Capítulo 9: Resaca en el hospital

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Heaven

Quizás Sahara y yo hubiesemos esperado pasar el primer día del fin de semana pasando la resaca en casa tiradas en el sillón comiendo cosas poco sanas y bebiendo jugos que subieran nuestras defensas, pero no fue así, estuvimos un buen tiempo en el hospital, si, el hospital, Damon había tenido un accidente de auto, si ¿Pero qué pintábamos Sahara y yo en todo esto? Porque tal vez mi prima era algo cercana a él, pero yo no lo era tanto. Pues bueno, fuimos nosotras la que lo encontramos inconsciente en la carretera cuando íbamos de regreso a casa luego de la fiesta, su auto estaba hecho un desastre en la parte frontal porque había chocado con un poster de luz.

No se que hora era, íbamos en el auto, Sahara menos tomada que yo y por eso era quien conducía. Dimos la vuelta en una redoma y avanzamos unos metros más cuando pudimos ver un auto negro en la acera. Sahara redujo la velocidad del auto en el que íbamos nosotras para poder ver de qué se trataba, no sé muy bien por qué lo hizo, fácilmente podía ser de cualquier persona, alguien borracho que estacionó su carro donde no debía, pero la actitud inquietante de mi prima me hizo entender que probablemente ella reconocía el vehículo.

—Sí es—dijo Sahara en un susurro pero yo no entendí, me pareció que hablaba más para sí misma que para otra cosa.

—¿Sí es qué?— pregunté un tanto alarmada, ella se giró lentamente hacía mí, parecía asombrada y asustada.

—Es el auto...—volvió a mirar a donde estaba el auto y luego de nuevo a mí.—de Damon.

—¿Qué...?—ya encontraba espantada también—¿Cómo...?

—Tenemos que bajarnos—esa vez sonó más segura y no lo pensamos dos veces cuando salimos del auto y nos acercamos, los vidrios estaban cerrados al igual que las puertas estaban con seguro, yo me acerqué lo más que pude y junté mis manos cada una al lado de mi cara para poder tener mejor acceso a la vista del interior del auto.

—Está ahí—solté de golpe mirando a Sahara. —Tiene la cabeza contra el volante, parece inconsciente.

—Tengo una idea para abrir la puerta,—se apresuró a decir. —Tú llama una ambulancia, rápido.

Fui corriendo a buscar mi bolso y sacar mi celular para llamar al número de emergencias, contestaron al tercer repique, di la información que pude dar de la situación y luego de pedirme la dirección me dijeron que no tardarían mucho en llegar. Casi corrí de regreso a donde estaba Sahara para informarle y vi que había logrado abrir la puerta del conductor.

—¿Cómo lo hiciste?

—Con una pinza para el cabello.—explicó mostrándomela—Voy a tomarle el pulso.—Ella ubicó sus dedos índice y medio en la nuca de Damon y pareció aliviada al instante.

—Si tiene pulso,—me miró a mí—No creo que le haya pasado nada grave.

—Revisa si no tiene golpes o algo como eso—sugerí.

—Hazlo tú, creo que la situación me está mareando.

—Está bien, toma un poco de aire—y con eso se alejó dejándome espacio para incorporarme un poco dentro del auto y poder revisar a Damon. Lo evalué como pude y no parecía tener nada más que el enrojecimiento en la frente, seguramente producto del golpe que debió darse con el volante del auto. Tomé su rostro entre mis manos jurándome que era solo para ver si tenía algún rasguño pero no pude no percatarme de lo finas que eran sus facciones, su mandíbula bien definida, los labios proporcionales ligeramente entreabiertos, su nariz delgada, las pestañas largas que reposaban cerca de sus pómulos y arriba de ellas cejas espesas del mismo tono negro que su cabello el cual se encontraba despeinado. Ojalá pudiera decir que aparte de pesado era desagradable a la vista, pero no podría existir mayor mentira porque él realmente era muy atractivo y podía decirlo aun habiendo pasado por alto muchos detalles de su físico.

Todo lo que no eraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora