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Alice se molestó unos segundos, sabía que Glenn solo quería protegerla, pero si a alguien le correspondía matar al gobernador, era a ella. Ella vio a Hershel hablando con Rick a través de la cerca. Alice se alejó un poco de Axel y Carol, quienes hablaban animadamente. El sonido de una bala alerto a Alice y Finn, quien miraron al gobernador.

— Mierda — Alice empujo a Fin hacia Carl y Beth quienes se escondieron, Carol se cubría con el cuerpo de Axel.

Alice realmente estaba preocupaba, si el gobernador está aquí, ¿Dónde está Glenn? ¿Estará muerto? Un francotirador estaba en lo torre más cercana, pero extrañamente, no le disparaba a ella. Pensó durante unos segundos, el gobernador la quería a ella. Maggie regreso con unas armas y le arrojo una pistola a Alice.

— ¡Cuiden a Finn! — Grito mientras abría la cerca, Maggie y el resto de grupo la miraron confundidos, Maggie quiso ir tras ella pero el francotirador se lo impedía. Siguió caminando entre los disparos para acercarse a la entrada de la prisión.

Alice pudo notar como el gobernador esbozaba una sonrisa cuando la vio acercarse, cosa que le causo nauseas. Michonne, quien se encontraba detrás de un camión volteado la miro.

— ¿Qué haces? — Le grito.

— Me quiere a mí — le dijo para salir de prisión y acercarse al gobernador, comenzó a darle un dolor de estómago y se sentía sumamente nerviosa. En el camino un par de balas le habían rosado la cara.

— Oh, querida. Eres inteligente — el gobernador extendió sus brazos y se acercó a ella, Alice se quedó inmóvil. — Vendrás conmigo si no quieres que tus amiguitos y tu hijo mueran — Le dijo al oído.

— Bien, pero termina todo esto. — Le dijo seria.

— Bien, sube al auto. — le ordeno el gobernador, ella inmediatamente subioa la parte trasera. Martinez comenzó a revisarla y le quito la pistola, la ato de muñecas y pies, para luego vendarle los ojos y noquearla.

(...)

Despertó en una silla, atada de manos y pies, pero no como la primera vez, la habitación era diferente, la silla era diferente. El gobernador no tardó en aparecer.

— ¿Para qué me quieres aquí? — pregunto, su voz era un casi inaudible. El gobernador solo sonrió y se acercó a ella tocándole el muslo, ella inmediatamente entendió. — ¿Dejaras a mis amigos en paz?

— Claro — sonrió coqueto — mientras el premio seas tú.

Tenía ganas de llorar y vomitar. Pasaría el resto de sus días detrás del asqueroso gobernador, sirviéndolo y siendo su esclava sexual, pero si eso garantizaba el bienestar de Finn, Rick, Glenn... de todos ellos, estaría bien con eso.

— Está bien — dijo en un hilo de voz. — ¿Estaré atada todo el tiempo? — pregunto resignada.

— Oh — el gobernador la desato, y se sentó frente a ella. — Una cosa más, intentas algo contra mí, o contra la comunidad, tus amigos la pagaran — dijo totalmente serio. Alice asintió lentamente, el gobernador sonrió inmediatamente, acerco su mano hacia el rostro de esta, pero la alejo rápidamente, el gobernador la miro enojado.

— L-lo siento — dijo asustada, fue un reflejo, pero no quería que el gobernador la tocara. El gobernador acerco su mano nuevamente, lentamente, Alice ahora acerco su rostro. El gobernador comenzó a acariciar su rostro, y se acercó a él. Alice siguió el beso inmediatamente, tenía miedo de volver a hacer algo mal.

— Fingirás que te agrado, y los demás de esta comunidad. — Dijo el gobernador de repente — quiero que te crees una nueva personalidad, amable y carismática. Me harás caso en cada cosa que te pida, serás un soldado. Tendrás que protegerme en cada expedición a la que vayamos. Solo serás mía. Si te abrazo en público, me corresponderás, si te beso en público, me besaras. ¿Estamos claros?

Alice solo asintió.

— Haremos la prueba entonces — se levantó de la silla tambaleando, aún estaba débil, se sostuvo de la silla unos segundos. Al mirar al gobernador, este le extendía la mano, la tomo unos segundos después y caminaron tomados de la mano. Caminaron por las calles oscuras, no había nadie, pero se encontraban a una que otra persona.

— Buenas noches, gobernador — Paso una chica, sonriéndole al nombrado y a Alice.

— Buenas noches — le sonrió la chica, aunque estaba muriéndose de nervios, de hambre y de dolor. El gobernador noto esto y la llevo a la enfermería.

— Quítate la ropa — Le ordeno, no quería, pero lo tenía que hacer.

Inmediatamente lo hizo, quedando en ropa interior, el gobernador pudo notar los moretones que el mismo había causado. Paso un algodón con alcohol por todos los moretones, haciendo que Alice soltara pequeños gemidos. Después de esto, le dio ropa limpia y se dirigieron a la habitación del gobernador, donde cenaron juntos y en silencio.

— Dormirás aquí, conmigo — Le dijo apuntando a la cama, el camino hacia el baño. Alice se sentó al borde de la cama, era realmente cómoda. Se recostó, y no pudo evitar quedarse profundamente dormida.

𝐆𝐋𝐄𝐍𝐍 𝐑𝐇𝐄𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora