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Se retiró las gafas para después posar el dedo índice y el pulgar de su mano izquierda sobre el puente de su nariz, por fin había terminado el reporte de su investigación, solo restaba entregarlo junto con el papeleo pendiente que tenía sobre la l...

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Se retiró las gafas para después posar el dedo índice y el pulgar de su mano izquierda sobre el puente de su nariz, por fin había terminado el reporte de su investigación, solo restaba entregarlo junto con el papeleo pendiente que tenía sobre la legión. Se colocó nuevamente las gafas y observó detenidamente su escritorio donde tenía varios libros abiertos y hojas sueltas por todo el espacio, luego pasó la vista por todo su alrededor, notando las bolas de papel que yacían en el suelo, así como envolturas vacías de comida y algunas prendas de ropa sucia; llevaba una semana entera sin salir de su oficina, decidió fijar su atención en el trabajo que tenía pendiente y lo hizo a tal grado que solo comía cuando Moblit, su asistente, la obligaba y solo dormía cuando sus ojos le pedían a gritos que los dejara descansar. Se acomodó en su asiento recargando la espalda en el respaldo del mismo, sabía que tenía que ponerse a limpiar antes de que Moblit llegara con el desayuno del día, le había prometido hacerlo, pero estaba tan cansada que no sabía cómo mover alguna articulación sin pesar.

—No puedo hacerlo —dijo en voz baja.

Antes de encerrarse en su lugar de trabajo por siete días, Hange tuvo una reunión con los altos mandos de cada facción, incluyendo al general Pixis, el superior de todos. Tras el último enfrentamiento entre las tropas de Marley y las de Eldia, en dónde el comandante de la legión de reconocimiento Erwin Smith recibió heridas mortales, se tomó la decisión de que el soldado más apto para tomar el cargo era Hange y en esa reunión se lo hicieron ver para fijar la ceremonia de promoción.

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—No quiero el cargo —fue su respuesta después de haber permanecido varios minutos en silencio—, nombren comandante a alguien más.

—No hay nadie más para el cargo.

—Levi Ackerman es mejor soldado que yo.

—Pero Erwin no quería a Levi como su sucesor —respondió Pixis extendiéndole unos documentos—. Su testamento.

—No quiero leerlo —dejó los documentos en el escritorio del general.

—Tal vez deberías, ahí mismo él especifica que con su muerte Hange Zoë debe ser promovida.

La mujer dudó un poco antes de volver a tomar los papeles y comenzar a leerlo, percatándose de que las palabras de Pixis eran ciertas.

—¿Por qué nombraría comandante a alguien como yo?

—Tal vez vio algo en ti que ninguno de nosotros y ni siquiera tú misma ha podido ver.

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—Oye, ¿sigues con vida? —Preguntó Levi recargándose sobre el escritorio de la joven.

—¿En qué momento entraste?

—Estás tan distraída que ni siquiera te diste cuenta —señaló la bandeja con comida que había dejado frente a ella.

En otra vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora