C U A T R O | G O L P E S

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«No era atractiva, pero si era hermosa y me gustaba el tacto de sus manos sobre mi piel»

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«No era atractiva, pero si era hermosa y me gustaba el tacto de sus manos sobre mi piel».

Gato.

Nos dirigimos hacia el ascensor, bajando hasta el sótano de aquel edificio ilegal y al ver tanto a Gato como al guardián del lugar, tan altos que me obligaban a estirar el cuello para mirarlos.

A medida que bajábamos, podía notar la testosterona que desprendía Gato y me imaginaba que sería por el combate, porque en el cuarto era algo diferente.

No pude evitar mirarle la espalda a ese hombre que tenía que sonsacarle información y muchas cicatrices adornaban su piel, desde sus hombros hasta en la parte final de su espalda. Entrecerré los ojos al ver que aquellas cicatrices no podían haber sido producidas por golpes en el boxeo, sino por latigazos y un estremecimiento al verlo se incremento en mi interior.

Tragué saliva y, cuando la puerta del ascensor se abrió, nos encontrábamos en el sótano, y el lugar se tornó más siniestro de lo que me imaginaba. Más que el bar que estaba bajo aquellos balcones del edificio. Este sitio esta cubierto por lunes de neón rojas, llena de personas con ganas de boxeo.

La música de Led Zeppelin sonaba muy fuerte, en ese sitio y demasiadas personas, alocadas al ver a Gato, comenzaron a aplaudirle nada más tenerle cerca y otras seguían el ritmo de la canción.

Agarré mi falda con fuerzas mientras notaba como, al caminar, los hombres se quedaban mirando para mí con esa mirada asquerosa. Podría poner en práctica todas las clases de artes marciales que me había enseñado mi antiguo entrenador, pero el objetivo era no levantar sospechas.

Observé una lona en el centro del sótano, en el cual Gato y el guardián se dirigían, cuando escuché la voz de un hombre a mis espaldas.

—Guapa, ¿nos vemos en el baño del bar? —preguntó uno de los hombres, también tatuados y con el cabello largo, guiñándome un ojo.

Arrugué mi frente al mostrar mi descontento por ese comentario y Gato se giró para mirarme, sonriendo de una forma chulesca, para luego acercarse a mi oído y decirme;

—Creo que te vendría bien follar un poco, felina.

Lo observé con enfado y él negó con la cabeza, pareciendo que le hacía gracia todo de mí.

El guardián me miraba y, en unos segundos, se acercó a mí para decirme;

—Te aconsejo que tomes el poder en todo. Te irá mejor en este lugar y los hombres caerán a tus pies... Y creo que tu eres muy fuerte —respondió y se marchó antes de poder contestarle.

Fue ahí que, al girarme, mi vista se paralizó en un hombre que se encontraba apoyado en una de las columnas llenas de grafitis del sótano. Llevaba una camiseta de tiras, dejando ver su tonificado cuerpo, y un tatuaje por todo el brazo izquierdo. Un hombre rubio, con unos ojos azules que hipnotizaban, me observaron a lo lejos y me echaron la vista hacia mi cuerpo, al igual que yo lo hacía con él.

GATO: Deséalo y perderás [+18] ✔️ (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora