- ¿No te emociona volver a Seúl? -me pregunto ayudándome con las maletas-
- Para nada -dije guardando unas frituras en una mochila- solo estoy haciendo esto por el abuelo y por ella.
- Ya han pasado más de 4 años, ¿No crees que ya es tiempo? -me pregunto.
- No es a mi a quien tienes que decirle eso -le dije.
Termine de meter varias frituras y unas botellas de agua y jugó en la mochila.
- No has pensado ¿En qué se arrepintió? -me pregunto desde la sala.
- Ya es muy tarde, además si eso hubiera pasado no estuviéramos cómo estamos ahora -le respondí.
Llegue a la sala y lo vi sentado en el sofá, escuchamos unos pequeños pasos correr hacia nuestra dirrección y sabíamos perfectamente de quién se trataba, al llegar salto arriba de el.
- ¡Tío Kai! -grito feliz.
- Hola pequeña -la sentó en su regazo.
Me cruce de brazos fingiendo estar molesta. Tosi falsamente haciéndo que los dos me mirarán
- ¡Mami! -exclamo feliz.
Bajo del regazo de Kai y me abrazo, la tome en brazos cargándola.
- ¿Estás feliz cariño? -le pregunte sonriendo.
- Si, lo estoy mami, estoy muy feliz -me sonrió.
- Bien ya tenemos que irnos -dijo Kai levantandose del sofá- Las maletas ya están en el auto, vámonos.
El tomo la mochila que anteriormente tenía yo, salimos de la casa, el cerro la puerta y entramos al auto.
Mi pequeña la sente en los asientos de atrás, claro con su cinturón de seguridad para protegerla. Kai se estaba en el asintio de piloto y yo a su lado.
El empezó a conducir mientras yo miraba por la ventana y mi pequeña estaba mirando caricaturas en mi celular con unos auriculares puestos.
Como me costaba dejar Busan. Llevo más de 4 años aquí en Busan y ahora me toca irme. Solo vuelvo a Seúl por el abuelo, por nada más.
Se que hay formas más rápidas para poder llegar a Seúl que en auto, como en avión pero mi niña aún está muy pequeña y se la miedo, haci que por ahora será en auto.
- Extrañaras Busan ¿Verdad? -me pregunto Kai sin quitar la mirada del caminó.
- Y mucho -le respondí.
- Mami -me llamó.
Voltee a verla.
- ¿Que pasa? -le pregunte.
- Mami te llaman -me entrego el celular- tengo sed mami.
Tome el celular para ver de quién se trataba, le entregué un jugo a mi niña. Y conteste la llamada.
- Hola -dije.
- ¿Ya vienen? -me pregunto.
- Si, ya vamos en camino.
- Se quedarán aqui en mi casa -dijo.
- No es necesario, podemos quedarnos en un departamento.
- T/n -dijo mi nombre- ven y quédate aquí con ella y también tu amigo, por favor -me pidió.
- Bien, adiós.
- Adiós.
Corte la llamada y voltee a ver a mi niña la cual estaba dormida.
- Está cansada -dijo.
