18. Plan de conquista: Parte dos.

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Bueno, definitivamente los primeros dos pasos no salieron tan bien como esperaba.

No, directamente salieron del carrizo.

Si yo de verdad quería enamorar a Jungkook no puedo permitir que esto siga sucediendo, no puedo dejar que me vea pasar pena de esta manera.

Ya los tres nos habíamos bañado, con tobo y agua calentada en la cocina eléctrica, ahora estaba sentada en mi cama con el pelo mojado y una ropa de casa que se basaba en una camisa de piolín y unos chores rosados de Hello Kitty. No sabía dónde demonios estaba Gordo, él fue el primero en meterse a bañar y el primero en desaparecer, lo más probable es que haya agarrado a su gallina y se haya dado a la fuga, yo lo conozco, ese no quiere ver cómo me sigo humillando.

Jungkook seguía bañándose, y yo aquí como una pajua pensando en cómo solucionar la cagada que hice hace una hora. Malayación, quién me manda a meter a un hombre tan bello a mi casa.

Escuché cómo dejó de echarse agua con el pote de mavesa y me ví en el espejo de la peinadora, intentado medio arreglar mi cabello mojado con olor a shampoo de coco. Empecé a morderme el labio inferior de la ansiedad. Encima de llenarlo de cenizas, lo hago bañarse con tobo marginalmente, debí dejarlo irse a un hotel en vez de insistir en que se quedara, pero en mi defensa, pensaba en que si lo dejaba ir, no volvería jamás, como una ilusión.

Empecé a clavar mis uñas en mis muslos mientras esperaba que se cambiara adentro, no era la gran vaina, solo Jeon Jungkook desnudo y mojado a una puerta de distancia, nada de qué preocuparse, pero en lugar que él saliera vestido, lo ví salir del baño, húmedo, con el pelo mojado en la frente, con una toalla envuelta al rededor de su cadera.

Esto tiene que ser el cielo.

—Dios mío. —susurré.

Me levanté rápidamente de la cama e intenté huir, pero para llegar a la puerta tenía que pasar a un lado de él, así que me armé de valor y salí corriendo, mis papás llegan a abrir la puerta y nos encuentran en esta comprometedora situación y nos caen a palo, hasta llaman a Gordo para que también nos entre a coñazo.

Vergación, debo tener la cara rojísima, nadie me manda a estarlo esperando aquí como la propia gafa.

Ahora parecía una estúpida ahí sin saber si irme, quedarme, o fingir un soponcio. Llevé mis manos a mis ojos como para darle privacidad.

—Cámbiate, te juro que no veo. —prometí, como una tonta.

Este día no puede ser peor.

Antes de llegar a la puerta, Jungkook detuvo mi paso poniendo una de sus frías manos en mi cintura, en qué clase de drama estamos, me va a dar una verga por culpa de este hombre.

No me atrevía a quitarme las manos de los ojos, bajo ninguna circunstancia lo iba a ver, me podía hacer pipí de la pena como un perro chiquito.

—No te pedí que te fueras. —dijo, calmado, como si la situación fuese cualquier vaina para él —Así que... tú puedes modelarme, ¿Pero yo a ti no?

N a g u e b o n á.

No podía decir ni una sola palabra en este momento.

—Cámbiate, vale, todavía estás mojado, el humo del carro te afectó, jaja. —Kiara, deja de decir mariqueras, Dios mío.

Sentí cómo se acercó a un lado de mi cabeza, para susurrar en mi oído —¿Prefieres ver y no tocar, o tocar y no ver?

Intenté echarme para atrás, pero su mano en mi cintura no me dejaba.

Me iba a morir aquí mismo.

Eso de que nací por mi madre y moriré por Jeon Jungkook no era tan literal.

¡Nojoda, Jungkook! || Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora