C A P Í T U L O 3 - PREGUNTAS INCÓMODAS

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Llamada entrante.

El celular suena dentro de mi bolsillo de repente, y me hace exaltar. Cuando veo la pantalla me doy cuenta que el director me está llamando.

¡Llamando!

Es la llamada que estaba esperando desde hace ya un buen tiempo. Me levanto de la cama con rapidez y siento que soy un manojo de nervios que no se puede controlar. Tengo que bajar a la cocina a buscar un vaso de agua que me permita aclarar mi estúpida garganta.

—¿Hola?, ¿hablo con la señorita Henderson? —oigo desde el otro lado de la línea, la fina y vibrante voz del director Taylor.

—Sí, sí se-señor, aquí yo presente. —pronuncio tartamudeando, y mi consciencia me da una bofetada mental, pero inspiro hondo para seguir hablando: —¿Sabe usted algo sobre la beca a la que apliqué?

—Señorita, le tengo malas noticias, en efecto, no son tan nefastas pero puede crear ciertas dificultades; resumiendo,  su currículo es impecable además de estar acompañado de unas notas excelentes y con honores, —Muerdo mis uñas por la ansiedad que esta noticia me produce. — pero la verdad es necesario que usted preste algún tipo de servicio comunitario o voluntariado, lo que es esencial y está directamente relacionado con su carrera. 

—Debe saber muy bien que su servicio social estuvo incompleto por ciertas horas y es requisito para graduarse de educación media.

—Y, hay alguna manera de remediarlo, es decir, ¿todavía hay suficiente tiempo como para completarlo?

—Sí, pero si de verdad quiere lograrlo, — se tomó una pausa para pensar— hay un programa de estudiantes de universidades del distrito y de institutos también miembros del programa que, buscan jóvenes que puedan viajar a pueblos vecinos para hacer actividades básicas domésticas y de mantenimiento para geriátricos.

—¿Tendría que viajar?, ¿no hay forma de que sea aquí, cerca de Wellington? —trato de guardar las esperanzas de que no tenga que alejarme tanto de mi familia, o incluso mis amigos.

— Por la demanda de las becas a las empresas que patrocinan las universidades, señorita Henderson, se están acabando; cada vez más hay competencia entre estudiantes y, las convocatorias de los países miembros en la Organización de AseInternational, que, por ahora, es donde más probabilidades tiene de obtener una para su carrera y que se acomode a sus necesidades. 

Las bacantes están en Taupo, a 5 horas de aquí, o si prefieres, en la isla sur, en la región de Otago una ciudad llamada Oamaru.

¿Es enserio? ¿De verdad debía alejarme de casa? bueno, es probable que todo esto sea en parte mi culpa por no haber solicitado mi patrocinio desde principio del segundo año en la preparatoria: ahora mis posibilidades radicaban en dos opciones...

Primero, ir a una ciudad que nunca, en mi vida, había oído hablar de ella pero que no se hallaba tan lejos de Wellington a comparación a la región más alejada de la isla, o segundo, lo anterior. Era simple, si no quería quedarme sin la oportunidad de ser socióloga, debía ir a la tal Taupo.

—Sí director Taylor, definitivamente optaré por la primera opción, iré a Taupo como voluntaria para trabajar en una casa hogar. —dije con firmeza.

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El autobús paró en la universidad al cabo de seis minutos. Ya me encontraba vestida adecuadamente como para presentar una entrevista. Después de la llamada del director, llegó a mi correo electrónico una invitación al seminario de becas para reunir a todos los que estaban interesados a asistir a la convocatoria.

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⏰ Última actualización: Jan 10, 2022 ⏰

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