Cada día es más difícil diferenciar la realidad de mis delirios.
Los días pasan y el tiempo se me acaba, siento que debo hacer algo más, que nada de lo que hago es suficiente y que seré castigado por no lograrlo, tengo miedo. Sé que no tiene ningún sentido pero no puedo evitarlo. Sé que no están ahí que no hay nadie diciendo mi nombre pero puedo escucharlo, que nadie llama a la puerta, sé que no, esa luz no salió del suelo, que ese agujero en el cielo no esta ahí, que mi despertador no funciona, que en realidad nunca lo hizo, que nadie esta llamando y mi teléfono no esta sonando, que esa voz que llega para decirme cosas sin sentido no existe que no debo escuchar. Los recuerdos son lo más confuso que es verdad y que no, simplemente ya no sé, cada vez tiene menos sentido. Esta ahí esperando a que el silencio llegue para hablar para comenzar a hacer y contestar preguntas que no quería escuchar. Odio el silencio. Lo que dice es verdad pero no quiero escucharlo.
Temo que un día simplemente me quede atrapado del otro lado, allá donde el silencio es todo lo que hay, donde el sol no brilla y la luna no me busca. Allá donde viven mis miedos y mis culpas, culpas que no recuerdo pero están ahí causándome dolor. Sé que hice algo malo pero no sé que, algo por lo que merezco ser castigado, no sé bien porque pero siento que todo es mi culpa, cada gota de sangre derramada es mi culpa, cada lagrima derramada es culpa mía. Perdón, deseo remediarlo, alguien dígame como ¿qué debo sacrificar? lo que sea lo haré, solo quiero que se acabe que no sufran más. Quizá tomé una mala decisión, una muy egoísta y ahora debo pagar, el precio es un precio justo y debo pagar.