Violetas y lluvia

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El reloj en la pared sonaba en ritmo constante, el tic tac tic tac y la tormenta de afuera eran los únicos sonidos que se podían percibir. No había electricidad, poco conveniente para alguien como Erin, quien se había hospedado en una pequeña cabaña en medio del bosque y a 4 horas del pueblo más cercano, con la simple intención de tomar algunas fotos para su proyecto de fotografía.

La tormenta era fuerte, la señal se había caído debido a la lluvia y lo poco que se podía percibir en la radio fue que dicho aguacero duraría toda la noche. Erin se encontraba en la cocina con dos velas encendidas que encontró por pura suerte en un cajón de la encimera, no era la mejor iluminación, pero al menos podía ver. Dentro de la cabaña estaba frío, y la calefacción no funcionaría hasta dentro de unas horas cuando disminuyera la lluvia, por lo que Erin decidió calentar en la estufa un poco de agua para preparar café.

Encendió la llama a fuego medio, colocó un pocillo y vertió agua, la suficiente para una taza. Mientras esperaba a que el agua estuviera lo suficientemente caliente, se dirigió a colocar otras tres velas en la sala para pasar el rato. Habiendo terminado (y cuidado de que no fueran propensas a provocar un accidente), regresó a la cocina y terminó de preparar su café. Erin sintió un alivio al sentir el calor de la taza en sus manos, realmente le aterraba estar sola en esa situación, pero se convencía de que todo iba a salir bien, pronto la tormenta iba a pasar y no tendría que preocuparse más.

Cuando se dirigió otra vez a la sala, decidió sentarse en el sofá y agarró la radio para ver si podía sintonizar alguna estación, la radio era de pilas por lo que no habría problema. Mientras repasaba todas las estaciones posibles, escuchó un golpe en el ventanal al lado de ella. Detuvo lo que estaba haciendo, volteó a ver y esperó unos segundos. No  escuchó nada momentos después, así que supuso que solo fue una rama que había golpeado debido al fuerte viento de la tormenta. Siguió con su tarea de buscar una estación en la radio cuando a los 3 segundos se volvió a escuchar otro golpe en la ventana. A Erin le pareció extraño, así que se levantó del sofá y caminó al ventanal para investigar, corrió las cortinas un poco y se asomó.

No se podía percibir nada, era de noche y lo poco que se podía apreciar eran las tonalidades marrones de los árboles, además de que no había vecinos tan cerca de esa cabaña como para salir en la noche en medio de una tormenta y sin luz a buscar algo donde estaba ella. Erin se resignó y volvió a cerrar la cortina, pero en el mismo instante en el que lo hizo, un rayo cayó no muy lejos de ahí y toda la ventana se iluminó, dejando ver la silueta de una criatura tan alta como la misma ventana y mostrando unos cuernos retorcidos. Erin se paralizó, le temblaban las manos y se aferraba con demasiada fuerza a las cortinas, pero no podía moverse del miedo. Permaneció ahí unos segundos hasta que reaccionó, y posteriormente se dirigió a la cocina otra vez para buscar algo con que defenderse en caso de que fuera necesario. Encontró un cuchillo, no muy grande pero lo suficientemente filoso, y volvió a la sala. Se paró frente al ventanal, contó hasta tres y corrió las cortinas, pero esta vez no vio nada.

¿Cómo era posible eso? Erin estaba segura de que vio algo ahí. Siguió buscando con la mirada algún indicio de que la silueta estaba ahí, pero no logró ver nada debido a la tormenta. Erin se alejó un paso del cristal, y al momento volvió a iluminarse todo debido a otro rayo, pero esta vez la silueta apareció en frente de ella, tan cerca que la imagen y el sonido del trueno asustó tanto a Erin que caminó hacia atrás y se tropezó con sus propios pies, cayendo de espaldas. La silueta aún estaba detrás del cristal, pero era más clara, era casi de la altura del techo, los cuernos eran enormes y se extendían hacia arriba de forma imponente, parecía estar cubierto por un manto negro y tenía una especie de máscara. Erin estaba horrorizada, nunca en su vida había presenciado algo así, se paró lentamente y agarró la vela más cercana, extendió la mano y con mucha precaución y poco a poco acercó la luz de la vela a la criatura.

La criatura no se movía de donde se encontraba, contemplaba atentamente a Erin mientras ella se acercaba. Gracias a la luz, se dio cuenta de que la máscara que tenía era un cráneo de ciervo, largo y con algunas grietas. ¿Qué diablos eres?, Erin se preguntó en su mente, y la criatura pareció escucharlo también, pues extendió una especie de mano y abrió el ventanal, dando paso a toda su presencia. Erin no sabía que hacer, sentía demasiado horror a esa criatura, más sin embargo no era capaz de atacarla con el cuchillo. La criatura pareció advertir este objeto también, pues esa misma mano que abrió el ventanal la alargó para quitarle con mucha delicadeza el cuchillo. Erin no se opuso, estaba más ocupada viendo atentamente a la máscara de la criatura sin pronunciar ni una sola palabra.

¿Qué quieres?, Erin se preguntó nuevamente en su mente, y parecía que esa criatura parecía escuchar todo, pues se encorvó hasta quedar su máscara a la altura del rostro de Erin. ¿No me reconoces amor mío?, una voz profunda y manchada de una mezcla entre emoción y anhelo se escuchó en la mente de Erin, quien al momento se le formó un nudo en la garganta. ¿Cómo hiciste eso?, Erin preguntó en su mente, y la criatura simplemente inclinó la cabeza, como si cuestionara algo. Demasiadas dudas se empezaban a generar en la mente de Erin, pero solo una predominaba: ¿quién eres?

La criatura estiró su mano lentamente, y la posicionó en la mejilla de Erin. Ella no pudo evitar notar que era muy cálida, dejaba una sensación tan agradable que instintivamente inclinó la cabeza para recargarse en ésta. Amada mía, he esperado con ansia el momento en que por fin pueda reencontrarme contigo; sin embargo, parece que aún falta un gran camino por recorrer, lo lamento tanto, dijo la criatura en la mente de Erin. Posteriormente, apoyó la máscara en su frente, como un beso anhelado pero imposible de realizar. Erin estaba estática, las dudas acaparaban cada parte de su mente que cuando se dio tiempo de reaccionar la criatura ya se había ido, dejando paso a una sensación de vacío inexplicable dentro de ella.

Se acercó al marco del ventanal con rapidez, buscando entre la oscuridad de la noche algún indicio de dónde había ido esta particular criatura, pero no logró encontrar nada. Decepcionada, y con miles de preguntas en su mente, regresó para cerrar de una vez la ventana, pero al voltear hacia abajo, notó que había algo extraño. Un camino de violetas se extendía horizontalmente por toda la parte inferior del marco del ventanal, estaban frescas y con pequeñas gotas de agua. Erin se acercó y con sus dedos tocó suavemente una de las violetas, mientras toda la escena anterior se repetía en su mente. Una vez más, levantó la cabeza y se quedó mirando hacia esa oscuridad sofocante, preguntándose a dónde fue esa criatura que parecía conocerla, pero nunca dijo de dónde.

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⏰ Última actualización: Jan 12, 2022 ⏰

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