Una voz inaudible ━Encanto [Dolores x Mariano]

Un Pasado

❛❛Es la trama que el destino teje sin que nos demos cuenta, es la vida siguiendo su curso...❞

Dos niñas de no más de 6 años corrían por las calles del pueblo de Encanto. Ambas iban riendo pues la mayor de ellas creaba distintas flores preciosas por su camino.

Unos pasos detrás de ellas estaba escondido un niño de la misma edad. Observaba con detenimiento y un poco de enamoramiento los pétalos y flores que dejaba a su paso la más perfecta de los Madrigal, Isabela Madrigal.

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Cuando el par de primas llegaron a su destino el cual era la plaza del pueblo se pusieron a jugar cualquier cosa irrelevante hasta que se cansaron y se sentaron en una fuente que se encontraba ahí. Mientras Dolores movía delicadamente el agua cristalina con su mano para que el sonido la relajara y no la aturdiera comenzaron a charlar.

—Oye Dolores, ayer en la cena te vi un poco callada— comento Isabela.

—Ah sí... solo estaba triste— la pequeña rizada no volteó a mirarla.

—¿Porqué?— buscó su mirada la mayor.

—Aveces no me gusta mi don— soltó de repente —A la abuela tampoco le gustó, no la puedo ayudar como tú, aparte los niños del pueblo ya no me quieren hablar porque dicen que soy una chismosa.

—¿Qué? Pero eso no es cierto, tu don es muy útil, si ellos no te hablan pues son unos tontos, se pierden de alguien como tú. Por eso somos primas, seremos mejores amigas por siempre— Dolores por fin la miró con unos ojos cristalizados pero felices, ambas sabían que mientras se tuvieran una a la otra todo estaría bien.

—¡Si!, mejores amigas por siempre, mh— y sellaron esa promesa con un abrazo.

Isabela creo las flores favoritas de su prima y las colocó en su cabello. Pero Dolores notó como Isabela evadía lo que dijo sobre la abuela. Es porque era cierto.

Mariano quien al fin decidía salir de su escondite ya que las siguió por todo el pueblo se acercaba curioso.

—Hola— decía el chico muy tímido.

—Hola Mariano, ¿Cómo estuviste?— la chica con el don de oír todo lo saludaba con una mega sonrisa.

Dolores e Isabela conocían a Mariano por sus familias, los Guzmán y los Madrigal eran buenos amigos desde antes del nacimiento de los tres antes mencionados, era obvio que el trío crecerían juntos y era obvio que serían amigos desde antes de conocer el concepto de amigos.

Pero Dolores sentía por Mariano un amor genuino, como esos amores infantiles en los cuales te sientes feliz con solo jugar con él o ella.
Y Mariano sentía lo mismo pero hacía Isabela.

—Hola— contesto rápido pero sonriente —¿Como estás?— preguntó directamente a Isabela, lo cual la pequeña con un moño rojo en la cabeza notó enseguida, bajo ligeramente la cabeza.

En ese segundo se oyó la voz de su abuela llamándolas.

—Isabela, Dolores. Las estaba buscando, es hora de irnos mis niñas— la matriarca Madrigal abrazó a su nieta menor y beso en la mejilla a su nieta mayor mientras la toma de la mano.

—Abuelita estábamos ayudando al pueblo y después vinimos a jugar y aquí encontramos a Mariano.

—Que bien que ayudes al pueblo mi florecita, despídete de Mariano— la niña obedeció en seguida y se fueron de la mano juntas.

Cómo Alma Madrigal no había tomado de la mano a Dolores la dejó atrás lo cual la niña de rizos aprovecho para despedirse de Mariano con un abrazo sin ser vista. Después de unos cuantos pasos la adulta mayor recordó que faltaba su otra nieta y volteó atrás llamándola con voz normal gracias a que cor el don de Dolores la podría oír perfectamente.

Cómo siempre olvidándola.

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El mh en los diálogos de Dolores representan el sonidito tierno que ella hace.