Matsuno había pasado desaparecido desde el pequeño alboroto sobre la "cita" entre Keisuke y Matsuno. Y sus amigos, como buenos amigos que se hacían llamar, armarían una algarada en pleno club para enterarse de todo lo sucedido si es que lo encontraban.
Chifuyu había escapado de puro milagro los dos días siguientes a la salida con el pelinegro, pero fue al tercer día que la paciencia de sus amigos se esfumó. Con ojos dilatados y una sonrisa macabra adornando su rostro, Kazutora le dio una tacleada a tal velocidad que terminaron cayendo ambos al piso y dejando con los ojos desorbitados y sin aire en su sistema al pequeño rubio.
Temiendo que su mejor amigo buscara más venganza decidió levantarse, a pesar del dolor y el mareo que tenía, pero no fue necesario. Ken estaba frente a él, con una expresión gélida y un aura oscura rodeándolo, por lo que se podía deducir que no estaba de buen humor.
— ¡Kazutora imbécil! Te dijimos que lo detuvieras, no que lo mandaras a volar en pleno patio y a vista de todos —gruñó el más alto, alzando y colocando a Chifuyu en su hombro como un saco de papas—, espera a que se entere Mitsuya...
— No me disculpo —alzó la mano interrumpiendo el regaño, levantando su trasero del suelo con un salto y colocándose al costado de su vicepresidente—, se lo merecía por tirarme de las escaleras.
Ken solo pudo resoplar con fastidio y mostrar un poco de gracia en su mirada. Sabía que tarde o temprano su compañero tomaría venganza por la caída que tuvo por culpa de Fuyu, pero no pensó que lo tiraría cual bolsa de basura se tratase. Si bien ese día estuvieron en la enfermería justificando el accidente, las mañanas siguientes solo fueron quejas y más quejas por parte del pequeño tigre.
Caminaron despacio, como si la vergüenza que estaba pasando Chifuyu fuera suficiente pago por haberlos ignorado en días anteriores. El de ojos esmeralda, al estar a cierta altura y adolorido por el golpe, solo se dejó hacer, sintiendo en el transcurso del camino como los mechones dorados de quien lo cargaba le acariciaban suavemente el rostro.
—¿Dónde está tu trenza? —preguntó curioso, pasando sus delgados dedos entre los mechones sueltos de su vicepresidente—, siempre presumes que es tu símbolo, que te define y blah, blah, blah...
—Solo quise cambiar de aires, no estoy matando a alguien por eso —expresó calmado, pellizcando la pantorrilla contraria para que dejara de jugar con su cabello—, además solo será por hoy.
— Oh, claro que lo haz hecho... —mencionó segundos después, señalando con su dedo índice al pequeño grupo que los observaba desde la entrada del primer edificio—, al capitán Sano se le han fundido las pocas neuronas vivas que le quedaban al verte.
Y la estruendosa risa de Kazutora no se hizo esperar, chocando palmas con Chifuyu ante tal comentario. Tal alboroto solo logró que Ryuguji sintiera la vergüenza subir desde el fondo de su pecho hasta instalarse en sus mejillas, pero él no se dejaría humillar. Las chicas del Soaplands no estarían felices si se enteraran que huyó como "el típico protagonista del típico cliché de la típica adolecente enamorada del típico y grandioso capitán del equipo de baloncesto de la escuela". Eso sí que no.
— Te queda muy bien —Kazutora lo mencionó después de clamar su risa, ya se encontraban a unos metros de la entrada del edificio principal así que solo agregó—, camina con la frente en alto, él perdió su oportunidad Ken.
Y muy en el fondo el rubio le daba la razón.
Se había ilusionado un poco gracias a los comentarios de Mitsuya, y entendía que su amigo solo se preocupaba por él y quería lo mejor para su corazón... pero ya no lo haría, pensaría con más claridad de ahora en adelante.
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AP CHAGUI... Puntadas directo al corazón
FanfictionUn pequeño desliz por parte de Chifuyu pondría en guerra al Club de Taekwondo y al Club de Economía Doméstica de la Secundaria "TR", lo cual desencadenaría secretos muy bien guardados entre los integrantes de ambos clubes y, por si fuera poco, provo...