Jaque

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En el ajedrez, se dice "Jaque" cuando el rey se encuentra amenazado: así se sentía Nash luego de que Shiroi no atendiera sus llamadas ni leyera sus mensajes, ya hacía varios días que no sabía de ella y no dejaban entrar a ninguna persona a la mansión Kumo principal, Bea no lo dejaría en paz hasta tener ese gran anillo en su dedo anular y él ya no estaba seguro de lo que quería; la Kumo lo fascinaba, pero Olivia luego de tantos años por fin le estaba dando la atención que él tanto anhelaba: no sabía a cuál elegir, Shiroi era la candidata perfecta para casarse y Bea era una arpía interesada, que al fin de cuentas seguía ocupando gran parte de su corazón aunque internamente sabía que no le convenía, su ego no le permitía tomar buenas decisiones y eso le carcomía la cabeza todas las noches.Debía solucionar las cosas cuanto antes y no tenía idea de cómo empezar a ordenar su vida.

-Nash bebé.-Bea susurraba dulcemente en su oído, ¿cómo una voz podría irritarlo tanto pero satisfacerlo al mismo tiempo?-Ya elegí mi vestido de bodas, para cuando me des el anillo.-Ella miraba su dedo anular derecho con entusiasmo y cinismo, con mucho gusto dejaría en la ruina a ese iluso.


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Shiroi dejó los brazos de Aomine con mucho pesar para volver a su rutina normal: necesitaba culminar con sus estudios y seguir administrando una empresa.De vez en cuando texteaba con Atsuchi, Shintaro, Taiga y Daiki para distraerse un momento, sin embargo un Kise "salvaje" había interrumpido de golpe en su oficina.

-Shiroicchi, vayamos por una pizza.-La visible confusión impregnada en el rostro de la albina no se quitó aún cuando comían unas rebanadas de pepperoni sentados en la amplia cama de Shiroi.

-¿Como demonios entraste?

-Corrí de todos tus guardias.-Las carcajadas no tardaron en salir, sí, estaba algo dolida, pero al dejar de lado los resentimientos de a poco conseguía un poco de paz y eso era justo lo que necesitaba en esos momentos.-Lo siento, Shiroicchi, por todo.La arrogancia se me subió en la peor situación, no puedo elegir a mis admiradoras por encima de una amiga.-Ella asintió con la cabeza, le creía: él era la persona que le subía la autoestima en sus tiempos de gloria y la ayudaba en todas sus bromas: también burló la seguridad de una de las zonas más seguras de la ciudad solo para verla, realmente sintió algo removerse en su interior y se sintió ligeramente feliz consigo misma por ser capaz de perdonar a los demás.


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¿Existiría alguna explicación lógica de cómo terminó siendo penetrada por el rubio que minutos atrás estaba disculpándose por haberse comportado como un idiota mientras hablaba por teléfono con Nash Gold?

-Necesito verte, siento que tenemos que hablar.-Al otro lado de la línea el Gold escuchaba jadeos y sonidos de golpes.-¿Está todo en orden, Shiroi? ¿Donde estás?

-No tengo...Nada de qué...Hablar...Umh...Contigo.-La respiración entrecortada ponía al estadounidense con los nervios a flor de piel.-Vendí el anillo...Por un dólar.-La risita antes de que la llamada fuese colgada fue la gota que colmó el vaso y él no pudo hacer mucho más que desquitarse con un enorme saco de boxeo.Se sintió humillado, realmente estaba en Jaque tras haber recibido un golpe tan bajo y le daba tanta rabia el saber las acciones que realizaba la Kumo: estaba obsesionado con Bea pero realmente quería a Shiroi para él, ninguno más aparte de él era digno de estar con ella, ¿y si le daba el maldito anillo a Bea pero se casaba con la albina? Es una pena que con la cabeza caliente no se pueda pensar correctamente.

Kanpeki•KnbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora