🪶CAPÍTULO 39: Una promesa y un pecado🪶

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Hace miles de años atrás cuando el mundo ya era habitado por humanos, se enviaron a la tierra 200 ángeles con una misión en común, proteger a la raza humana.

"Hagamos todos un juramente y comprometámonos a todos bajo un anatema a no retroceder en este proyecto hasta ejecutarlo realmente" esa, era la promesa que se habían hecho ellos mismo, una que no llegaron a cumplir, al perderse entre la belleza humana, enamorándose y cansándose con ellos, procreando una nueva raza de semidioses, los cuales fueron llamados Nephilim.

Samael, sabían que habían actuado mal, cegados por la lujuria y deseo sexual hacia las hijas del hombre, y su padre no tardaría cartas en el asunto. Y fue así como sucedió, sus acciones provocaron la furia de Dios.

Dios, los castigo, expulsándolos del paraíso, y arrebatándoles sus almas, creando así una época de oscuridad, para los humanos como para los vigilantes.

Samael siempre mantuvo firme ante su castigo, porque era justo y merecido por romper las reglas, más aún así, se negó a perder su alma por completo, por ello antes de ser castigado oculto la mitad de su alma, basándose en los conocimientos de aquellos libros que había leído y fueron considerados prohibidos en la tierra, siendo confiscado y bajo su tutela, al ser el encargado de confiscarlos.

En ellos había leído, que, si obtenías tres almas de ángeles, eran tu puerta al paraíso, en aquel tiempo, nunca imagino que el conocimiento que había obtenido de aquel delgado libro le serviría en un futuro. Y aunque su plan siempre había sido obtener la luz de Luzbel al enterarse de su existencia en la tierra, bajo la manga tenía un plan B, y el alma de Semyazza se había convertido en ese plan B. Siendo el camino más corto para conseguir su objetivo al arruinarse el primero, ya que era más fácil obtener el alma de Semyazza que la de tres ángeles. Pero el alma de Semyazza no era suficiente para abrir las puertas del paraíso, era ahí donde entraba la mitad de su alma, la cual había estado ocultando en cuerpos de seres mágicos que hacían tratos con algún duque del infierno, a cambio de sus deseos codiciosos. Hasta que llego a aquel joven atado con cadenas en medio de aquel salón con el techo de cristal, que permitía que la luz la iluminara.

Axel, levanto la mirada del suelo, ante la sombra frente a él. Pero a pesar de que intento enfocar su mirada en aquel sujeto, todo le resultaba demasiado borroso.

Sintió al ser tomarlo de la barbilla y analizar su rostro, pero a pesar de su cercanía, fue incapaz de ver su rostro con claridad.

Samael miro con interés el parecido que tenía el joven a su madre, aquella mujer que porto primero el alma, antes de que fuera traslada a su hijo, que la había llevado a la muerte, ya que aunque el cuerpo mágico la soportara, no era, por mucho tiempo, al final llevaría a la muerte a su portador, al menos que ser fuera lo suficiente poderoso, como lo era Axel, quien tenía doce años portando su alma. De ahí la curiosidad de Axel hacia Calix, pues la energía que desprendía Calix por su alma atraía a Axel. Pero ya era hora de tomar lo que era suyo, y la única manera era asesinando al chico frente a él con apariencia enfermiza.

—No lo tomes personal —murmuro, dirigiendo la daga al cuello del chico.

🪶🪶🪶

—Ariel —llamo Anyi, asustada, al ver que no despertaba—. Ariel —lo movió de nuevo, pero no respondió.

Dejo viajar su mirada hacia la roca, en donde reposaba el libro carbonizado.

—¿Qué demonios paso? —preguntó Flynn, al descender por los gritos de Anyi.

La chica no le dio repuesta, su mirada se mantuvo fija en el libro.

—¿Dónde está Axel? —dejo viajar su mirada por el angosto cuarto.

—Calix estuvo aquí —informo. Flynn se tensó ante sus palabras— ataco a Ariel y se llevó a Axel.

—¿Tú estás bien?

Anyi fue incapaz de darle una repuesta, porque a pesar de que Calix no la había atacado, por alguna razón, aquella esperanza que había tenido de que ella regresara había muerto, porque ahora Calix era una tenebris, la peor de todas, convirtiéndose no solo en su enemiga, sino en algo peor que eso. A partir de ahora nadie podía aferrarse nunca más a la idea de que ella volvería.

El hada al ver que la chica estaba perdida en sus pensamientos, se colocó a un costado de su amigo y evaluó la herida.

—¿Qué demonios fue lo que le hizo Calix? —tan pronto dijo aquellas palabras, Anyi dejo viajar la mirada a la herida de Ariel.

El pecho de Ariel estaba rojo, con pequeñas ramificaciones negro.

—Lo que sea que le haya hecho, no es bueno, las ramificaciones se están extendiendo con rapidez. Vamos, tenemos que llevarlo a la enfermería.

Pero antes de que Anyi lograr levantar a Ariel, se llevó la mano al cuello, al sentir un fuerte dolor, empapando su mano de sangre. Contemplo sus manos con terror, mientras comenzaban a temblar.

—Flynn —murmuro asustada, para seguido voltearlo a ver—. Axel —fueron sus últimas palabras antes de que cayera inconsciente al suelo.  

GRACIAS POR LEERME

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Mi Secreto: Entre Luz y Tinieblas. (Libro III) ⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora