Capítulo 10

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June

—Vamos a empezar el examen, primero que todo escribid vuestro nombre en la esquina superior derecha —dijo nuestro el señor Miles mientras nos entregaba un folio en blanco a cada uno—. A quien pille mirando la hoja de alguno de sus compañeros le pongo un cero directo, mandándolo directo a recuperaciones, y se va a hacerle una visita al director —escuché a alguno de mis compañeros tragar saliva con fuerza, nerviosos por lo que iba a ser el examen.

No era como que este examen contara demasiado para nuestra nota final (tan solo un diez por ciento del total), pero no podía relajarme por ello. Tenía que sacar buenas marcas si quería pasar la asignatura con una nota decente.

Que mis padres no se encontraran en casa, y no pudiesen ver cómo me iba en los estudios, no era motivo para pasarme el curso vagueando, así lo habían dejado en claro ellos en la última llamada que hicimos en año nuevo, hacía ya casi tres semanas.

Según me contaron, incluso en las semanas de Navidad tenían demasiado trabajo y no tenían ni un segundo libre (ni siquiera para llamar más seguido a su única hija). No habían podido venir a celebrar esas fechas a casa conmigo, por lo que Minho y Felix me acogieron en su casa para, al menos, pasar las fiestas en compañía. A los padres de Minho no les importó, sino que parecieron felices de verme por allí.

La madre de Minho no solía estar mucho en casa debido a que también trabajaba en la ciudad, pero su padre solía quedarse en el salón viendo películas con nosotros cuando terminaba su jornada en la estación de policía. El señor Lee era el jefe de la estación y siempre solía estar ocupado patrullando la ciudad, pero cuando sacaba tiempo libre le encantaba pasarlo con nosotros.

La verdad, habían sido unas buenas vacaciones junto a ambos primos. Aunque hubiese deseado que mis padres dejaran de lado su trabajo por unas horas y me llamaran más seguido. Tampoco les pedía que vinieran en coche hasta el pueblo si no tenían tiempo, pero al menos que recordarán que tenían una hija.

—Tocaré cinco notas simples en el piano y luego tocaré otros cinco acordes dobles. Tenéis que apuntar en el papel que nota corresponde con cada sonido que escuchéis —volvió a su silla y cubrió el teclado del piano con una tela para que no hiciésemos trampa y viéramos que notas tocaba.

Era la primera vez que hacíamos un examen de este tipo.

Me habría gustado limpiarme bien las orejas antes de haber entrado en el aula. Estaba segura de que no iba a acertar la gran mayoría de ellas. Mi oído cada vez se parecía más al de una señora mayor y empezaba a dudar si debería comprarme ya un sonotone o esperar unos años más.

El profesor pulsó la primera nota y mi mente trato de procesar si eso había sido un "Do" o un "Mi" sostenido. Apunté la segunda nota, pues era la que más me sonaba. Sonaron cuatro notas más y mi cabeza se hizo un lio. Creo que incluso confundí un "Sol" con un "Re" de lo nerviosa que estaba y de la confusión mental que ya tenía.

Cuando pasamos a las notas dobles, eso sí que fue como meterse en un campo de guerra. ¿Quién era capaz de acertar todas esas notas sin equivocarse? Desde luego que nadie, dudaba incluso que, si le hacíamos este mismo examen al profesor, acertara la mayoría.

—Bien, dejad todos los bolígrafos azules y negros y coged uno rojo. Voy a poner las respuestas en la pizarra, a quien vea con un boli de un color diferente al que he dicho lo expulso de mi clase durante lo que queda de curso —dios mío. Las amenazas de este hombre cada vez llegaban a un nivel superior, no sabía si había elegido bien su carrera. Debería ser sargento con el dominio que tenía en su voz. Cambié de bolígrafo, rezando por al menos haber aprobado, aunque fuera con un cinco raspado—. Recordad que este examen solo cuenta un diez por ciento de vuestra nota final —nos recordó. Si aquellas palabras tenían el propósito de relajarme, lo consiguieron. Sentí como un gran peso abandonaba mis hombros.

Caminando entre lobos | Stray Kids | Primera parte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora