𝗿𝗮𝗶𝗻

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𝗗𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗮𝗴𝗼𝘀𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗲𝗹 𝗱𝗼𝘀 𝗺𝗶𝗹 𝘃𝗲𝗶𝗻𝘁𝗶𝘁𝗿𝗲́𝘀.
𝗖𝗶𝗻𝗰𝗼 𝘆 𝗰𝘂𝗮𝗿𝗲𝗻𝘁𝗮 𝘆 𝗱𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝘁𝗮𝗿𝗱𝗲.
𝗘𝗻 𝗮𝗹𝗴𝘂́𝗻 𝗹𝘂𝗴𝗮𝗿 𝗱𝗲 𝗦𝗲𝘂́𝗹.
𝗧𝗼𝗿𝗺𝗲𝗻𝘁𝗮.

Estoy sentada en el sofá, con mis piernas casi blancas como la nieve, enrrolladas en forma de indio, veo las gotas transparentes de agua deslizarse por el vidrio de mi ventana, hace frío y por un instante me arrepiento de no haber buscado una sábana de mi cuarto cuando salí de allí, ahora estoy demasiado cómoda para hacerlo, cierro mis ojos lentamente al sentir un ruido estrendoroso, uno de un coche.

Se volcó otro auto.

Es el tercero del mes. Pero me siento tan bien que ni siquiera puedo inmutarme ante el ruido, el sonido de la lluvia me relaja y ayuda a camuflar casi perfectamente el grito agudo que hay fuera en la carretera.

Abro mis ojos y sonrió.

A veces me plantó la duda de que tan diferentes pueden ser mis pensamientos a los de otras personas.

Y mi cabeza intenta maquinar todas las diferencias, claro, yo sé que es imposible, pero no le hace daño a nadie.

El día perfecto de cualquier persona común y corriente sería uno soleado, pero que no haya calor, o quizá soleado y frío al mismo tiempo, dónde se pueda ver un arcoiris y que en las nubes blancas se dibujen figuras, o talvez sin siquiera nubes, un día en el que estés rodeado de personas a las que realmente quieras y aprecies, y tener el tiempo suficiente para apreciar todo de ese día perfecto.

Las personas creen y realmente piensan que podrán hacer todo lo que quieran, con las cosas que quieran, y junto con las personas que quieran, y no se dan cuenta de que hoy están planeando cosas para mañana, pero pueden fácilmente morir hoy.

Piensan que sacarán a pasear a su mascota la semana que viene, pero un día antes de eso su mascota puede simplemente ya no estar.

Y sin darse cuenta, se les va la vida mortificandose, criticando a otras personas, criticandose a si mismos y prometiendo cosas que no van a cumplir.

La vida es hermosa, pero demasiado corta como para desperdiciarla de el modo que millones de personas lo hacen.

Y eso no debería seguir.

Porque mientras otros piensan en que ropa se van a poner mañana, o en qué día exacto quieren ir a un lugar en específico.

Ahora mismo. Yo, sola y únicamente siento el deseo de tomar un chocolate caliente y quedarme aquí, sin hacer nada, cubierta por mi gruesa sábana gris que adoro tanto, con mi rubia favorita a un lado mío. Sin hacer o planear absolutamente más nada.

Quizá esa sea la definición de mi día perfecto.

Sonrió ante mi pensamiento y procedo a abrir ligeramente la boca para decir suavemente:

"¿Hay para hacer chocolate caliente?"

Escucho una risa casi perfecta y siento como se acerca a mi, un segundo después me envuelve con mi gruesa sábana gris. Leyó mi mente.

"Claro, lo haré yo, porque claramente no quieres moverte."

Su risa acompañada de las gotas chocando contra la ventana frente a mi, definitivamente suena mejor que mi canción favorita.

Cierro los ojos al sentir sus suaves labios sobre mi mejilla, disfruto del contacto y mis párpados dejan a mis ojos volver a ver la ventana cuando su boca se aleja de mi cara.

Se aleja y se que está a unos pasos de el marco de la puerta.

Tengo algo de sueño, talvez por eso cierro tanto mis ojos, vuelvo a hacerlo y disfruto el sonido de las gotas de lluvia.

"Mhm..."

Digo en un susurro casi inaudible y sus pasos se detienen.

"Dime."

Sonrió y pienso lentamente.

"No sé si te quiero.."

Por solo unos segundos, el departamento queda en silencio absoluto.

"A qué te refieres con eso?"

"Creo que te amo."

No oigo su respuesta.

"Te amo más que a las gotas de lluvia, siéntete afortunada."

A pesar de todo, no puedo evitar reír, pero sigo sin oírla, abro mis ojos color café esperando ver la ventana en la que resbalan gotas de agua, pero me encuentro con Lalisa mirándome expectante como si fuera la joya más valiosa.

Me mira con adoración y algo que no entiendo por unos veintitrés segundos.

"Yo también te amo, Jennie."

Me besa cuidadosamente y, si, un día como este puede fácilmente ser uno de los días más perfectos de mi vida hasta ahora.


















































































Algo soft.

𝗿𝗮𝗶𝗻𝗱𝗿𝗼𝗽𝘀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora