en el suelo, podía verse un leve humo que salía de sus carnes, rápidamente, Gustav tomo a Kevork de la mano y lo llevo hasta las carpas, tomo municiones y salieron los dos disparando contra los vampiros que no tenían reacción alguna, estaban todos sufriendo una lluvia acida sobre su cara, por detrás de los disparos del grupo salió Nur repartiendo patadas y fuego por todos lados. 
Trader y Castiga estaban derrotados, sabían que la muerte se les vendría encima cuando se entere Sura que no pudieron vencer a un par de humanos. El jefe negro sabía que era morir o morir, así que tomo la decisión de ir a matar al grupo el mismo, aunque lo consiguiese sabía que la muerte era lo único que le esperaba, Castiga solo observaba como los vampiros caían uno tras otro, muertos delante sus ojos. Ninguno podía defenderse, no podían sacar sus manos de sus caras y así recibían los disparos de los chicos que estaban detrás de las carpas, Giudisse también tomo armas y comenzó a repartir espadazos por doquier, en cuestión de minutos la batalla ya estaría ganada, hasta que por detrás, se vio una túnica blanca corriendo derecho hacia los chicos, con un peto plateado y un yelmo cerrado, unas botas rojas y una espada sedienta de sangre, la cual quería matar cualquier cosa que tuviera delante, era por supuesto Trader en un intento de querer detener al grupo, pero Gurka no lo dejaría hacerlo, el tenia algunos intereses personales contra el jefe negro de los vampiros, así que el solo se encargaría del asunto, de esto se percataron los demás, pero la orden de Gurka fue explicita, cuando un vampiro y un licántropo se baten a duelo, nadie más puede meterse hasta que uno de ellos muera, orden que desde los vampiros hasta los integrantes del grupo respetarían.
- No quiero formalidades Marfil, vengo porque tú estás perdiendo las riendas de tu protocolo, tu sabes muy bien que no pueden siendo jerarcas asesinar a un mortal, así que no sé a dónde estabas yendo.

- Gabriel tengo todo controlado, no es necesario que tu estés aquí, sabes que yo no asesinare a ningún mortal, quédate tranquilo que yo….

- ¡Tú nada, Marfil!, no voy a dejar que me mientas, puedo saber qué es lo que quieres hacer y tomare cartas en el asunto si asesinas a alguien y eso pasa, serás tú, quien forje su propio destino. Estoy también aquí, porque en el cielo estamos por tomar la decisión de venir a tomar el poder del cementerio por nuestras manos, los representantes elegidos por los grandes jefes no son lo suficiente para poder cuidar los restos mortales de la parca.

- ¿Acaso estas diciendo que no podemos hacernos cargo nosotros?, no creo que estén todos de acuerdo con la decisión que ustedes quieren tomar.

- No, es verdad Sura, Caín y lucifer todavía confían en ustedes, dice que no deberíamos tomar el control, Jehová y Hades, quieren tomar ellos mismos ese asunto, no pueden permitir la derrota de ustedes y que alguien se quede con los restos de la parca, Set y Anubis todavía no están decididos, pero muy pronto van a tener una respuesta, así que no tienen tiempo si lo que quieren es seguir teniendo el poder el cementerio en sus manos.

No tenía más opción Marfil que no reaccionar a sus instintos de el mismo acabar con los humanos del grupo, pero algo tenía que hacer antes de que los grandes jefes tomaran el poder del cementerio y lo dejasen a todos los jerarcas en el lugar más recóndito del planeta.
Gabriel ya había informado las cosas como eran, ahora el resto tenía que acatar las órdenes, no había otra opción, después de esto el arcángel volvió a subir a los cielos, dejando al cementerio lleno de dudas y más problemas que antes. Era obvio que si los jerarcas tomaban el asunto con sus manos los humanos no durarían mucho más tiempo en el cementerio, pero la ley estaba escrita, que nadie del cielo ni del infierno, de la tierra o del purgatorio que tenga un cargo mayor, pueda tocar a un humano creado por dios.
Esto era una gran ayuda para los humanos, que, aunque tenían que luchar contra los ejércitos, no iban a recibir un ataque sorpresivo de los que realmente podían matarlos. Aunque la prioridad en estos momentos era otra, mientras que Trader y Gurka luchaban escarnecidamente, el resto del grupo se encargada de terminar con el sufrimiento de los vampiros que quedaban de pie, algunos de ellos querían defenderse, pero no podían ver nada, así que solamente lanzaban manotazos al aire, esperando la muerte por manos de los integrantes del grupo.
Hasta llegar a quien realmente era importante, ahí estaba Castiga, pensativo, mirando de frente a sus retadores, sabía que por más fuerte que sea ellos demostraban tener una suerte de campeones, que lo llevarían a la muerte con solo enfrentarlos, pero por el honor había que hacerlo. Enfrente tenía a Nur, Gustav y Kevork, dos humanos y un demonio no eran más que un vampiro comandante del ejército, aunque sean tres a uno, por eso el jefe blanco no dijo nada, tomo armas para luchar. Por otro lado, Irina y Giudisse, tenían su guerra aparte, la fantasma miraba como Irina comenzaba a cavar una tumba para su amiga, no le importaba que todavía el resto del grupo tenía una guerra al lado de ellas, así que Giudisse, no solo cuidaba sus espaldas, sino que también la ayudaba con su tarea. Trader por su lado, estaba controlando la situación, al parecer el licántropo estaba demasiado cansado y herido con la batalla anterior, amén de que el vampiro era superior en todos los aspectos, pero esto no lo dejaría caer a Gurka, sabía que tenía que ganar a como dé lugar.
Trader lo esperaba, de frente con su espada a media altura, como si fuera una lanza, Gurka tomaba aire, todo su cuerpo parecía crecer mientras lo hacía, miraba a los ojos al vampiro para saber cuál era su próxima jugada y Salía de frente a buscarlo, para cuando estaba a una distancia tolerable, el vampiro lanzaba su espada hacia adelante, con la intención de clavársela en medio del pecho al licántropo, pero este sabia sus jugadas y también, teniendo muchos reflejos lograba evadir el ataque hacia un costado y teniendo al vampiro casi a su lado, lanzaba un zarpazo con sus garras directo a la cara, pero ya sabemos que el vampiro no era tonto, antes de que el golpe de Gurka fuera lanzado, Trader se lanzaba hacia atrás de un salto, veía las garras del lobo pasar por delante de su cara, casi peinándolo y teniendo de frente al licántropo le daba una patada en el pecho que hacía que los dos vuelvan a estar a una distancia considerable a la del principio.
Esto no era más que una demostración del poder de ambos, pero que de lejos se podía ver que el Caín tenía mucha más habilidad y fuerza que el Setie.
Otro que sacaba su espada era Castiga, una espada blanca, radiante, a comparación de su camarada Trader que tenía una de color negro, que el mismo sabía que no serviría de mucho si tenía un mínimo descuido contra los tres enemigos, que a su vez también tenían espadas, recogidas del suelo, que el ejército negro había dejado.
- No seremos los mejores de este cementerio, pero veo en tu cara que te das cuenta que luchar contra nosotros no es una victoria favorable, di todo lo que sabes sobre los restos de la muerte y te dejaremos ir. – Gustav quería sacar provecho de la situación en la que estaba Castiga, que se notaba en sus ojos una leve preocupación por enfrentar al grupo.

- No humano, lamento decepcionarte, si algo fui y seré durante toda la historia, es sincero, la verdad no tengo ninguna información sobre los restos de la muerte y gracias por tu oferta, pero aunque me dejen con vida, no duraría ni una hora vivo dentro de este cementerio, porque los míos se encargarían de asesinarme por traición, además si perdíamos la batalla, la paga por ello sería la muerte, así que estoy en un limbo, estoy muerto aunque me vean vivo, así que prefiero luchar hasta las últimas consecuencias.

Gustav miraba con otros ojos al vampiro, tenía mucho honor, era algo que a el mismo lo sorprendió. El vampiro era un hombre completamente derrotado, estaba desilusionado que su ejército había perdido, a su vez ya sabía que estaba muerto, era completamente una tragedia todo lo que le estaba pasando. Pero, aun así, se quedó parado en el centro de los tres que lo enfrentaban, ahí, esperando que alguno de el primer paso y ese fue Nur, que lanzo unas esferas mientras corría de frente hacia el vampiro.
Por la otra punta del cementerio, seguían combatiendo el lobo contra el jefe negro, Trader llevaba una ventaja en la pelea, el cansancio, ya que él no había tenido ningún esfuerzo físico, en cambio Gurka estaba al borde del desmayo, ya respiraba demasiado agitado, cada vez que caía al suelo, tardaba demasiado en ponerse de pie, trataba de tomar todo el aire que podía y cada segundo de descanso era mucho para Gurka, para el vampiro era fundamental no perder la cabeza, sabía que el licántropo por instinto saldría siempre al ataque, el solo tenía que esperarlo y contratacar, pero cometió el error, de querer aprovechar la situación, viendo que el lobo se quedaba en el piso sin levantarse, fue hacia él, lo miro desde arriba, el no dejaba de respirar agitado, sabía que nada podía hacerle con tan pocas fuerzas, observo que Gurka movía sus manos pero no le importaba, se paró delante, pensó por un momento que sería mejor, si dar un espadazo o solo clavarla desde arriba dentro de su espalda, prefirió lo segundo, así que con las dos manos levanto la espada, con la hoja hacia abajo, poniéndola de frente a su cara, para hacerla caer de lleno en la espalda del licántropo, que solo miraba el suelo, ese fue el error de Trader, que no observaba que alrededor de todo el cementerio había espadas tiradas de su propio ejército, que habían quedado desparramadas después de que sus dueños caían muertos cerca de ellas. Fue cuando desde el suelo, Gurka levanto su cabeza, miro al vampiro con piedad, pero con su mano rápidamente tomo una de las piernas de Trader, el vampiro era más fuerte en inteligencia y habilidad, pero el licántropo convertido en lobo era dos veces más que el vampiro en fuerza, así que tirando de su pierna, logro hacer caer al vampiro de espaldas, que para no caer de lleno abrió sus brazos tirando la espada a un costado, rápidamente de debajo de su cuerpo, Gurka saco una espada, que había quedado debajo de su cuerpo, cuándo cayo por los golpes de Trader, con el envión desde el piso derecho al pecho del jefe negro, que se quedó mirando al lobo, en el suelo, con los brazos abiertos como si estuviera crucificado, moviendo sus dedos para poder alcanzar la espada, para matar al licántropo que estaba sobre él, pero por mucho que intento no llego y murió delante de los ojos de Gurka, que automáticamente, cayó casi medio muerto del cansancio.
La otra contienda no duraría mucho tiempo, Castiga logro evadir a Nur, le dio una patada que lo hizo bolar unos metros, se defendió del espadazo que Kevork le tiraba por detrás y mientras luchaban con las espadas trabadas, opto también por pegarle para sacárselo de encima, los tres tacaban al mismo tiempo, Gustav se fue con todo pero el vampiro lo esquivo fácilmente, aunque tomo aire, miro al cielo y cayo de rodillas, con la espada que tenía el armenio enterada de un lado al otro, miro a un costado y vio a su camarada muerto, la decepción por no haber ganado era más fuerte que el dolor, con más tristeza que furia, cerró los ojos y cayo de frente al piso, todo quedo en silencio, solo escuchaban las paladas de Giudisse  e Irina que mientras una hacia el foso, otra desenterraba un cajón para poder meter a Katha en el.
Gustav estaba destrozado, su compañera de toda la vida estaba muerta, el recordaba que horas antes lo había acompañado a realizar una tarea que había ayudado a que estén un paso delante de los jerarcas del cementerio, tampoco se olvidaba que le gustaba, ya que por mucho tiempo estuvo enamorado de ella.
Lo único que sorprendió al grupo, que estaban cansadísimos, era una columna de humo negro que venía de la parte Noroeste del cementerio.
- Al parecer, ahora prendieron fuego el panteón de los muertos, alguien parece que quiere quedarse con todo el cementerio para ellos solos. – solo acoto Nur.
Lo único que podían hacer ahora, era tratar de darle una sepultura a su compañera y tratar de descansar lo más posible que puedan.

los inmortales - al vamphDonde viven las historias. Descúbrelo ahora