Capítulo 7

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Han

Mis pulmones estaban llenos de aquel delicioso y dulce aroma. Olía tan bien a frutos silvestres. No podía pensar en nada más que en su olor. Necesitaba que se quedara conmigo, necesitaba más de esa exótica fragancia que me estaba haciendo desearla cada vez más y más. Necesitaba más de ella. Necesitaba tenerla. Quería tenerla.

Subí a mi cuarto algo molesto porque su olor se estaba alejando de mí, desapareciendo. Gruñí mientras abría la puerta de mi habitación y la cerraba de un golpe, tirándome luego encima de mi gran cama. Quería volver a hundir mi nariz en su cuello, aspirar aquel aroma y seguir llenándome con él. Tenía que volver a probar su cuello, sabía tan jodidamente bien. Me relamí los labios solo de imaginarlo.

La entrepierna me palpitó dolorosamente. Bajé la mano por mi pecho desnudo, regalándome una suave caricia, hasta llegar al pantalón gris de algodón. Sentía muchísimo calor en mi interior y mi miembro no dejaba de temblar pidiendo atención. Gruñí de nuevo al apretarme el paquete. Mi mente estaba tan nublada por el deseo, pero sabía que no quería hacer nada con Minho estando en casa. Aunque el dolor y las ganas de complacerme me estaban cegando cada vez más la mente.

Metí una mano dentro de mi pantalón y palpé mi erecto miembro. Necesitaba hacerlo. Sentía que iba a explotar si no hacía algo para solucionarlo.

Nhiro, mi lobo, tomó pleno control sobre mi cuerpo y mi mente. No podía ver ni pensar nada con claridad. Era como si tuviera una venda en los ojos y los pensamientos de Nhiro fueran los míos. Éramos uno en mente y cuerpo.

Escuché unos pasos subiendo por la escalera y maldecí a Minho por subir en el peor momento. La puerta de mi habitación se abrió ligeramente y escuché la voz de mi amigo desde allí. No se había atrevido a entrar en la habitación y agradecía eso.

—Han, tenemos que hablar —dijo serio.

¿No podía haberse esperado a un mejor momento?

—Ahora no —le contesté con un gruñido mientras volvía a apretar mi zona. Me palpitó entré los dedos, lo que provocó que jadeara. Sentí que los pulmones se me vaciaban de aire.

—Volveré más tarde —fue todo lo que dijo antes de cerrar la puerta y dejarme solo de nuevo.

Cuando escuché sus pasos alejarse por las escaleras no puede aguantar más. Saqué mi miembro fuera de los pantalones y con la ayuda de mi mano traté de aliviar el problema que llevaba persiguiéndome los últimos tres días.

No podía dejar de pensar en June mientras movía mi mano arriba y abajo por mi extensión.

Sus mejillas pintadas de rojo, la manera en que jadeaba cuando pasaba mi nariz por su cuello embriagándome de ella. Gemí y aumenté la velocidad de mi mano. Sus labios me habían parecido tan exquisitos que había querido probarlos. Quería todo ella, la necesitaba tanto. Odiaba tener que hacer esto solo ojalá ella estuviera conmigo. Ya ni siquiera podía percibir su olor en el aire. Había desaparecido casi por completo.

Gemí con fuerza cuando sentí que ya no iba a aguantar mucho más. Pensar en June me estaba calentando de una manera que no era normal.

Con dos sacudidas más exploté, viniéndome sobre las sábanas que ya estaban sucias por todas las veces que había tenido que aliviarme estos dos días atrás. Nhiro se descontrolaba en esta época del año y me tocaba pasar cada pocas horas tratando de relajarme. Ya sentía que se me iba a engarrotar la mano o terminaría con tendinitis si seguía dándome placer por más tiempo.

En ese momento me sentí tan relajado que mi cuerpo se quedó en blanco y mis ojos se cerraron. Antes de dejar que mi mente flotara a otro lugar lejos de mi habitación me puse lo pantalones en el sitio y me acomodé en el lugar donde mis sabanas no estaban sucias.

Caminando entre lobos | Stray Kids | Primera parte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora