43. VICTORIOSO

20 8 15
                                    

ELEODORO

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

ELEODORO

¿Cómo le digo a Nicolás que no soporto a la abogada qué me mandó? Siento qué no solo me juzga, sino que ya me condenó. Cada cosa que digo es una discusión y un problema de proporciones bíblicas. Además, no deja de decir que soy un interesado y que lo único que quiero de él es su dinero ¿No será al revés? ¿No será ella misma de la que habla?

De todo lo que Nicolás me ha dado, yo nada le he pedido. Me lo ha dado, por lo que él mismo dice siempre: Porque puede y porque quiere. ¿Y qué si lo acepto? Siempre he hablado claro con él y aun así insiste, entonces, si eso lo hace feliz, tampoco me voy a oponer.

Nuestra relación es única, es especial. Es algo desde el corazón y la mente, qué no cualquiera  entendería. Solamente Frida sabe lo que siento por él. Ni siquiera él mismo Nico lo sabe y no creo que se lo vaya a decir pronto. Tal vez no se lo diga nunca, porque rompería la magia que existe entre nosotros y no quiero. Y estoy seguro de que él tampoco porque no ha insistido.

Lo he intentado un par de ocasiones y las dos veces salió mal. Yo no quiero quedarme sin su amistad. Colecciono sus gestos en mi mente. Cuando ríe, cuando se enoja, cuando está triste, cuando está preocupado... Es un hombre hermoso. No solo físicamente, es simplemente adorable. Y no soy tonto, sé lo que está haciendo. Me puso dos guardaespaldas para protegerme.

Por eso, por todo lo anterior y lo futuro, no pasa un día sin que pida por él. La verdad, no soy muy creyente, mucho menos devoto, pero si las oraciones de un asesino sirven para algo... Qué sean para mi amigo.

Frida, Nicolás y Allan, son lo único que me mantiene en el mundo. Me da miedo decepcionarlos otra vez. Sé que lo he hecho. Ella no me dijo nada, pero Nicolás y Allan con solo una mirada, me lo han dejado todo bien claro.

¿Pero para qué me quieren? ¿Por qué? No deberían de quererme, no lo merezco, no merezco nada. Soy un cobarde fingiendo que se trató de un lamentable accidente cuándo lo único que quise desde siempre, fue acabar con él.

Frida solo fue el pretexto que necesitaba para atreverme, pero entre Pérez y yo había demasiado odio, demasiada envidia mutua. Su éxito me recordaba mi fracaso constantemente. Aunque sigo sin saber qué cosa en mí, pudo despertar la suya.

¡Lo tenía todo! ¡Todo! ¡A Frida, a Davina, una carrera, ganaba dinero con lo que escribía! ¡Y yo no tengo nada! ¡Nada! ¡Soy un fracaso!

Ahogo un grito para no despertar a todos, pero el llanto no me perdona otra vez y escondo mi cabeza entre las rodillas para amortiguar el sonido de mis sollozos.

No quiero estar aquí, no por él. Tampoco me arrepiento, su muerte, cómo su estúpida vida, no valían nada. No, no me voy a quedar aquí por un idiota como Pérez.

Voy a salir, voy a triunfar y esa será mi mejor venganza. Puede que hayas sido mejor, que hayas tenido una mejor vida, pero yo soy el que sobrevivió, yo estoy vivo...

Por un impulso me levanto y sujetando los barrotes de la celda con fuerza, varios gritos salen de mi interior con fuerza, con una energía que no creí poseer.

—¡Yo estoy vivo, yo gané! ¡Yo gané, Pérez! ¡Yo gané estúpido hijo de perra! ¡Malparido de mierda! ¡¡¡Estoy vivo!!! ¡¡¡Yo gané!!!

—¡No por mucho si no te callas el hocico! —responde alguien en una celda lejana.

Vuelvo a mi lugar y duermo tranquilo. Cambiaron de celda a los otros reos y ahora solo estamos Pedro, Annuel y yo. Nada que temer.

 Nada que temer

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

NICOLÁS

La señora, la viuda de Pérez, ahora se sienta a mi lado en la sala de audiencias. Me sonríe y yo, por educación, le devuelvo el gesto.

Se le ve muy feliz y confiada, excepto cuando mira a la suegra. Al parecer ha roto relaciones con su familia política para siempre y ahora está con quién de verdad quiere estar.

Según me cuenta, confía en que Eleodoro va a salir de esto y me mira de una forma extraña, mientras yo solo la observo y recuerdo lo que vi por la ventana antes de que Allan obstruyera el espectáculo.

Si supiera lo que estaba pensando hacer ese día que la encontré en las escaleras...  Pero afortunadamente, para ella, no pude. Me parece que el amor me está volviendo excesivamente débil.
Siento que esta vez es diferente. Con ella lo es y no sé por qué. Después de todo, si Ele está aquí, es por protegerla y se vería muy mal que yo le hiciera daño, como a tantos resbalosos que quité de en medio cuando estaba con Javier.

No solo porque él nunca me lo perdonaría, sino porque tampoco quiero. De hecho, le agradezco que lo ame tanto y que lo haya cuidado cuando estaba con él. Porque para Ele, Frida ha dejado de ser una aventura. La ama y esas ya son palabras mayores. Aunque me duela.

Muy bien, probable futura señora de Sánchez, usted gana. Pero los martes y los jueves seguirá siendo mío.

FRIDA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

FRIDA

Semanas más tarde:

Han sido días difíciles y dolorosos en todos los sentidos.

Me pregunto si saben lo que hicieron y si lo saben, se habrán quedado a gusto o vendrán por mí para rematarme.

Era su sobrino, sé qué ellos lo hicieron. Pero como esa vieja desgraciada siempre decía que Juanito no era su nieto... Tal vez no les importó matar de una forma tan horrible a un bebé de un año.

Maldita la hora en la que lo conocí, a él y a toda su asquerosa familia. Lo único bueno que hizo en su vida fue a su hijo y se dio el lujo de despreciarlo. Maldito seas, Juan, tú y esos bastardos imbéciles que tuviste de hermanos. Cumpliste tu amenaza, te llevaste a mi hijo. Supongo que ahora puedo hacer lo que quiera ¿No?
Lo haré, de eso puedes estar seguro, desgraciado.

Por cierto, tu último libro es un gran fracaso. No sé quién te dijo que sabías escribir.

ELE (Versión Extendida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora