ɴᴇᴘᴏ ʙᴀʙʏ [ᴘᴀʀᴋ ᴊᴏɴɢꜱᴇᴏɴɢ | ᴊᴀʏ]

4

— Dios, me duele horrible la cabeza. Michelle, ¿tienes pastillas? —dijo Eliza en voz baja cuando despertó pero como no recibió respuesta volteó y vio a Jay dormido— Oh no...

La chica volteó a su alrededor y vio que no estaba en su habitación así que supuso que estaba en la habitación de Jay. Suspiró e intentó levantarse sin despertar al chico pero no funcionó.

— ¿Hace cuanto despertaste? —preguntó Jay

— Acabo de despertar. ¿Dónde está el baño?

— La puerta de la derecha.

— Gracias

Mientras Eliza estaba en el baño Jay fue por un vaso de agua y pastillas para el dolor de cabeza y después habló con Michelle para avisarle que su amiga ya había despertado. La rubia por su parte estaba tratando de averiguar si había hecho algo con Jay la noche anterior pero realmente no tenía manera de saber así que pensó que sería mejor preguntarle.

— En la mesa hay pastillas, tómate dos y todo el vaso de agua. —dijo Jay al ver a Eliza saliendo del baño.

— Si, gracias.

— En un rato vamos a ir con Michelle y después vamos a dejarlas a tu casa.

— Ay no, no le dije nada a mi mamá. Me va a matar.

— Michelle te cubrió, le mandó un mensaje a tu mamá diciendo que te ibas a quedar con ella porque ya era tarde y no querían irse solas.

— Ohh, okay.

— ¿Quieres desayunar?

— Si, claro.

Mientras Jay buscaba algunas cosas para preparar el desayuno Eliza estaba tratando de recordar qué había pasado la noche anterior ya que sólo recordaba fragmentos de la fiesta y después todo estaba en blanco.

— ¿Cómo estuvo la fiesta? —preguntó la chica yendo junto a Jay para ayudarlo

— Fue divertido, creo que te la pasaste bien excepto por la parte en la que lloraste porque estabas jugando con una hormiga y la aplastaste por accidente. —dijo haciendo reír a la chica

— ¿Hice alguna otra cosa vergonzosa?

— Insististe casi todo el camino en ir a nadar y hacer otras cosas.

— Ohh, ya. —dijo la chica asintiendo y después hubo un silencio incómodo

— Sabes, mejor hay que desayunar afuera.

— Si, está bien.

Fueron a desayunar a un restaurante que estaba en el edificio de al lado y después fueron a recoger a Michelle a una plaza.

— ¿Cómo se la pasaron?

— Bien, creó. La verdad es que no me acuerdo de muchas cosas.

— Era de esperarse, Jay me llamó diciendo que ni siquiera podías caminar.

— ¿Es en serio?

— Si —dijo su amiga asintiendo— Recuerdo la última vez que te pusiste así, me pediste matrimonio con un anillo de plástico que te encontraste en el piso.

— Ni me lo recuerdes —dijo la rubia sonriendo

— ¿Entonces nos vamos a tu casa?

— Si, Jay está en el baño. No debe tardar.

— ¿Cómo es su departamento? Quiero saber.

— Resulta que vive en un penthouse.

— No inventes...