—¡Camilo, detente!. —un pequeño chico de rizos más sueltos en comparación con el tercer Madrigal más joven, pide entre risas. Intenta sonar serio, pero falla por mucho por la falta de aire y las carcajadas que no puede detener. Camilo, su mejor amigo, no deja de hacerle cosquillas.
—Admite que has perdido. —Camilo Madrigal ordena también entre risas, contagiado por las carcajadas sin aire de su amigo.
—¡Está bien está bien! —acepta el chico en el piso. Están en la habitación de Camilo, en la parte mágica donde todo son espejos, pisos y paredes que cambian de color, tamaño y forma. Adora esa habitación, es tan inesperada como el mismo Camilo. —Tu ganas.
Dejando de hacerle cosquillas a su amigo, el cambia formas deja sus manos a los costados, quedando aún sobre él. Se queda viendo el rostro colorado de Sebastián, quien se esfuerza en calmar su respiración. Camilo quiere besarlo cuando le ve directamente a los ojos, pero no lo hace, sólo se queda allí viéndole.
—¿Qué? —Sebastián Hernández, el mejor amigo de Camilo desde que tenían tres, se le queda viendo con una pequeña sonrisa que contagia al otro adolescente.
—Nada. —Camilo sonríe enamorado de la pequeña sonrisa de Sebastián. Adora todo de él. Al comienzo, su valentía, aunque en realidad era bastante tímido cuando eran pequeños; también que siempre era su cómplice para las bromas, que siempre le escucha y que le acepta por quien realmente es. Entonces luego comenzó a notar los pequeños detalles, como la forma en que arruga su nariz, la manera en que cuenta las pecas en su cara cuando cree que está distraído; la manera en la que sonríe sólo para él y como le mira con sus ojos color avellana. —Sebastián... —cambiando su expresión a una más seria, Camilo se llena de valor para una confesión que había estado planeando decir desde hace un buen tiempo. Antes, no había estado seguro de ser tan audaz para revelar sus deseos, pero era momento. Pronto llegarían a la edad para que sus familias les buscarán matrimonio, y él no estaba dispuesto a darle a alguien más, lo que tanto quería.
Notando a Camilo tan serio, Sebastián pierde su sonrisa. Camilo siempre era bromas y sonrisas traviesas, pero cuando tomaba esa expresión tan formal, era por o para algo importante. Es cuando su corazón comienza a latir ante la expectación.
—Yo quiero-
Interrumpiendo el tenso momento entre ambos adolescentes, la habitación comienza a temblar. O más específico, la casa entera. Levantándose rápido, ambos chicos esperan a que pase, pero no parece ser algo superficial, así que compartiendo miradas de pánico, corren a la puerta. En el camino pueden ver como las paredes se agrietan y los espejos se rompen, cuando salen del cuarto notan que todo está desmoronandose. Ninguno entiende qué está pasado, pero es algo realmente grave.
Camilo y Sebastián se congelan ante la conmoción de ver a casita caerse en pedazos, pero reaccionan cuando alguien grita: "¡La vela!" Desde el piso de abajo. Enfocando la vista en lo mencionado, Camilo le da a su amigo una mirada rápida.
—Ve. —es todo lo que debe decir Sebastián para que el cambia formas corra a intentar alcanzar la vela y salvarla de caer y apagarse. Si eso ocurre ¿Qué pasará con ellos, con sus dones y con Encanto?
Camilo no quería dejar a Sebas a su suerte mientras todo se caía a pedazos, pero salvar la vela era algo crucial. Sin embargo, no logra alcanzarla. Antes de que pueda siquiera atrapar el borde del techo, su don desaparece y le devuelve a su apariencia original, haciéndole demasiado corto para conseguir agarrar la cornisa. Cae, pero es ayudado por casita para que la caída no sea tan fuerte. Termina al lado de Isabela, quién también había intentado llegar a la vela, pero como él, había perdido su don.
Mirado sus manos, Camilo ya comenzaba a sentirse diferente. Aunque su don parecía ser uno de los menos importantes, comparados con el de su tía Julieta o su prima Luisa, era parte de él. ¿Qué sería sin su don?
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"Confesión" | Camilo Madrigal. [BL]
FanfictionCamilo estaba por dar un gran paso en el peor momento para su familia. De tomas manera lo hace, sale bastante bien para la situación que enfrentan.