Cass y Daryl sobrevivieron juntos al infierno creado por Ethan, pero eso no quiere decir que los problemas se hayan acabado sino que aún tienen mucho por lo que seguir luchando.
Y bueno, ya los conoceis, no son de los que ceden su vida facilmente, a...
A quien pueda interesar, las canciones que escuché mientras escribía este capítulo fueron estas:
Love – Nathan Wagner
Don't Jump –Tokyo Hotel
Candyman – Aqua
Todo lo que quiero es este momento así con ella. –Nos has metido en el armario.- Dice riéndose, y yo sonrío por eso.
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-Ya.- Si supiera cuanto amo su risa, si supiera cuanto la amo y punto.
-¿Daryl?- Puede que no sepa cómo decírselo, no como me gustaría, pero puedo demostrárselo. -¿Qué... Oh por la Diosa.- Gime cuando le rompo la camiseta que lleva de un tirón. -¿Ha pasado algo ahí fuera?-
-Habíamos quedado...- Susurro contra su oído, -en que primero follábamos y luego hablábamos.- Noto como su piel se eriza.
-Cierto, fallo mío,- dice temblando cuando le quito el sujetador, esta vez con delicadeza.
Ya no hay más palabras, nos desnudamos el uno a la otra despacio, con una calma que no recuerdo que hayamos tenido nunca, siempre ha habido algo de lo que preocuparnos, pero esta vez solo quiero que dure.
-Cass.- Gimo su nombre cuando se mete mi miembro en la boca y su risa al saber que me tiene justo donde quiere vibra contra mi pene. –La hostia.- Cierro los ojos e intento no dejarme llevar. –Debería haber escogido otro sitio mejor.- Digo maldiciendo mi impaciencia.
Ella no responde, solo continua amándome de una manera totalmente injusta, injusta porque quería ser yo quien la saborease a conciencia.
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-Todavía no.- Me niega mi placer al notar que estaba a punto de alcanzarlo para a cambio dejar un reguero de besos por mi abdomen.
-Ven aquí.- La siento a horcajadas sobre mí y la beso con necesidad, jugando con su deliciosa y peligrosa lengua un juego mortal en el que me salva la vida aunque no lo sepa.
-Da... Daryl.- Jadea al sentirme contra ella, rozando su entrada, excitándola pero sin llegar a penetrarla.
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