One-Shot

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Estaba en casa esperando a que ENTP regresará del trabajo, ya era algo tarde, pero conociéndolo era de esperarse. Incluso por la más mínima cosa era capaz de armarse un debate ahí mismo a media calle con cualquier persona.

Bárbaro el muchacho.

A veces, en mis snacks a las 4 AM me lo encontraba sentado frente a la computadora, casi sacándole fuego a las teclas; la mayoría de las veces peleándose con señoras provida. . .
Por supuesto que me le unía, doña no mame como que un feto es un bebé.
Pero bueno, cada quien.

Pensando que tardaría al menos otra media hora en llegar, si tenía suerte, decidí prepararme un café en la cocina. Ah, sí, bello café que ya no sé si es una adicción o simplemente un antojo saludable. . . eniweis.
En medio de mi café escuché como la puerta se abrió; crujió un poco, así como mis rodillas, y supe que ENTP finalmente estaba en casa.

—Ya llegué mi cuchurrumin —escuché que me dijo desde la entrada.

Este wey, cuando quiere se pone romántico, pero ah que apodos tan raros me pone. Igual está bien bonito, no les voy a mentir.

—Bienvenido a casa, amor —le dije.
—¿No me vas a decir algo más bonito? Algo como puchurrunguito, chikistrikis, don pitudo, bebesote. . . no sé, algo.
—Bueno, bienvenido pu-puchurrungito —. Ay no qué pena, ayuda.
—Ándale, así está mejor.

Mientras ENTP se quitaba el saco, me giré dándole la espalda para terminar de prepararme mi café. De repente, y antes de que pudiera echarle la poderosísima cofi meit sentí como un brazo fuerte y caliente me rodeaba la cintura.

Ay canijote.

—INFJ —susurró pegando su rostro contra mi nuca. Sentí como su respiración chocó caliente y húmeda contra mí. Sus labios rozaban la piel de mi nuca, y al hablar, la vibración de sus palabras mandó sensaciones eléctricas que recorrieron todo mi cuerpo.
—¿Sí? —la verdad que no supe de donde saqué un tono tan calmado para contestarle, entre la mano que apretaba la piel de mi cintura y las suaves respiraciones en mi nuca, poco me faltaba para que salieran sonidos no muy family friendly de mi boca.
—¿Sabes qué hora es? —me preguntó.
—¿Las nueve diez? —contesté un poco más calmado ante la pregunta tan casual que me hizo.
—No, mi INFJoyita, es hora de meterle el muñequito a la rosca.
—¿Cómo? Pero si ya pasó día de Reyes.
—No me entendiste, bombón, quiero decir que es hora de echar pata, de despeinar a la cotorra, de echar pasión para que me entiendas.

Antes de que pudiera reírme de las ocurrencias de mi novio otro brazo rodeó mi cintura, atrapándome por completo; y ahora, en vez de respirarme en la nuca, ENTP se fue directo a mi oreja en donde chupó mi lóbulo izquierdo con total descaro.

No falta decir que las corrientes eléctricas de placer que se desplazaban a lo más bajo de mi cuerpo comenzaban a hacerse más presentes, y habían empezado incluso desde que ENTP había entrado por aquella puerta.

Apenas habíamos podido llegar a la puerta de la habitación. Entre besos, mordidas y tropezones con los muebles de la sala, chances no faltaron de que nos hubiésemos caído al suelo. ENTP quitó sus manos de mi cintura, hizo que me girara y estando frente a él me tomó del rostro con ambas manos. Sus ojos perforaban los míos y me miraban como si lo que tuviesen enfrente fuera una mismísima obra de arte. Quise apartar la mirada de los ojos tan intensos que me devoraban, pero ENTP bajó una de sus manos a mi mentón y lo levantó para que mis ojos no tuvieran escapatoria alguna. Y ahí, mientras ambos nos mirábamos a los ojos, se inclinó un poco y me besó apasionadamente.

Los besos, si es que podían llamarse besos y no arranques violentos de pasión, eran caóticos y estaban llenos de un desenfreno característico de la lujuria. Sus labios chocaban contra los míos, se movían de un lado al otro y los envolvían en un ritmo sumamente delicioso. Nuestras lenguas se conectaron, danzando entre nuestras bocas; ENTP claramente liderando el ritmo de ellas. La temperatura de nuestros cuerpos comenzó a elevarse y sentía el efecto de nuestros besos por todo mi cuerpo, transformándose en descargas de puro placer. Nuestro intercambio era sucio, caliente y algo para nada inocente. Algo dentro de mí sentía pena al hacer esto con ENTP, pero la mayor parte de mi se sentía demasiado bien como hacerle caso. Cuando sentí que me faltaba el aire y que ya no podía respirar, ENTP se separó del beso, no sin antes morder mi labio inferior y guiñarme el ojo.

Esto es puro porno, perdón (ENTP x INFJ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora